Atentados selectivos
El 27 de noviembre, por un atentado terrorista resultó muerto el Doctor Fajrizadeh, destacado físico iraní y profesor de universidad. El Doctor Fajrizadeh presidía la Organización de Investigación e Innovación del Ministerio iraní de Defensa y había llevado a cabo distintos proyectos en los campos de la defensa pasiva química, biológica y nuclear. Una de sus últimas prestaciones a la humanidad era la producción de la primera prueba de detección de COVID-19 en Irán, considerando las condiciones en las que el pueblo iraní se encuentra bajo las inhumanas sanciones del Gobierno de Estados Unidos que impiden incluso el acceso a los artículos humanitarios como medicamentos y equipos médicos, y también supervisaba la producción de la vacuna iraní contra el COVID-19.
Con el atentado contra su vida, el número de científicos iraníes caídos en atentados similares desde 2009 suman siete. Existen claros indicios que apuntan a la participación y responsabilidad del régimen sionista de Israel en este acto terrorista, como son las amenazas vertidas contra el científico iraní por parte de las altas autoridades israelíes, la más importante de ellas el premier israelí Benjamín Netanyahu, quien amenazó públicamente al Doctor Fajrizadeh ante las cámaras de televisión el 30 de abril de 2018. Este acto terrorista perpetrado por el régimen terrorista de Israel es un ejemplo más del terrorismo de estado que tiene como objetivo poner en peligro la paz y la seguridad internacionales, la integridad territorial, la seguridad de la región de Oriente Medio, y por supuesto, impedir el desarrollo científico de los pueblos independientes.
Este hecho terrorista va en contra de los principios fundamentales del Derecho Internacional y de los principios constatados en la Carta de las Naciones Unidas y, por tanto, requiere la atención y condena por parte de la comunidad internacional y las correspondientes organizaciones internacionales. Este acto terrorista muestra que los enemigos de la diplomacia pasan por tiempos llenos de pánico y que tienen la intención de poner en peligro la paz y la seguridad mundiales perturbando la región de Oriente Medio.
Uno de los principales objetivos de los belicistas norteamericano-israelíes y sus aliados regionales es, precisamente, imponer condiciones especiales a Oriente Medio para luego alcanzar sus nefastos propósitos. Si piensan ellos que con la ayuda del terror podrán detener el avance de la ciencia en Irán están muy equivocados, pues el progreso científico no depende de los individuos y va a seguir su curso en todos los campos con el ímpetu y la celeridad de antes.
Dadas las serias consecuencias de este horrible hecho para la paz y seguridad internacionales y por el hecho de que el terrorismo, como un duro desafío para todo el mundo, requiere una reacción colectiva, invito a la comunidad internacional a condenar fuerte y categóricamente este acto inhumano con base en su compromiso bajo los principios del Derecho Internacional para luchar contra el terrorismo.
Hoy están ante una prueba seria aquellos gobiernos que se presumen de defender los derechos humanos y luchar contra el terrorismo. Tienen que responder al pueblo iraní por su silencio ante las actividades terroristas que han victimizado a más de 17.000 personas en todo Irán en los 40 años que pasan de la Revolución Islámica. La Organización de las Naciones Unidas ha descrito y reprobado a través de sus distintas resoluciones y en consenso, cualquier medida, método y práctica terrorista dondequiera y por quienquiera como actos criminales e injustificables. Dichas resoluciones ratifican que actuaciones, métodos y prácticas terroristas, así como su financiación, programación y provocar su realización contravienen los principios y objetivos de esa organización mundial.
Por tanto y en la línea con la actuación de la Organización de Naciones Unidas esperamos que la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito a la que ha sido encargada la importante tarea de luchar contra el terrorismo, condene incondicionalmente este crimen terrorista. El Gobierno de la República Islámica de Irán confirma su firme compromiso con la lucha contra el terrorismo y se reserva sus derechos, sobre todo su derecho inalienable por la defensa propia para tomar, según la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional, todas las medidas necesarias para responder a ese ataque terrorista y castigar a sus autores tanto físicos como intelectuales.
Morteza Tafreshi es embajador de la República Islámica de Irán en Bolivia.