Cartas orgánicas
Sin las cartas orgánicas los municipios no pueden ejercer a plenitud sus competencias.
Semanas atrás, cuando comenzó el trabajo del Concejo Municipal recientemente electo, su flamante presidente anunció que las dos prioridades para este año serían la aprobación de la carta orgánica del municipio y referendos sobre límites en caso de no llegar a acuerdos con los municipios vecinos que desean ampliar su jurisdicción a costa de la que pertenece a La Paz.
De las dos tareas, la que menos conflicto debería producir es la primera. El propio vicepresidente del órgano edil, representante opositor en el contexto del gobierno local, coincidió en la urgencia de contar con ese instrumento normativo fundamental para el ejercicio de la autonomía municipal, hasta ahora casi reducida a una palabra en el nombre de la Alcaldía paceña.
Hasta donde se sabe, la carta orgánica para el Gobierno Autónomo Municipal de La Paz fue elaborada en un extenso proceso que concluyó en 2010 y contó con la activa participación de las llamadas “fuerzas vivas” de la sociedad paceña. Sin embargo, nunca llegó a la fase de divulgación pública previa al referéndum aprobatorio. Sin la carta, el municipio paceño no puede ejercer a plenitud las 43 competencias exclusivas que le confiere la Constitución Política del Estado, a pesar de los muchos avances normativos que se han producido en los últimos años, que incluyen leyes tales como la de Juventudes y la de Tráfico y Transporte.
Según el Legislativo municipal, el retraso de un lustro en la divulgación y aprobación de la carta orgánica se debe a las rencillas políticas de la anterior gestión, cuando el MSM y el MAS estaban empatados en el Concejo Municipal, dependiendo la resolución del “voto de oro”, que entonces pertenecía al presidente del Concejo, Omar Rocha, quien pese a haber sido expulsado del partido político por el que postuló, logró conservar el puesto por varios años, y hasta se convirtió en alcalde interino, dejando un triste recuerdo de su gestión en ambas instancias.
Con todo, los municipios que cuentan con sus cartas orgánicas concluidas y listas para la aprobación popular son una notable minoría en todo el país, y en la lista, a excepción de La Paz, no figuran las principales capitales. Tampoco el gobierno local de El Alto, que tal vez no habría tenido el penoso conflicto con las juntas vecinales de haber contado con una carta orgánica en la que se especifique las atribuciones que tiene el control social, hoy por hoy venido a menos debido a que las dirigencias han confundido su papel, tal vez debido a las dádivas que recibieron de anteriores administraciones.
Es, pues, urgente que los gobiernos municipales, comenzando por el paceño, recuperen el tiempo perdido y cuenten de una vez con sus cartas orgánicas, paso imprescindible para ejercer la autonomía, caro anhelo que hasta hoy no deja de ser una promesa.