Pensar y actuar desde el sur
De los ejemplos que se dieron, una buena parte fue haciendo alusión a la experiencia boliviana
En pasados días tuve la oportunidad de estar nuevamente en México para participar del XXXVII Coloquio de antropología e historia organizado por el Colegio de Michoacán, bajo el título de Pensar y actuar desde el sur. Evento que se realizó en las instalaciones del Colmich, en el municipio de Zamora del estado de Michoacán.
Después de un largo y cansador viaje, uno se pregunta: ¿por qué siempre tenemos que hacer alguna escala, esta vez fue en Lima, y no hay vuelos directos a la ciudad de México? El título del coloquio es sumamente llamativo e incluso el afiche del evento tiene el fondo de la wiphala que cada vez se internacionaliza. Lo más importante del evento fue compartir las experiencias de invitados de Brasil, Bolivia, Estados Unidos, España, Canadá, Ecuador, Guatemala, Colombia, Chile y por supuesto representantes de diferentes regiones de Estados Unidos de México, como Chiapas, Oaxaca, pero también de académicos y académicas de algunas universidades o de formación superior.
Está claro que la frase “desde el sur” se refiere más que a la región geográfica, a una propuesta de reconstruir un pensamiento propio desde nuestros países y desde nuestras diversas experiencias.
El coloquio mostró diversas prácticas contrahegemónicas de conocimiento y práctica social, económica, cultural, ambiental y política, diferentes a lo que se ha venido tratando como conocimiento occidental o universal. Entre algunos de los temas abordados podemos citar cómo repensar el desarrollo o reimaginar la modernidad de otra manera, cómo se da la relación entre naturaleza y humanidad, cómo descolonizar la historia o apostar por una historia pluriversa, las propuestas alternativas desde los diversos movimientos sociales en la actualidad, o cómo observar y mirar desde los documentales o fotografías de nuestros países. El tratamiento del Estado no ha estado ausente, cómo refundar o construir con sus ciudadanías diversas incluyendo el reconocimiento de nuevas territorialidades en el contexto urbano y rural, en fin, fueron algunos de los temas abordados y discutidos en las tres jornadas nutridas de muchos estudiantes interesados.
Me llamó la atención la presencia de representantes indígenas (kaqchikel, kichua, aymara, yaqui, zapoteco, cheran, tzotzil), sea como académicos de universidades o de organizaciones sociales. Lo más importante de esta presencia es la experiencia y también los planteamientos de carácter teórico en el sentido de pensar desde el sur como se ha planteado y, en este caso, desde las raíces más profundas de nuestros pueblos ancestrales. Es importante mencionar que de los muchos ejemplos que se dieron, una buena parte fue haciendo alusión a la experiencia boliviana, que a pesar de sus contradicciones internas, sigue interesando y está siendo seguida con mucho entusiasmo por hermanos y hermanas de los países nombrados. En medio hubo algunos nervios, pues el huracán Patricia se acercaba para tocar tierra y se creía que iba causar grandes destrozos. Aunque los organizadores nos decían que estábamos lejos del huracán, sentimos algo de sus efectos secundarios, como una lluvia torrencial para la que no sirven ni los paraguas más grandes.
Lo que sí admiro de los espacios académicos mexicanos es la excelente infraestructura con la que cuentan, desde una buena biblioteca hasta un acogedor teatro como el de Colmich, que está pensado para que todos y todas puedan asistir al evento, incluidas las personas con capacidades especiales; además de una buena iluminación preventiva cuando hay proyección de videos. Wasipantiwa Jach’a Mixiku markaru purt’awaytana. Samura, Michoacán uka uraqiru purt’awaytana aymarakan qhichwakan lurawinakapa parlt’iri, yatïri sartana. ¡jallalla!