Paridad democrática
Un tema de alerta son los recurren-tes casos de violencia política contra mujeres.
En el ámbito del anunciado debate sobre la futura Ley de Organizaciones Políticas, uno de los temas en agenda para la reflexión y la reforma es la paridad democrática. En principio se trata de ir más allá de la sola dimensión cuantitativa y alternancia en las candidaturas, y dar el salto a la denominada “igualdad sustantiva” entre mujeres y hombres. El asunto está en mesa.
Bolivia ostenta en el presente el reconocimiento internacional por ser uno de los países que mejor garantiza la participación paritaria de las mujeres en los puestos de representación política. Así lo demuestra el casi 50% de representantes electas en la actual Asamblea Legislativa Plurinacional. Lograrlo no ha sido fácil. Ni una concesión. Es el resultado de las luchas de organizaciones de mujeres y sociales. Y se expresa en principios constitucionales, mandatos de ley y reglamentos.
¿Qué sigue? Hoy la exigencia de igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, en la política institucional, se expresa en asignaturas pendientes como la democracia interna en las organizaciones políticas, el igual acceso a recursos para la campaña electoral, acciones eficaces contra la violencia y el acoso político, paridad en cargos ejecutivos en toda la estructura estatal. También está la equivalencia de condiciones no solo en el ámbito público, sino en el mundo de vida. Queda un largo camino.
Estos temas han sido abordados en un reciente reportaje de nuestro suplemento dominical Animal Político. En esta publicación, varias voces identifican, por diferentes vías, el desafío de transitar de la representación paritaria a la paridad democrática. Y es que una cosa es que haya igual número de mujeres y hombres en las instancias de representación política, lo que se ha logrado, y otra distinta es que la presencia paritaria de mujeres se proyecte en normas, políticas públicas, resultados.
De manera específica, en torno a la Ley de Organizaciones Políticas, se plantean desafíos como garantizar que la equidad de género “cruce” toda la estructura partidaria, empezando por cuidar el cumplimiento de la paridad en las dirigencias de todos los niveles. Se propone incluso la creación de una instancia de género en los partidos. Y por supuesto que los derechos políticos de las mujeres formen parte constitutiva de los estatutos orgánicos, declaraciones de principios y programas de gobierno.
En ese camino se anuncia el lanzamiento, este miércoles, de un Observatorio de la Paridad Democrática que, además de brindar información actualizada y análisis al respecto, haga seguimiento a los avances y también los riesgos en este campo. Un tema de alerta prioritaria son los recurrentes casos de violencia política contra mujeres electas que son obligadas a renunciar a sus cargos, las más de las veces sin ninguna sanción contra la organización política que avala tal ilegalidad. Que venga el debate.