Crisis, perplejidad e incertidumbre
La incertidumbre es el rasgo que caracteriza esta crisis en la conducción del Gobierno Municipal de Cochabamba.
Hace poco más de un cuarto de siglo, el Gobierno Municipal de Cochabamba estalló como resultado de una crisis de gobernabilidad. La situación de parálisis del aparato edil debido a las pugnas entre las fuerzas políticas con representación en el Concejo Municipal provocó la indignación de la población, que emplazó una cuadrilla de burros en la plaza 14 de Septiembre pidiendo la renuncia de todos los protagonistas. Corría el año 1992 y Manfred Reyes Villa, concejal suplente, asumió el cargo de alcalde de manera interina e inició una gestión que duró hasta el 2000, con varias reelecciones de por medio. Es decir, la crisis política e institucional se resolvió con un liderazgo fuerte, asentado en votaciones con mayoría absoluta y el control del Concejo Municipal para evitar los pactos partidistas que, entonces, definían la elección del alcalde y la estabilidad de su gestión.
En abril de 2015, con nuevas reglas y en otro contexto político, José María Leyes fue elegido alcalde de manera directa, y su tienda política (Demócratas) obtuvo mayoría en el Concejo Municipal. Si Reyes Villa se benefició del voto “anti-partido”, Leyes venció merced al voto “anti-MAS”. Con su lema de campaña a cuestas, “Hagamos bien las cosas”, inició su gestión con medidas de corte simbólico, como jurar con la Biblia en su acto de posesión y tallar una cita del Antiguo Testamento en un cordón de la plaza “remodelada”. La frase tomada de Números 6:25-27, pero con un retoque, dice: “Dios haga resplandecer su rostro sobre ti”.
Tres años después, el resplandor se parecía más a una película de Stanley Kubrick que a las lucecitas navideñas que azotan las plazas de la ciudad. El Alcalde fue suspendido con detención domiciliaria, y después, enviado a la cárcel mientras se ventilan varias denuncias por corrupción. Un hecho destacable es la labor investigativa de los diarios locales (Los Tiempos y Opinión) que realizaron importantes pesquisas a partir de la primera denuncia presentada por la concejal Rocío Molina, cuya trayectoria profesional en los medios de comunicación fue decisiva para que esa denuncia sea creíble y luego profundizada por sus colegas mediante labores investigativas.
Entre detención y detención de Leyes fue elegida una alcaldesa interina, y su breve gestión puso al descubierto las pugnas internas en el partido oficialista, así como la ruptura del pacto con las organizaciones de comerciantes, una fuerza decisiva para la victoria electoral de Demócratas. La población observa estupefacta la sucesión de acontecimientos, que hace un par de días derivaron en la elección de otro alcalde interino, después de que una fugaz presencia de Leyes en su despacho se tradujera en el desmantelamiento de la coalición forjada por la alcaldesa interina y en una sorprendente idea de “gobernar desde la cárcel”, donde fue recluido por otra de las causas denunciadas, ante las cuales mantiene una postura recurrente de no declarar.
Han transcurrido 10 meses desde que se denunció el primer caso de corrupción y un semestre desde que el aparato edil está semiparalizado. Y la incertidumbre es el rasgo que caracteriza esta crisis en la conducción del Gobierno Municipal, la cual, aparte de sus rasgos de crisis política, denota una crisis institucional y un camino irrefrenable a una crisis de gobernabilidad porque a la inestabilidad se aúna una mayor ineficacia en la gestión municipal. Motivos suficientes para preguntarse: ¿Cochabamba a la deriva?
* es sociólogo. www.pieb.combo/blogs/ mayorga/ mayorga