Grecia, de nuevo sobre el tapete
Sin embargo, han surgido posiciones favorables respecto a flexibilizar algunas condiciones de los rescates.
En 2010, primero, y posteriormente en 2012, Grecia recibió planes de rescate por un total de 240.000 millones de euros ($us 290.000 millones), debido al elevado déficit fiscal que enfrentaba, que alcanzó el 13,60% del PIB en la gestión 2009, y a la también elevada deuda pública, que alcanzó el 140% del PIB en 2011.
Semejantes cifras y la evidencia de que Grecia no podría dar cumplimiento a sus obligaciones generaron un clima de desconfianza internacional, que obligó al Fondo Monetario Internacional, al Banco Central Europeo y a la Comisión Europea (la troika) a elaborar e implementar ambos planes de rescate. Cabe mencionar que el segundo rescate, además de recursos frescos, comprendió el recambio voluntario de bonos públicos griegos por nuevos bonos por un monto menor, a mayores plazos y menores tasas de interés (lo que implicó una quita del 70%).
Para recibir ambos rescates, el Gobierno griego tuvo que implementar severos ajustes a fin de reducir el déficit fiscal. Entre ellos, redujo el salario mínimo, las pensiones de jubilación y el número de funcionarios públicos; subió impuestos y se comprometió también a privatizar empresas públicas. Como consecuencia de estos ajustes, entre 2010 y 2013 el PIB de Grecia se contrajo en 25% y el déficit fiscal se redujo. Para 2014 se espera que Grecia genere un superávit primario (excluyendo los intereses de la deuda pública) y que su PIB crezca levemente por primera vez en cinco años. Sin embargo, el nivel de desempleo se encuentra en torno al 26% y su deuda pública se ha elevado al 185% de su PIB. Grecia tiene posibilidades de extender su rescate por hasta 31.000 millones de euros adicionales ($us 37.500 millones) hasta el 28 de febrero.
A fines de enero, el partido izquierdista Syriza, con un discurso antiausteridad, ganó las elecciones presidenciales griegas; y con el apoyo de un partido de derecha conservador, su líder, Alexis Tsipras, asumió el poder. El discurso antiausteridad y la intención manifestada por el nuevo primer ministro griego de renegociar las condiciones de los rescates recibidos por Grecia, así como la negativa de extender el rescate para no tener que cumplir las exigencias del mismo, han generado un nuevo clima de desconfianza en la eurozona, que incluso han llevado a plantear la posibilidad de que Grecia se retire. El tema es que el país heleno tiene vencimientos de sus deudas en los próximos meses, y si no hace uso de la extensión del rescate, podría incumplirlas.
Tsipras, a poco de asumir el poder, ha realizado una gira por los principales países de la eurozona a fin de conseguir apoyo para sus propuestas, pero la respuesta generalizada ha sido que Grecia debe cumplir los compromisos asumidos. Sin embargo, han surgido posiciones favorables respecto a flexibilizar algunas condiciones de los rescates. Al parecer, la intención inicial del nuevo Gobierno griego es obtener recursos para hacer frente a las obligaciones de próximo vencimiento y así ganar tiempo para renegociar posteriormente y sin presiones con todos los acreedores. Al concluir la presente columna se está por realizar una reunión de los jefes de Estado de los países de la Unión Europea, convocada especialmente para considerar las propuestas del nuevo Gobierno heleno. Si bien no se espera que en esta reunión se tomen determinaciones, el comportamiento futuro de los mercados puede verse afectado por las posiciones e intenciones que los distintos mandatarios manifiesten para tratar dichas propuestas.
Es analista económico y financiero.