Menos vistoso y poco visible
Los sectores urbanos secundarios de las grandes metrópolis muestran una imagen real.
Pocas veces nos ponemos a pensar en la riqueza que tienen las ciudades, cuánto nos pueden mostrar y, lo mejor, cuánto pueden relatar. Esto sobre todo cuando uno ingresa a barrios en los que la economía elevada exige todo tipo de equipamiento y donde más bien la piedra de la historia de la arquitectura está más pulida en comparación a los centros urbanos y culturales de las grandes capitales, por ejemplo europeas.
Los pensadores de las ciudades generalmente se dedican a escribir y estudiar el rostro bello de estas urbes, olvidando que cuentan con otra cara que sorprende sobremanera no solo porque sus expresiones urbanas son amplias en valores, sino porque allá, además de lo atractivo de la vida citadina, también sobra lo oscuro, lo que generalmente está escondido.
De esa manera, esos sectores urbanos secundarios de las grandes metrópolis muestran una imagen real, porque no omiten la existencia de áreas empobrecidas.
Lo relevante es que cuentan con todo tipo de servicios e infraestructura y, lo más importante, su planificación concibe que todos formen parte de la trama urbana general.
Esto se halla apoyado en el funcionamiento de un transporte público masivo selecto, el cual cuenta con una diversidad de medios, entre los que se encuentran los trenes urbanos, buses, tranvías, trenes subterráneos y otros que logran que la población se comunique con y entre los barrios citadinos.
Asimismo, en esos sectores urbanos hay aspectos relevantes que motivan a ser “redescubiertos”. Por una parte, se podrían recuperar identidades propias, pues allí existen costumbres que se conservan celosamente; y, por otra, las múltiples expresiones ciudadanas de algunos grupos que allí radican parecieran conservar en el trasfondo de su vivir contemporáneo ciertos hábitos culturales nativos de sus países de origen.
Es evidente que las grandes ciudades europeas han tenido que aceptar la presencia de un importante número de inmigrantes.
¿Y cómo “viven” esos habitantes las ciudades? La reinvención de los lugares con relación al resto de la urbe es una realidad que no solo representa una particularidad, sino que además les dota de ciertas características que, cuando son cualificadas con expresiones propias, pueden convertir a esos barrios en un atractivo para los visitantes.
Allí se encuentra de todo, desde ópera cómica en lugares escondidos hasta jóvenes que caminan por las calles rompiendo todo tipo de esquemas conservadores, no solo por la creatividad en su vestimenta (que algunos diseñadores de moda podrían hasta envidiar), sino porque esa misma juventud, que pareciera trabajar para estudiar, deja expresiones subyugantes al extraer bellas melodías de sus instrumentos a cambio de unas monedas. Es así como rompen el silencio de esas calles o pequeñas vías.
Resulta innegable que procurar concebir, hoy, nuevos espacios públicos es por demás desafiante para quienes los proyectan, pues permanentemente requieren estudiar y comprender la evolución del hacer del ciudadano en las urbes.
Afirmar que existen ciudades cuyos barrios de economía reducida son singulares, da cuenta —independientemente de sus valores urbanos— de que allí existe una variada expresión cultural resultante de la mezcla de varias culturas; quizá por ello sea rica en significados, lo que no solo logra crear nuevas expresiones que enriquecen la vida urbana, sino que también pueden ser comprendidas como el medio de interacción que da el ritmo a cronologías inéditas. ¿Será posible encaminar hacia aquello a ciertos barrios de La Paz?.
* es arquitecta.