Un gran desafío
Los países industrializados se han comprometido a reducir los hidrofluorocarbonos en 85% hasta 2036.
Quienes seguimos las acciones que los países realizan en beneficio del planeta hemos celebrado la firma del acuerdo denominado “Enmienda de Kigali”, suscrito la semana pasada en Ruanda por los representantes de 140 países en el marco del Pacto de Montreal de 1987, a fin de evitar el crecimiento desenfrenado de los hidrofluorocarbonos (HFC). Los HFC son gases utilizados en sistemas de refrigeración, espumas y aerosoles que tienen un fuerte impacto sobre el calentamiento del planeta.
Según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), estos compuestos son uno de los mayores agentes generadores del efecto invernadero en el planeta, ya que retienen una cantidad de calor “miles de veces” superior a la que atrapa el dióxido de carbono (CO2); además, permanecen durante muchos años en la atmósfera.
Por otro lado, estos gases están en la lista de sustancias que destruyen la capa de ozono (SAO). Su poder destructivo es enorme, porque reaccionan con las moléculas de ozono en una reacción fotoquímica en cadena. Según estudios publicados por el PNUMA, no existen previsiones exactas de cuándo se recuperará la capa de ozono, se presume que si los países firmantes del Protocolo de Montreal cumplen sus obligaciones, podremos llegar a niveles “normales” a mediados de este siglo.
Tras una semana de negociaciones, los países firmantes de la mencionada enmienda acordaron la reducción gradual del uso de los hidrofluorocarbonos, mostrando así la voluntad de transformación expresada asimismo con la reciente ratificación del Acuerdo de París. Huelga recordar que los países que ratificaron este convenio se comprometieron a tomar medidas para evitar que la temperatura promedio del planeta no se incremente en más de 2 grados centígrados con respecto a los niveles de la era preindustrial en los próximos años, y proseguir los esfuerzos para que ese aumento no supere los 1,5 grados. Es un compromiso que debemos honrar con políticas públicas desde el Estado, pero también con pequeñas acciones como ciudadanos para el bienestar de todos.
Y ahora, con la firma de la Enmienda de Kigali, los países llamados “desarrollados” deberán reducir su producción y consumo de hidrofluorocarbonos en al menos 10% antes de finales de 2019 con relación a los niveles de 2011-2013, y en un 85% antes de 2036. Un segundo grupo de países en vías de desarrollo, entre ellos Bolivia, debe comprometerse a iniciar esta reducción de 10% con respecto a los niveles de 2020-2022 para 2029 y de 80% para 2045. Un gran desafío en camino.