Trabajo doméstico
El trabajo doméstico es uno de los más precarios y desprotegidos, en tanto se caracteriza por excesivas horas de trabajo, bajos salarios y exclusión del sistema de seguridad social (seguro de salud y jubilación).
Propios y extraños reconocen la importancia del trabajo doméstico. Ningún hogar o institución, y por extensión ninguna sociedad, podría funcionar sin que alguien se tome la “molestia” de cocinar, lavar los utensilios y la ropa, limpiar, ordenar… Pero por el hecho de no ser siempre remunerado, el esfuerzo que este trabajo implica muchas veces no es reconocido.
Por caso, la OIT estima que en todo el mundo al menos 100 millones de personas reciben un salario por realizar labores domésticas; pero son muchas más las que se dedican a este rubro sin recibir ningún tipo de remuneración. Y la gran mayoría de quienes realizan estas labores, en torno al 90%, son mujeres. Además, advierte que en gran parte de los países el trabajo doméstico es uno de los más precarios y desprotegidos, en tanto se caracteriza por excesivas horas de trabajo, bajos salarios y exclusión del sistema de seguridad social (seguro de salud y jubilación). A ello se suma el hecho de que la discriminación, los abusos y los malos tratos son algo corriente en este rubro.
Respecto al país, según se consigna en una nota publicada el viernes en este diario, muchas trabajadoras del hogar aceptan una remuneración bastante menor al salario mínimo (Bs 2.000 en la actualidad) por la falta de oportunidades, pero también y sobre todo porque deben cubrir las necesidades básicas de sus familiares. Por ejemplo, el 50% de las afiliadas a la Federación Nacional de Trabajadoras del Hogar son madres solteras; situación que las obliga a aceptar trabajos mal remunerados y en los que imperan los malos tratos.