Nobel de Economía
Deaton ha demostrado que después de cierto nivel de ingreso, el dinero no compra la felicidad.
El investigador escocés Angus Deaton fue galardonado con el Premio Nobel en Economía 2015. Su principal contribución a la ciencia surge a partir de tres interrogantes: ¿cómo distribuyen los consumidores su renta entre los diferentes bienes y servicios?, ¿cuánto se ahorra y cuánto se gasta en una sociedad? y ¿cuál es la mejor manera de medir la pobreza y el bienestar?
El aporte de Deaton tiene una amplia aplicación en el espectro de las ramas económicas y sociales, principalmente en cuanto a la medición del bienestar. El fundamento de su análisis destaca que las decisiones individuales y los patrones de comportamiento de los individuos, en cuanto al consumo y ahorro, dependen del precio de los bienes y servicios, además de los ingresos del consumidor.
En efecto, sus investigaciones demostraron que el análisis de los datos individuales de ingresos y consumo resulta fundamental para explicar los patrones que luego se perciben en las cifras macroeconómicas que a su vez permiten formular una teoría respecto a la formación de capital y las magnitudes de los ciclos empresariales. El reciente Nobel señala en sus múltiples trabajos que el excesivo consumo antes que el ahorro genera una mayor extracción del excedente de los consumidores. El resultado, muchos ricos y millones de pobres.
Uno de los principales argumentos de la Real Academia Sueca de Ciencias (organización responsable de elegir a los ganadores del Nobel en Economía) para premiar a Deaton fue el aporte que sus estudios han proporcionado para mejorar las opciones de consumo individuales y que deben ser entendidas antes de formular políticas económicas que promuevan el bienestar y la reducción de la pobreza. Asimismo, los miembros de la Academia destacaron su método para vincular las opciones individuales con los resultados agregados, y porque sus investigaciones han ayudado a transformar los campos de la macroeconomía, microeconomía y la economía del desarrollo.
Los estudios del profesor de Princeton han demostrado que el crecimiento económico y el bienestar no necesariamente van aparejados; por tanto, es posible tener elevadas tasas de crecimiento y no mejorar el bienestar en la misma medida, acrecentando por el contrario la desigualdad; y, en sentido inverso, es posible mejorar las condiciones de vida de los sectores en extrema pobreza aun en ausencia de crecimiento.
A la luz de esta contribución, sería deseable que algunos de los responsables de la medición de la pobreza en Bolivia accedan a los estudios y manuales de Deaton para medir y analizar información económica en los hogares. Con ello evitarían conclusiones apresuradas y carentes de rigor científico. Finalmente, el pensamiento que comparte Angus Deaton es que después de cierto nivel de ingreso, el dinero no compra la felicidad, solo incrementa la satisfacción de vida.