No son tan fanáticos los musulmanes
A los partidarios occidentales de la guerra les conviene que haya fanáticos musulmanes
Existen —está claro— musulmanes muy fanáticos, solo porque les conviene. Y también les conviene que existan estos fanáticos a los partidarios occidentales de la guerra —traficantes de armas, mercenarios, etcétera— que se benefician con los conflictos que ayudan a crear.
Más de 4 millones de sirios huyeron desde el comienzo de la guerra civil, en 2011. En lo que va del año, Berlín recibió más de 1.000 menores no acompañados, según Save The Children. En Suecia calculan que cada semana llegan en promedio 700 niños “huérfanos”. Al final de 2014, tan solo en Alemania había 17.000 niños y adolescentes refugiados sin familiares.
“Hecha la ley, hecha la trampa” dice el refrán que desenmascara el hecho de que los gobiernos fabrican “leyes” con el fin de crear delincuentes. Así, la imposibilidad de entrar “legalmente” a Europa ha introducido a los “traficantes” que les consiguen a las personas lo que los Estados les niegan. Por caso, un adolescente eritreo de 16 años contó a Save The Children cómo los traficantes lo obligaron a trabajar en un campo en Libia para pagar su pasaje, donde le pegaban y le rompieron un brazo.
Aunque abrieron sus puertas a los kuwaitíes cuando Husein invadió el emirato en 1991, las ricas monarquías del Golfo —propagadoras del fanatismo islámico como Arabia Saudí (que tiene una Policía religiosa más violenta que la Inquisición)— casi no reciben refugiados musulmanes, demostrando que son fanáticos del islamismo solo cuando les conviene. Dicho sea de paso, si los torpes políticos de Occidente no hubieran atacado Irak y Libia, el panorama sería hoy más pacífico, y sus tiranos —Sadam Husein y Muamar Gadafi— hubieran caído por su propio peso.
Los países del Consejo de Cooperación del Golfo (Arabia Saudita, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Omán y Qatar) gastaron para Siria cerca de $us 500 millones, poco comparado con su capacidad. Pero cuando los refugiados salen de los campos de acogida en el Líbano, Jordania y Turquía, van sobre todo a Europa, demostrando que no son fanáticos y que prefieren la cultura Occidental.
En una prueba más de su dislocación síquica con la realidad, “Llamamos a los musulmanes (…) a realizar la hégira (emigración) al Estado Islámico”, dijo el líder de la zona de donde más huyen, las regiones ocupadas por ISIS. Eso sí, Qatar y Arabia Saudita cuentan con una enorme cantidad de extranjeros, principalmente de India y Asia Central, pero musulmanes (…) no gracias.
Miles de europeos dan muestras de solidaridad con los refugiados, aun cuando el desempleo en la Unión Europea roza las 23 millones de personas. Desempleo que no es natural (hay muchas viviendas, escuelas, hospitales, etc. para hacer), sino creado por el Estado de “bienestar” al imponer “leyes” como la del salario mínimo, que impide que trabajen —“legalmente”— los que ganarían menos.
Irónicamente, según algunos estudios, la Unión Europea necesitará en las próximas tres décadas sumar 50 millones de trabajadores —que paguen impuestos (…) obvio— para sostener sus sistemas sociales. Y sin inmigración, la población europea descendería. Los 365.000 refugiados que han arribado en lo que va del año a la UE equivalen al 0,06% de la población local, tienen una tasa de emprendimiento empresarial mayor y cometen menos crímenes. Además, no generan desempleo: el Reino Unido incorporó desde 2004 más de un millón de polacos mientras se redujo el desempleo y subió el salario medio.