DiCaprio y los indígenas
‘El Renacido’ es una aventura épica sobre la supervivencia y el extraordinario poder del espíritu humano
En el afán de liberarnos de cualquier tipo de mesianismo, es necesario expresar con claridad que ni el blanco incuba toda la maldad ni los indígenas toda la bondad del planeta, y que son los procesos políticos y sociales con afán dominante los que deshumanizan a las etnias de la tierra. Ese mensaje deja traslucir el filme El Renacido (The Revenant), protagonizado por el actor estadounidense Leonardo DiCaprio, bajo la dirección del mexicano Alejandro Gonzales Iñárritu.
En la película un blanco es criado en el seno de una tribu, y en esa inédita experiencia aprende a recibir amor de indios y dar amor como blanco. Eso queda patentizado cuando su hijo indio es asesinado por la codicia de un despiadado traficante de pieles. A momentos existe la tentación de señalar que determinadas naciones están destinadas a salvar a la humanidad, cuando otras tienen la misión de acabar con la vida en la tierra. Ese reduccionismo lleva a demonizar todo lo norteamericano o europeo y a santificar todo lo que está fuera de esos confines; etnocentrismo que impulsa a olvidar que la moral humana no es una cuestión del color de la piel.
En lugar de partir las aguas entre humanos de distinto pelaje, es necesario tomar en cuenta que las presiones para que se imponga el respeto a los pueblos y sus culturas es una lucha planetaria, que no excluye a lo que está aconteciendo actualmente en Estados Unidos. Cineastas, actores, escritores, artistas y ciudadanos de la más diversa condición están empujando una corriente altermundista encaminada a frenar las insaciables pretensiones de corporaciones transnacionales norteamericanas y europeas empeñadas en explotar los recursos naturales del planeta, destruyendo así nuestro vivir.
Es preciso anotar que, aunque con cierta modestia, Gonzales Iñárritu y Leonardo DiCaprio alientan con este último filme la lucha que enfrentan a una escala mayor Noam Chomsky, Danny Glober, Robert Redford, Michael Moore, Susan Sontag, James Petras y otros estadounidenses cuyo nombre no es muy difundido —precisamente— por la fuerza de las corporaciones mediáticas.
“Quiero compartir este premio con los primeros pobladores representados en esta cinta y con las comunidades indígenas de todo el mundo”, indicó DiCaprio al recibir un premio por la cinta. “Es hora de reconocer vuestra historia y de proteger vuestras tierras de los intereses corporativos y de quienes quieren explotarlas”, remató. En El Renacido, el actor estadounidense se circunscribe en una fuerte historia de heroísmo, odio, mezquindades y amor entre blancos e indios, y por fin consigue interpretar su papel con un gran nivel de intensidad dramática (encajar en el personaje).
El Renacido es una aventura épica y sangrienta acerca de la supervivencia y el extraordinario poder del espíritu humano. Un héroe que vence a las adversidades, pero lo hace por el amor y apoyo que le dan hombres y mujeres de pueblos indígenas. Es conmovedora la escena en la que un indio se da cuenta de que algo puede hacer para ayudarlo, cuando le prepara una casucha con algunas plantas para protegerse del frío y ayudarlo a renacer. La escena es un canto a la hermandad y una estocada a la indiferencia y el egoísmo.