Alarmante récord
Un aumento por encima de los 1,5 °C implicaría el inicio de una severa crisis climática con efectos fatales.
Días atrás, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) advirtió que los gases de efecto invernadero, y en particular el dióxido de carbono (CO2), han alcanzado niveles nunca antes registrados en la Tierra en millones de años. Estos datos no hacen sino corroborar que los esfuerzos asumidos hasta ahora para contrarrestar el cambio climático son insuficientes.
En efecto, según estimaciones de esta agencia de la ONU, la concentración de CO2 en la atmósfera alcanzó en 2017 las 405,5 partes por millón (ppm), un nivel registrado únicamente hace aproximadamente 4 millones de años, cuando la temperatura promedio del planeta era entre 2 y 3 grados Celsius más elevada que la de ahora, y el nivel del mar era aproximadamente 15 metros mayor. Y lo propio ocurre con gases cuyo efecto invernadero son mucho mayores que el CO2 como el óxido nitroso (NO2) o el metano (CH4), cuya concentración alcanzó en 2017 un nuevo récord, al incrementarse un 257% más respecto a la era preindustrial, de acuerdo con la OMM.
Para los expertos, estos datos constituyen una preocupante llamada de advertencia, por cuanto revelan que estamos perdiendo rápidamente la posibilidad de evitar que la temperatura promedio del planeta aumente por encima de los 1,5 °C. Según las proyecciones, si bien un incremento de este nivel de todas maneras generaría efectos climáticos significativos, los impactos en la biodiversidad serían controlables. En cambio, un aumento por encima de aquel umbral implicaría el inicio de una severa crisis climática con efectos fatales: degradación del 75% de la selva amazónica, la destrucción de ciudades costeras, propagación de plagas, sequías, inundaciones, incendios forestales, la extinción de glaciares y de millares de especies vegetales y animales.
Y es que si bien el aumento de temperatura por efecto de la acumulación de gases de efecto invernadero se presenta de manera progresiva, razón por la cual los efectos se perciben de manera gradual y las sociedades se están adaptando paulatinamente; más temprano que tarde el aumento de la temperatura va a producir cambios insostenibles y cualitativos en el ambiente. Entonces será demasiado tarde para buscar soluciones.
De allí la importancia de que los gobiernos dejen de postergar la lucha contra el cambio climático en nombre del progreso, invirtiendo por ejemplo en políticas para sustituir de manera progresiva las energías derivadas del petróleo por energías más limpias, o mejorando la productividad del agro para garantizar la seguridad alimentaria antes que apelar a la fácil respuesta de expandir la frontera agrícola. Estrategia esta última que atenta contra los bosques del planeta, esenciales para conservar la biodiversidad y evitar sequías e inundaciones, amén de ser los principales captores, junto con los océanos, de los gases de efecto invernadero.