Trigo fortificado
Esta suma de esfuerzos, elaborada de manera sostenida y rigurosa, es digna de resaltar
Luego de más de seis años de arduo trabajo, especialistas del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria y Forestal (INIAF) lograron desarrollar cinco nuevas variedades de trigo biofortificado, que, según han señalado los responsables de esta iniciativa, permitirán duplicar el actual rendimiento promedio de los cultivos de este importante grano en el país.
Se trata ciertamente de una muy buena noticia, tanto para los hogares bolivianos como para los productores nacionales, sobre todo tomando en cuenta que Bolivia importa el 70% del trigo que consume (600.000 toneladas al año en total), de acuerdo con estimaciones de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo).
Según explicó el director nacional de investigación del Programa Nacional de Trigo del INIAF, Hernán Meneses, estas nuevas variedades de semillas, que comenzarán a ser comercializadas en el país en los próximos meses, tienen una mayor concentración de hierro y zinc con relación a otras variedades, dos minerales fundamentales en la dieta de las personas, pues proveen energía al organismo y fortalecen el sistema inmunológico.
Además, siempre según la misma fuente, manifiestan una elevada resistencia a los fuertes vientos y frente a plagas y enfermedades como la piricularia, que hoy en día merma gran parte de la producción de este grano. Gracias a estas virtudes, el INIAF estima que el actual rendimiento promedio de 1,1 toneladas (t) de trigo por hectárea (ha) podría duplicarse hasta las 2,2 t/ha. Algo fundamental para promover su producción, puesto que entre los agricultores generalmente el rendimiento tiene una ponderación mucho mayor que las características nutritivas de los cultivos, ya que es la mejor manera de aumentar el margen de ganancia en una actividad tan frágil como es la agricultura, condicionada por factores externos como el clima.
Para la obtención de estas nuevas variedades de trigo, los especialistas del INIAF realizaron una serie de investigaciones combinando los genes de las aproximadamente 16.000 especies de simientes de Bolivia y el mundo que conservan en los bancos de germoplasma de la institución. Esto con el propósito de obtener variedades mejoradas que incorporen caracteres favorables presentes en las diferentes especies, tanto silvestres como agropecuarias, respecto a las características del medio natural. De esta manera se obtuvieron semillas biofortificadas y de mayor rendimiento.
Como se puede observar, esta suma de esfuerzos, elaborada de manera sostenida y rigurosa en el tiempo, bajo una visión técnica y de responsabilidad social, es digna de resaltar, pues está dando resultados positivos en favor de la seguridad alimentaria del país.