Incendios forestales
Se deben tomar acciones urgentes para evitar incendios forestales como los de 2010.
Si bien la época de chaqueos recién empieza, en los últimos días se han registrado incendios forestales de magnitud en al menos tres regiones del país, lo que, junto a la severa sequía que atraviesa el territorio nacional y el calentamiento global (que ha registrado niveles récord este año), debiera ser leído como una severa llamada de advertencia respecto a los focos de calor.
De lo contrario, auguran los especialistas, este año las áreas forestales devastadas por el fuego podrían superar incluso al 2010, año en el que más de 6 millones de hectáreas fueron arrasadas, con los consiguientes impactos medioambientales (destrucción de la biodiversidad y los servicios ecológicos que prestan los bosques) y problemas de salud causados por la contaminación atmosférica, como infecciones respiratorias agudas y casos de conjuntivitis. Esto sin tomar en cuenta las pérdidas materiales e incluso vidas humanas y de cientos de animales por causa del fuego.
Hasta el viernes, la Autoridad de Bosques y Tierras (ABT) registró al menos 41.000 focos de calor en el país. Producto de estas quemas se desataron tres incendios forestales, uno en la Chiquitanía cruceña, otro en Riberalta (Beni) y el tercero en el parque Nacional Tunari de Cochabamba, el de mayor gravedad hasta el momento. Gracias a la intervención de los bomberos y a la participación de decenas de voluntarios, que respondieron a los llamados formulados en las redes sociales, estos incendios lograron ser controlados, aunque aún no han sido sofocados por completo.
Sin embargo, de nada van a servir los buenos oficios de la ciudadanía, dispuesta a poner en riesgo incluso su vida para preservar los bosques y sus viviendas, si no se adoptan desde ahora medidas más radicales contra los chaqueos utilizados periódicamente por cientos de agricultores con el fin de acondicionar sus tierras para la siembra. Medidas tanto más necesarias por cuanto el país no cuenta con los medios necesarios para enfrentar incendios forestales de gran magnitud, pues se desarrollan en lugares apartados y cuentan con una gran cantidad de combustible. En tal sentido, los especialistas sugieren conformar brigadas de vigilancia y cuerpos de guardaparques con formación preventiva ambiental, que intervengan, en coordinación con las FFAA, en las regiones que tradicionalmente son víctimas del chaqueo y susceptibles de sufrir incendios. Por otra parte, urge organizar campañas que enseñen métodos alternativos de acondicionamiento de los suelos, o al menos la manera más responsable de manejar el fuego.
Aún estamos a tiempo de evitar desastres ambientales como los de 2010, pero también para romper el círculo vicioso en el que anualmente participan autoridades, medios de comunicación y la sociedad civil en general, acostumbrados a protestar y rasgarse las vestiduras contra los incendios forestales cuando éstos son no solo inminentes, sino también incontrolables.