Al son de la ignorancia
Los medios de comunicación nos entregan a manera de noticias una serie de distracciones
Me tienta tomar distancia de la ignorancia, la mediocridad, lo superfluo e inútil. A la par me tienta enviar una invitación pública a realizar una cruzada en defensa de la inteligencia, la búsqueda de lo importante y el apego a la nobleza de la sabiduría, que diferencia el grano de lo inservible, se alimentará con el primero y desechará lo segundo.
Ya van meses en que los medios de comunicación, sean los tradicionales o las redes sociales, nos entregan a manera de noticias una serie de distracciones. ¿Venden más? Sí, a costa de envenenar día a día la mente de mujeres y hombres, ciudadanos comunes y corrientes enfrentados a una montaña de detalles que fungen de información cuando en realidad solo son placebos para el morbo. Qué distinto sería si con el consumo de esa información conseguiríamos cambiar algo de lo mucho que hay por transformar. Por ejemplo, ¿esa información servirá para que adolescentes de 15 o 16 años dejen de prostituirse en El Alto o en Santa cruz? ¿Con ese caudal de mensajes aumentará nuestra capacidad para dejar de ser un país extractivista y pasar a ser productor? ¿Escucharemos más a los niños en lugar de callarlos para atender las novedades del escándalo? ¿Los jóvenes tendrán trabajos dignos? ¿Los viejos estarán menos olvidados? ¿Nuestras charlas serán más productivas? La respuesta es no, nada positivo conseguiremos con la seguidilla de declaraciones mensajes y fotografías a través de las redes sociales, porque solo le restamos tiempo a lo verdaderamente importante.
A pesar de la neblina en la que nos tiene sometido este tipo de distracción, les invito a hacer el esfuerzo de mirar hacia el mundo y enterarnos de que en París hay un movimiento creciente de jóvenes que protestan desde hace días contra la reforma laboral en su país porque se niegan a tanta precariedad; que en Myanmar, la antigua Birmania, hay un primer presidente civil tras 50 años de dictadura militar; que en Canadá hay una crisis inexplicable entre las comunidades indígenas que ha provocado suicidios masivos entre sus integrantes; que el papa Francisco estará el 16 de abril en Grecia, porque no olvida a los inmigrantes que huyen de la pobreza y la guerra y llegan a las islas del Egeo tras un penoso viaje; que Stephen Hawking ha dicho esta semana que “la Tierra es un lugar maravilloso, pero puede que no dure para siempre, tarde o temprano debemos mirar a las estrellas”.
Ratifico mi convocatoria al buen sentido, al discernimiento, a salir del pequeño charco en el que nos hemos metido para descubrir que la vida no alcanza para ver todo lo que nos ofrece; a extender nuestros conocimientos, y con ellos, la grandeza humana que suele sobreponerse a las pequeñeces a las que nos condena bailar al son de la ignorancia.