Tarea fiscal
Los presupuestos departamentales dependen en 70% o más del Gobierno nacional.
A seis años y medio de promulgada la nueva Constitución Política del Estado, las gobernaciones siguen lidiando con la falta de recursos propios para afrontar sus competencias. Con excepción de Santa Cruz y Potosí, los presupuestos departamentales dependen en 70% o más de las transferencias del Gobierno nacional. Para muchas, la situación es difícil.
En efecto, la huelga de hambre del gobernador Félix Patzi, iniciada el 25 de julio en demanda de nuevas transferencias presupuestarias para la Gobernación de La Paz (entre otros aspectos contenidos en un pliego de 10 puntos presentado a fines de mayo), es la muestra más clara de la crisis en que están sumidos los gobiernos autónomos departamentales.
Una investigación de La Razón, publicada ayer, permite identificar como origen del problema una tácita imposibilidad de los gobiernos departamentales para abandonar la lógica centralista que dominó la gestión pública a lo largo de toda la historia republicana del país. Sumado a este factor, se encuentra el referido a la alta dependencia que tienen las gobernaciones de las transferencias por concepto de regalías (incluyendo el Impuesto Directo a los Hidrocarburos) y otros ítems contemplados en el Presupuesto General del Estado.
Ambos aspectos contribuyen al problema fundamental: las gobernaciones no han podido desarrollar mecanismos de generación de recursos propios. Consultados al respecto, el ministro del área, algunas autoridades departamentales, además de analistas económicos, coincidieron en señalar que el principal obstáculo está en la carencia de una norma específica que les permita (como sucede con los gobiernos municipales gracias a las leyes de Participación Popular y Marco de Autonomías) diseñar e implementar por ejemplo tributos locales o planes de inversión mixta con empresas privadas.
En este aspecto, La Paz, Chuquisaca, Santa Cruz y Cochabamba, en ese orden, son las gobernaciones que mayor porcentaje de recursos propios administran. Las demás, con Potosí y Tarija en primer lugar, generan entre el 1,3% y el 4,7% de sus recursos. Es evidente que la dependencia de las exportaciones de hidrocarburos y minerales ha causado una suerte de “pereza fiscal” de la cual no es fácil librarse. En todos los casos también se reconoce que hubo en los últimos años falta de iniciativas para desarrollar proyectos productivos.
Todo apunta a que la demanda del Gobernador paceño, a pesar del dramatismo de su protesta, será rechazada por el Ministerio de Economía y Finanzas. Urge, entonces, que los gobiernos departamentales hagan más y mejores esfuerzos por construir su autonomía, que no pasa únicamente por tener un marco normativo propicio (comenzando por los estatutos), sino sobre todo por generar iniciativas. Así, la verdadera tarea fiscal es imaginar nuevas formas de generar recursos.