Relato urbano, ¿historia que marca?
Venecia es una ciudad única, concebida para ofrecer encantadores encuentros con la arquitectura.
Los relatos desde siempre han sido reconstruidos para legitimar la vida de las sociedades especialmente tradicionales; pero otros actualmente son deconstruidos para extraer la riqueza de sentido que conlleva la vida urbana del pasado de las urbes, y con ello, legitimar un presente que siga redescubriendo identidades singulares para fortalecer los valores y la memoria de las ciudades. Hay prudencia en esos estudios, pues evitan toda expectativa imaginativa que termine en alguna utopía especulativa.
Es evidente que todo relato colabora no solo en describir la vida citadina de una urbe, sino también algunos lugares donde sucedieron hechos que inspiraron a escritores a construir tramas extraídas de realidades no por todos percibidas, pero que contribuyeron a redescubrir valores propios de ciertas ciudades. Una de ellas es Venecia, que además de atraer a los turistas para conocerla, lo hace para convertirse en testigos de las historias que allí tuvieron lugar. Pues se trata no solo de una ciudad culta, plena de obras majestuosas en arquitectura y en otras artes, sino también capaz de relatar historias de vida y trabajo de sus autores, quienes lograron edificar desde hace siglos una urbe por demás singular.
Hoy sorprende sobremanera las grandes masas de turistas que llegan a toda hora a esa ciudad, lo cual no solamente es una carga para sus pequeñas calles que fueron proyectadas para poca transitabilidad, sino también para un antiguo dimensionamiento poblacional que ha quedado corto y que comienza a cobrar la factura, pues el deterioro es perceptible en ciertos lugares de esa urbe singular. Esta realidad se acrecenta cuando se evidencia cómo miles de visitantes se alojan en pequeñas edificaciones cuyos interiores curiosamente entremezclan funciones para fungir como hoteles y, aun así, satisfacen las necesidades de los pobladores.
Preocupa que hoy los artistas y dibujantes callejeros parecen haber desaparecido por el desborde del turismo, que solo consume souvenirs. Un hecho que entristece, porque sepulta el trabajo del famoso artesano del ayer que exponía sus obras con orgullo en la plaza de San Marcos.
“No al terrorismo, Venezia es sacra“ (sagrada) dice un letrero de tela que cuelga en un extremo de la ciudad, el cual, por la oscuridad de la noche, es poco perceptible. De todas maneras impacta porque lleva a pensar: ¿será posible que exista alguien que un día pretenda dañar esta ciudad reliquia del planeta?
También llama la atención la intervención de un palacio por parte de alguien que supo armonizar talentosamente lo contemporáneo y lo antiguo, sin destruir el valor arquitectónico ni urbano de una hermosa edificación; efecto estético que se nota hasta en el uso del gobelino para los letreros que se cuelgan.
No falta el habitante veneciano que ha decidido apartarse del turismo consumista y que acoge a los artistas en su terraza externa. La diferencia es su habilidad de atraer al visitante con la venta de una copa de vino, pero en un ambiente con poca iluminación, rememorando quizá a la ciudad del ayer. En tiempos de consumismo extremo, la bella y tradicional máscara, emblema del Carnaval veneciano, se ha convertido en un souvenir de los comerciantes mayoristas, lo cual no parece incomodar a nadie, porque representa grandes ingresos económicos.
Así, la travesía sigue por bellas iglesias y museos, como el Palacio Ducal, que transporta a la época en que los gobernantes y el pueblo vigilante de la democracia exigían el cumplimiento de sus leyes, caso contrario, el culpable daba su último paseo atravesando el Puente de los Suspiros.
Venecia es una ciudad única, ciudad del caminante y de sus góndolas acuáticas, concebida para ser transitada a pie y ofrecer encantadores encuentros con la arquitectura y el arte, que hoy son testigos de su infinito valor. Allí cada rincón tiene algo que contar, incluso aquellos poco transitados, que dan cuenta de una realidad plena de necesidades, tal cual sucede en cualquier ciudad del orbe.