Tarjeta roja
Para el desarrollo de estas capacidades los especialistas recomiendan cultura general y digital.
El fútbol y la política dominan en las discusiones cotidianas. Los políticos y los futbolistas ocupan (con dudosas performances) casi todo el tiempo de los telenoticiosos, desplazando al arte, la cultura o la ciencia. Es una pasión alejada de todo raciocinio. Por ello, y desoyendo a los entendidos (los que hablan del 4-4-2, que la pelota no dobla, que “hay perfume de gol”, etc.), voy a patear cuatro reflexiones merecedoras de tarjeta roja directa y aplicar un rodillazo final.
Primera: a diferencia de muchos profesionales, la gente que vive del fútbol (jugadores, entrenadores y dirigentes) ganan muy, pero muy bien, así pierdan por goleada o ganen de chiripa. En algo mejoraríamos si instauramos una simple regla que vale para casi todos los profesionales libres: si ganas, cobras todo el sueldo; si empatas, la mitad y si pierdes, no cobras nada.
Segunda: no hay duda sobre la importancia del biotipo. Sin entrar en un fatalismo racial está claro que hoy en día la condición atlética y el porte se imponen en la cancha. Los bajitos y genios del fútbol son muy pocos y no nacen en estos lares. Tenemos en otras disciplinas deportivas (ráquet, bicicross, maratón o marcha) el biotipo del triunfador. Como ejemplo reciente disfrutamos de un campeón mundial de ocho añitos al que deberían concederle todos los honores y ayudas posibles.
Tercera: ni la plata ni la política resuelven el drama futbolero. La Academia es un ejemplo patético de ello. Repasando las paradojas que nos regala el fútbol, les recuerdo que el actual Gobierno, que ha llenado de canchas y estadios de fútbol el territorio nacional, tiene los peores resultados posibles. La gloriosa selección del 94 llegó al Mundial en un gobierno neoliberal y sin tanta plata.
Cuarta: los futbolistas de estos tiempos deben poseer, aparte de técnica y físico, dos aptitudes: inteligencia espacial y agilidad mental. Con la primera tienes dominio del campo y elaboras largos pases a lo Tony Kroos, y con la segunda, resuelves la jugada en un segundo a lo Messi. Para el desarrollo de estas capacidades los especialistas recomiendan la lectura, el cultivo de la música, el dominio de idiomas y los videojuegos; es decir: cultura general y digital. Repito para los comentaristas deportivos: cultura.
Rodillazo final: por un tiempo largo debemos prohibir a la selección nacional jugar competitivamente en el exterior. En ese largo ínterin, la plata que se despilfarra actualmente iría al fútbol local para alimentar y educar a nuestros futuros valores y para desarrollar, masivamente, los niveles formativo y recreativo de este deporte. Así evitaremos menoscabar la autoestima del pueblo que sufre aguantando bajo nuestro arco junto a toda la verde.