Carnaval electoral y pepinos
Mi inefable compadre Teo apareció una tarde cargado de un buen vino y jamón tarijeño. Ante esa muestra de afecto, fue imposible no darle la bienvenida, pese al rictus de malestar de la dueña de mi corazón y de mis bolsillos, quien consideraba que el avío no era suficiente para culminar la conversación. Sin embargo, ella sabe que nuestro kilometraje carnavalero es limitado, y consiente lo que mi compadre llama “las vísperas”. La charla comenzó con este lamento boliviano: “¡Tan lindo país y con esos políticos! Eso nos merecemos por cojudos”. Solo le respondí que estábamos en época del Anata-Carnaval, y que la reaparición de las viejas mañas de los aventureros que viven de la politiquería no es novedad.
También le recordé que el 28 de noviembre, en la radio Erbol, aseguré que la señora Áñez se presentaría a las elecciones, cuando todos los pititeros, con ese afán triunfalista desmesurado, la ensalzaban y me decían que era un agorero mentiroso. En esa oportunidad puse mi prestigio de pepino en juego. Después, la señora Áñez, en un programa de televisión, juraba y remachaba repitiendo: “¡Ay Jimenita, ni siquiera he pensado en ello! No lo haré porque la misión que tengo es pacificar el país, democratizarlo y hacer gestión”. Aseguraba también que no perseguiría a los exgobernantes y una larga pita de promesas que, como es costumbre en los políticos sin ética, nunca cumplió. Así que mi prestigio de pepino está intacto.
Quienes están más indignados son los pititeros de la zona Sur, los que al grito de “¡Nadie se rinde, nadie se cansa!” se sienten engañados, con justa razón. Hasta los más encarnecidos enemigos del kuku Evo están lamentándose y azotándose las espaldas con la pita de la inocencia. Muchos de ellos abrieron las puertas de par en par a las posiciones conservadoras, racistas y fascistas, y ahora no saben cómo cerrarlas.
En esta etapa del Anata-Carnaval, tiempo fecundo, hembra, tiempo del goce del cuerpo y la entropía creativa, la plebe ya está preparando los disfraces y las máscaras para desenmascarar a los que se sirvieron del anterior gobierno, disfrazándose con ponchos o autoproclamándose socialistas pero terminaron dejándose un bigote como el de Hitler y Chaplin. Todos ellos devenidos en tirasacos para no perder la pega.
Las comparsas que se alistan para el carnaval electoral son viejos pepinos que inspiran desconfianza y que infringieron muchas normas en el pasado. Así tenemos, según mi compadre, la comparsa “Los mamaremos, juntos pero no revueltos”, liderada por una tigresa con el apoyo del grupo carnavalero “Siempre Oportunistas liberales con bolas”. También están las comparsas “Mi papi dice” y “Queremos aduanas”, que unieron sus grupos gracias a la habilidad de su promotor Facho Camacho, y las orientaciones de su asesor escocés Mac Klinex. El candidato coreano Chi, sospechoso de ser portador del Corona virus, también se unió a la comparsa “Frente para el fracaso”. Entretanto, el candidato Félix Patzi, más conocido como el pepino solitario, decidió cambiar el nombre a su comparsa “Tercer Sistema” a “Sistema Único”.
En los círculos carnavaleros, durante el desentierro del pepino, llamó la atención la resurrección de Quico Tuto Quiroga, cuya obsesión por el comparsero kuku Morales lo está proyectando a ser su jefe de campaña. A su vez la comparsa “Desconcertación Ciudadana” ha sufrido la baja de un comparsero que los ha sumido en la tristeza, y andan buscando apresuradamente al Guasón para reemplazarlo y evitar la fuga de sus afiliados, que quieren pasarse a otra comparsa.
La inusual y vertiginosa multiplicación de comparsas está generando reuniones lideradas por los experimentados y viejos comparseros de la Unión Juvenil y del Comité Cínico Carnavalero, quienes pensaban que tenían todo controlado para formar una sola fraternidad, y hacer frente a la comparsa liderada por el pepino ancestral kuku Morales, llamada “Instrumentos carnavaleros por la liberación de los pepinos”, pero les aparecieron unos pepinos respondones que prefieren bailar por su cuenta.
Ante este escenario circense, tuve que disuadir a mi compadre para que no se presente como candidato, porque en un arranque de entusiasmo proclamaba que también tenía derecho a postularse a la presidencia ante tanto pepino sin gracia que nos sumirán en la desgracia. Tal vez tenga razón, yo votaría por él.
* es artista y antropólogo.