Censo de 1900 y emigración
Mi compadre Teo tuvo que viajar a su pueblo, donde tiene su dotación de tierra que la cultivaba antes de ser desplazado a la urbe; viajó un día antes que se verifique el Censo de 2024. En ese territorio nacieron sus abuelos y sus padres. El motivo era simple, si no lo hacía podía incubar un problema jurídico con su comunidad y el Estado para conservarlos.
El Decreto Supremo 05678 de 1963, promulgado durante el menguante gobierno del MNR presidido por Paz Estenssoro, decretaba en Consejo de Ministros lo siguiente:
“Artículo Único. Los ex comunarios o descendientes en línea directa de éstos, que hubieran obtenido tierras por vías de restitución o afectación y que las abandonaron por más de tres años de conformidad al DS Nº 4235 elevado a rango de ley en 29 de octubre de 1956, para dedicarse a actividades distintas a la agricultura dejando su condición de campesinos al no trabajarlas personalmente, perderán su derecho de propiedad, revirtiéndose a dominio del Estado para su dotación mediante el procedimiento ordinario de Reforma Agraria, a los campesinos que las trabajan en condición de colonos, arrenderos, arrimantes o bajo cualquier otra forma y siempre que no tuvieran otras dotaciones, o a los insuficientemente dotados, a ex-colonos del fundo y finalmente para beneficio de la misma comunidad mediante cultivo común.
El señor Ministro de Estado en el Despacho de Asuntos Campesinos, queda encargado de la ejecución y cumplimiento del presente decreto. Es dado en el Palacio de Gobierno de la ciudad de La Paz, a los treinta y un días del mes de diciembre de mil novecientos sesenta años” (sic).
Los ministros que acompañaban a Paz Estenssoro eran: Jordán Pando, Arze Quiroga, Fortún Sanjinés, coronel Rivas Ugalde, Mario Sanjinés, Franco Guachalla, Gumucio Reyes, Cuadros Sánchez, José Fellman, Ñuflo Chávez, Peres Alcalá, G. Jáuregui y José Antonio Arce. Todos conspicuos movimientistas que fueron cercanos colaboradores de Paz Estenssoro durante sus gestiones constitucionales. Llama la atención la presencia de José Antonio Arce que, seguramente, fue unos de los pilares para dicho decreto, sin prever las contingencias futuras que propiciaron el engorde de tierras y la especulación, sobre todo en el oriente boliviano, a donde nunca llegó la Reforma Agraria. Se vislumbra nítidamente que los grandes conflictos sociales se generarán en estos territorios, de hecho, con el Censo actual ya reverdecen intereses territoriales de corporaciones y clanes familiares que detentan miles de hectáreas que nunca fueron saneadas, muchas en manos de extranjeros que ocupan cargos políticos ejecutivos.
Las calificaciones de “malagradecidos, que no vuelvan estos indios que convierten la ciudad en un basurero, que se queden en sus puebluchos”, eran recurrentes, no solo de algunos habitantes de las ciudades, sino de ejecutivos del Estado que develaron su profundo racismo que les brotaba inconscientemente, siendo grotesco en algunas autoridades.
Mi compadre Teo fue a hacerse censar a su pueblo y mi comadre se quedó en El Alto. Ese fenómeno que produjo el decreto y la emigración masiva no es nuevo, porque la Reforma Agraria nunca dotó de la infraestructura comercial y logística para que se desarrolle el agro, sobre todo en el occidente de Bolivia, de ahí que el desarrollo es asimétrico y la migración interna y externa sigue siendo una posibilidad de buscar mejores condiciones de vida. Recientemente un grupo de bolivianos fue timado con visas falsas a España con la ilusión de que un año o dos saldrán de la pobreza. Muchos regresan a su país derrotados y desilusionados a engrosar a los gremiales y comerciantes.
En el Censo de 1900, reedición facsimilar (2012) realizado por el Archivo y Bibliotecas Nacionales de la Fundación Cultural del Banco Central, elaborado durante el gobierno del presidente Pando, que acababa de derrotar al Zárate Willca, la oligarquía minero feudal asumió la tarea de encarar un censo general de población pese a las dificultades logísticas. Existen datos que revelan que la mayoría de los bolivianos vivían en al área rural y eran originarios de las regiones, con sus propios sistemas de organización política y económica.
Existen muchos datos en el texto que actualmente nos parecerían curiosos y nos develan un país en vías de consolidación y ya, desde entonces, fracturado.
Édgar Arandia Quiroga es artista y antropólogo.