Inversión privada alemana en el litio
Bolivia está acelerando los pasos para ingresar al mercado mundial del litio. Hace pocos días el Gobierno informó que el proyecto para industrializar el litio boliviano avanza en su concreción. Para tal efecto optó por la empresa alemana ACI Sistems, que deberá instalar cuatro plantas de litio en el Salar de Uyuni, con una inversión de $us 1.328 millones. El Estado boliviano tendrá una participación del 51% en este emprendimiento, y su socio alemán, un 49%. Esta apertura a la empresa privada es positiva, pues compromete al sector a seguir trabajando por el país.
En mi artículo El litio haría del país la Dubái del 2050, publicado en julio de 2016 en La Razón, comenté que “si el país sabe aprovechar los tiempos, tendría en la riqueza que encierra nuestro Salar de Uyuni el sustituto de los ingresos petroleros”. El viceministro de Altas Tecnologías Energéticas, Luis Alberto Echazú, señaló que la producción de esta actividad industrial generaría utilidades estimadas en $us 1.100 millones al año, con la fabricación de baterías para vehículos.
En el artículo La disputa por la supremacía en el triángulo del litio, publicado el año pasado en The Economist, se afirma que Argentina y Chile avanzan en la industrialización del litio, pero Bolivia aún no puede competir. Joe Lowry, presidente de Global Lithium, reconocía entonces que “la demanda por litio se triplicará hasta 2025”, y que Bolivia debe aprovechar este momento oportuno para competir y beneficiarse de la riqueza que posee, sentando presencia en el mercado internacional de este producto.
Las mayores reservas mundiales de este mineral, más del 75%, se encuentran en el llamado triángulo del litio, conformado por Bolivia, Argentina y Chile. Cada país tiene un accionar diferente en sus proyectos referidos al litio. Mientras Chile ya opera con dos empresas (una local y otra estadounidense), Argentina trata de abrir su normativa para dar paso a empresas privadas, y nuestro país acaba de llegar a acuerdos base para industrializar el metal con la empresa alemana.
Conocedores de la problemática industrial del litio, si el país llegase a construir una planta industrial hasta fines de este año, junto a unos dos años para su acondicionamiento y un periodo de prueba, llegaríamos a 2021 con una planta capaz de producir unas 5.000 toneladas (t) de litio al año. Se estima que la demanda mundial podría estar en torno a las 500.000 t/año para fabricar baterías recargables de autos eléctricos y teléfonos móviles, por lo que es importante abrir las posibilidades a una mayor inversión estratégica en nuestro país a fin de desarrollar este sector. Solo estarán vigentes las empresas que puedan sostenerse en un mercado cada vez más competitivo y con más oferentes. En este marco, únicamente quedarán en el camino los emprendimientos que tengan los costos más bajos y los socios más fuertes.
Bolivia debe continuar con la carrera de la industrialización del litio, pues la competencia será dura y necesitamos respuestas consistentes en inversión y tecnología privada. Para hacer de Bolivia un proveedor de litio procesado con calidad adecuada resulta fundamental que el Gobierno dé los pasos necesarios hacia la profesionalización de los recursos humanos que necesita este sector, tanto a nivel superior como técnico medio, en nuestras universidades e institutos, así como en el exterior. Con las reservas del mineral de litio que Bolivia posee aseguran más de 100 años de explotación intensiva.