¿Terapia de la risa?
El objetivo de los ‘payasos hospitalarios’ es el de ayudar a mejorar la salud emocional de los pacientes.

Acasi un año de la promulgación de una ley que incorpora payasos en las unidades de pediatría de los centros de salud de Buenos Aires (Argentina), ninguno de los países de la región, incluido el nuestro, ha imitado este gesto humanitario. Pero, ¿cuál es la razón? ¿Será que las autoridades desconocen el tema? ¿No creen en el poder de la risa como medicina? ¿No hay presupuesto? En fin, ¿algún día se podrá aplicar esta revolucionaria idea en Bolivia?
La respuesta debería ser sí. En efecto, sería muy positivo que las autoridades de salud bolivianas tomen en cuenta la importancia de incorporar a los denominados “payamédicos” en los hospitales del país, cuya labor, por cierto, va más allá de mejorar la salud y la calidad de vida de los pequeños pacientes. Los también llamados especialistas en risoterapia, terapia impulsada por el doctor estadounidense Patch Adams, trabajan con una misión transformadora, que se resume en lograr cambiar los momentos de la gente en alegría.
De regreso a Buenos Aires, el 18 de agosto de 2015, el gobierno local aprobó una norma que establece que los servicios de terapia pediátrica de los hospitales municipales y provinciales deben contar con “payasos hospitalarios”. Razón que queda por demás justificada, ya que toda hospitalización es traumática, y más aún para los niños. Por ello, esta medida busca contribuir a la salud emocional del paciente, con visitas en las que se pone en juego el humor, el amor y el arte.
Hace ya más de una década que naciones de Europa, África y Asia han puesto en práctica iniciativas similares. En Argentina, la organización Alegría Intensiva es la que tiene la labor de llevar alegría a los niños enfermos. “Es compartir una sonrisa, una canción, una mirada para acompañar en un camino traumático desde un lugar mágico”, señala la misión de este grupo en su página web. Disfrazados (con pinturas, otros con pelucas o narices rojas) los clown son personas altamente capacitadas y preparadas emocionalmente para contribuir con el tratamiento de los niños, independientemente del malestar que padece cada uno.
Sería muy positivo que en un futuro no muy lejano los “payamédicos” se conviertan en una realidad en los hospitales y clínicas del país. Joseph Henao, director del Hospital del Niño, aseguró que apoyaría esta idea. “Sabemos cuán importante es la terapia de la risa. Por ahora vienen payasitos”, pero no con la periodicidad que se requiere. Este nosocomio anualmente registra 50 menores enfermos de cáncer. Los insumos y la infraestructura también deben contribuir para proporcionar un mejor servicio de salud a los más pequeños.