En la paz del Señor y confortada con los auxilios de la UDP ha dejado de existir la que en vida fue: Sra. Esperanza Pueblo de Democracia; el esposo: Hernán Siles Zuazo; los hermanos políticos: MIR, PC, MNRI; hijos ausentes: Arce Gómez, García Meza, aumento de sueldo, pan de cinco $b, leche de vaca, control de precios; hijos presentes: Roberto Suárez Gómez, Mario Roncal, alza de vida, especulación, mercado paralelo, Grandeza Alba y Desgracia de Baldelomar; los nietos: necesidades urgentes, recuperación económica y demás familiares invitan a: obreros, empleados mineros, amas de casa, sindicato de librecambistas, asociación de narcotraficantes, estudiantes y al pueblo en general a la traslación de sus restos mortales, desde la casa monetaria (Palacio Quemado) al cementerio donde enterramos todas nuestras esperanzas (Congreso) y ruegan a ustedes elevar las siguientes plegarias por el eterno descanso de su alma: Padre nuestro Hernán Siles Zuazo que estás en La Paz, hablando y hablando hágase tu voluntad y no la del MNRI, en la UDP como en el gobierno, danos el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy con el precio de ayer, venga a nosotros la carne, el aceite, la harina incautada a los narcos, los medicamentos, la materia prima para la elaboración de la cocaína, aumente el presupuesto, el salario mínimo vital móvil sin que aumente el costo de vida, perdona nuestras deudas en dólares, como también nosotros perdonamos a los que nos robaron, no nos dejes caer en tentación de hacernos pichicateros o ministros para poder comer, líbranos de un nuevo golpe de Estado. Amén…  Creo en la UDP toda poderosa creadora de tregua social, dueña y señora de la República de Bolivia y en el Hernán Siles Zuazo, su único hijo, quien, concebido por obra y gracia de un mono que nació antes de Simón Bolívar, padeció bajo el poder de García Meza, fue perseguido pero no encontrado, disfrazado de chola escapó al exilio, al segundo año resucitó a cachetadas y está sentado a la derecha de la UDP, desde ahí ha de venir a juzgar a los vivos y a condenar a los sonsos, creo también en Roberto Suárez Gómez para que pague nuestras deuditas y nos mande pan de arroz por lo menos, la resurrección económica y la miserable vida. Amén”.

El anterior aviso necrológico y las posteriores oraciones le pertenecen a David Terrazas Lobo. No están datadas, pero es fácil suponer que fueron compuestas al momento en que el país retornó a la vida democrática. Con algunos grises, en esta escala de blancos y negros, es fácil darse cuenta que muchas cosas no han cambiado y seguimos pidiendo por lo mismo; es decir, por llenar el estómago, porque no suba el costo de la vida y por otras cuestiones domésticas. Otras ya no figuran, como los golpes de Estado, ciertos famosos personajes vinculados con la “blanca” y algunos políticos que pasaron a mejor vida.

Lo impresionante de este asunto es que los ruegos siguen un mismo tenor, lo que me da para pensar que nuestra memoria es similar a la de un colibrí: breve, inquieta y que no recuerda que ya ha pasado muchas veces por la misma flor; y si bien no soy experta en estas aves, hago uso de la analogía para reflexionar respecto al tiempo político que estamos viviendo.

Las flores son la enorme cantidad de promesas y ofertas electoralistas que tan solo buscan carne de urna para posteriormente ganar un puesto en el Concejo Municipal o la silla edilicia. Nosotros acudimos a las flores, les creemos y luego vemos cómo las ciudades caen en la de-sidia, en el maquillaje facilongo de calles y avenidas y en la construcción trucha de hospitales y escuelitas. Ojalá que de aquí a algunos años no aparezcan otras oraciones a lo Terrazas Lobo, pidiendo la redención de pueblos y ciudades que han caído en las garras de ciertos políticos oportunistas.