La demanda de los enfermos de cáncer
En lugar de construir canchas sintéticas se deberían comprar equipos para enfrentar el cáncer
Las y los pacientes que padecen cáncer iniciaron desde hace varios días diversas acciones de protesta, desde una vigilia en las dependencias del Hospital de Clínicas hasta autoencierros, más conocidos como “tapiados”, en un recinto del hospital citado. En su gran mayoría son mujeres vestidas de negro con rostros de impotencia que, simulando un velorio, demandan a las autoridades nacionales y departamentales de salud una mejor atención y la compra de equipos, entre otros, un acelerador lineal, para el tratamiento de su enfermedad.
Según información de la prensa, en Bolivia solo existen siete equipos para el tratamiento contra el cáncer: dos aceleradores lineales y cinco bombas de cobalto, cuya tecnología data de hace más de 50 años, y que son utilizados en el sistema público y la seguridad social. También hay carencia de médicos especializados. El presidente del Colegio Médico de La Paz indicó que en el país existen solo 22 especialistas calificados, algunos con una subespecialidad en Oncología de la Radiación, Quirúrgica, Clínica, Pediátrica y Hematología.
Según señala la representante de los enfermos de cáncer, la causa principal para asumir medidas de presión fue porque no lograron una respuesta satisfactoria del actual Gobernador respecto a la compra de un acelerador lineal y la construcción de un búnker donde funcione la Unidad de Radioterapia del Hospital de Clínicas, ambos necesarios para paliar en algo la difícil situación en la que viven. Asimismo, declaró que la organización a la que representa cuenta con 2.800 miembros, y que cada día se inscriben en promedio 20 nuevos integrantes; sin embargo, en el último mes tuvieron que lamentar la muerte de cerca de 60 personas. Además, contó que varias familias venden todos sus bienes para curar a sus seres queridos, pese a que la máquina obsoleta y los fármacos no garantizan la curación. Por ejemplo, dijo que “para la quimioterapia debemos comprar medicamentos que cuestan desde 200 hasta 25.000 bolivianos, y las radioterapias con la bomba de cobalto cuestan 3.500 bolivianos. El tratamiento con el acelerador lineal en el centro privado es de 5.000 dólares, que es imposible de pagar para nosotros”.
Toda esta demanda busca apostar por la vida y con muy poco apoyo del Estado Plurinacional. El llanto y la desesperación de las y los protagonistas me hicieron recuerdo al drama que viví hace varios años atrás, cuando mi querida madre contrajo esta enfermedad. Recuerdo el trámite burocrático de transferencia de la Caja Ferroviaria al Hospital Obrero. En este centro era (y aún es) una odisea conseguir fichas para la consulta y el tratamiento con rayos de cobalto. Han pasado años y veo que no ha cambiado ese aparato burocrático de atención. Más bien el número de afectados se ha incrementado (ahora es casi normal que niños y niñas padezcan de cáncer); y a la vez ha empeorado la carencia de aparatos para tratar el cáncer, así como los tratamientos para disminuir el dolor que causa esta enfermedad. ¡Qué lamentable situación! Por la masificación de esta dolencia, el tratamiento del cáncer debería ser declarado un asunto de emergencia nacional, con atención gratuita para todos los enfermos, como parte de las políticas públicas de salud para el “Vivir bien”.
Es hora de dejar de construir canchas sintéticas y de apoyar al fútbol o competencias como el Dakar; es preciso construir más hospitales y comprar más equipos de última generación para enfrentar el mal del siglo XXI: el cáncer. Mi solidaridad y mis respetos a esas valerosas ciudadanas y ciudadanos que luchan para que mañana tengamos una mejor atención. Kansir usuxa wali qulqitakiwa, wali t’aqhisiñawa jach’a ustitalinakanxa.