Arte cibernético
En años recientes ha surgido el arte cibernético, el cual pareciera interesar a pocos, porque es menos visible
Históricamente, el arte ha sido entendido desde las circunstancias culturales en las que se gestó. Sin embargo, fue una rama de la filosofía la que comprendió los conceptos relativos al arte dentro del sentido de la belleza. Bajo esta lógica, en la antigüedad algunos filósofos se dedicaron a estudiar la belleza. Por ejemplo, en el libro Crítica de la facultad de juzgar, Kant afirma que el tema sensitivo del arte era más viejo que toda ciencia. Y lo fundamental, lo define como el lugar de placer.
En cambio, Aristóteles caracteriza al arte como aquel hecho provisto de orden, simetría y determinación. Se trata de dos criterios distintos, pero que inspiraron por igual. El primero está relacionado con el arte clásico, que se acerca a los arquetipos de la humanidad de forma armoniosa y serena, y cuyo fundamento se basaba en “lo bello”. Y el segundo, con una perspectiva quizá más objetiva, posiblemente inspiró a otro tipo de arte: el moderno.
En años recientes ha surgido el arte cibernético, el cual pareciera interesar a pocos, porque es menos visible y poco posible exponerlo. Si bien este arte transita por la tecnología computarizada e internet, en sus obras, la simetría de los elementos, las líneas y sus concepciones formales muestran (gracias al tipo de juego de sus formas en crecimiento, proyección o disminución de sus elementos) una especie de creación de espacios no solo secuenciales, sino también de representaciones distintas. Sus expresiones formales, si bien son composiciones simples, no dejan de ser atractivas, especialmente cuando incorporan la iluminación, la cual crea un juego de sombras que colabora en relevar esas propuestas.
El arte cibernético busca ampliar su valor gracias a la tecnología, que en definitiva ayuda en la definición de sus juegos formales y acrecienta su atractivo, pero siempre dentro de la rigidez de sus ejemplos. A pesar de ello, no dejan de ser cognitivos o denotan cierta plasticidad. Con todo, hay voces que señalan que se trata solo de un hecho intelectivo, ya que su pragmatismo, su simplicidad y el trato formal son indicios extraídos de la realidad, y no así de la creatividad que requiere todo arte.
Empero, se debe reconocer que no deja de tener complejidad, y esto motiva su evolución, lo que puede lograr grandes cambios. Y si bien muestra inquietudes sirviéndose de las prácticas tecnológicas, no debiera olvidar que el mundo del arte también se construye a partir de la conversión de la obras en una experiencia estética. A su favor también se puede decir que hoy el arte, independientemente de ser el medio de transmisión de sentires profundos, puede buscar comprensión en la catarsis, pasiones y temores de tipo universal.
Concluyentemente, a nuestro entender, una obra de arte cibernético es resultado de un proceso que conduce a la expresión de un algo que se expone, se discute, se especula y se critica. Y allí residiría su valor, porque no se ofrece como mundo clausurado a cualquier nuevo análisis, definición o concepción; por tanto, evoca lo que su capacidad sugestiva se lo permita, la cual puede ser virtualmente infinita.
* Es arquitecta.