‘Coyotes’ en Desaguadero
Redes criminales se aprovechan de la ausencia del Estado en esa región para trasladar víctimas de trata y tráfico.
Como bien se sabe, la localidad fronteriza de Desaguadero es uno de los puntos de mayor ingreso de mercadería y de extranjeros al país procedentes del Perú. A pesar de ello, el control policial en aquella región es escaso, lo que ha dado lugar a la presencia de redes especializadas en trasladar productos de contrabando, extranjeros indocumentados, e incluso personas para fines de explotación sexual y/o laboral.
Por ejemplo, según pudo constatar un periodista de este diario, quienes carecen de documentos o desean ingresar al país sin ser registrados por Migración pueden contactar a “coyotes” que los ayudan a cruzar el río Desaguadero por la módica suma de $us 100. Y luego de alcanzar la orilla boliviana, otras personas se encargan de trasladarlos hasta la sede de gobierno por vías ilegales. Toda esta travesía puede costar entre $us 1.000 y $us 2.000.
Si bien no existen estimaciones oficiales respecto al número de indocumentados que cruzan la frontera de esta forma, el administrador de uno de los hostales instalados en inmediaciones de ese paso fronterizo señaló a La Razón que en promedio alberga a cuatro extranjeros por semana, quienes suelen registrarse de madrugada, previsiblemente luego de haber cruzado el río fronterizo en balsas.
Cifra que permite inferir que este negocio goza de muy buena salud, máxime tomando en cuenta que existen cerca de 20 hostales de este tipo, y que es posible cruzar de un país a otro a través del lago Titicaca en botes. Además, las autoridades reconocen que los días de feria, martes y viernes, suelen ser aprovechados por los indocumentados para cruzar por el puente internacional que atraviesa el río Desaguadero y que funge de paso fronterizo. Esto porque la gran cantidad de personas que cruzan aquellos días hace que sea imposible controlar efectivamente el flujo migratorio.
Respecto a la nacionalidad de quienes ingresan de manera ilegal, la mayoría son dominicanos, haitianos, colombianos y venezolanos que llegan al país solamente de paso, rumbo a Brasil, Chile y Argentina en busca de mejores oportunidades. Como es de suponer, estas personas suelen ser expoliadas no solamente por los “coyotes”, sino también por delincuentes que se han especializado en atracar a extranjeros indocumentados. Para tal efecto se disfrazan de policías y acostumbran abordar a sus víctimas en taxis cuyos choferes también se encuentran involucrados.
A esto se suman organizaciones criminales que se aprovechan de la ausencia del Estado en aquella región para trasladar víctimas de trata y tráfico hacia ambos lados de la frontera. Por ello, urge no solo un mayor control policial y militar en el río Desaguadero y en el lago Titicaca, sino también políticas migratorias que faciliten el ingreso legal de extranjeros al país que carecen de documentos o de visa, con el fin último de evitar que acudan a redes criminales para tal efecto.