Industrialización y sustitución de importaciones
Es un hecho reconocido que el proceso de desarrollo económico y el proceso de industrialización fueron y serán un proceso singular en cada país. Como constatación de este hecho, el desarrollo de Inglaterra fue muy diferente al de Francia y Alemania.
En América Latina la situación es parecida. Remitiéndonos a los primeros decenios del siglo pasado, tuvimos el modelo de desarrollo hacia afuera y aproximadamente en la década de los 40 se fue agotando, precipitado por la Segunda Guerra Mundial. Sus consecuencias fueron desastrosas, agravando las condiciones de importaciones y exportaciones de materias primas e interrumpiendo el flujo internacional de financiamiento externo. En ese contexto, la sustitución de importaciones surgió como una necesidad para restituir los equilibrios macroeconómicos y no como aplicación sistemática de un modelo determinado.
La crisis de 1929 redujo ostensiblemente los niveles de importación, y la Segunda Guerra Mundial trajo una disminución de la producción industrial en EEUU y Europa, enfrascados en la contienda. Entonces surgió la oportunidad de América Latina para desarrollarse, ya que sería el proveedor de alimentos, materias primas y bienes manufacturados; pero en 1947 se alzaron las barreras proteccionistas en Estados Unidos y otros países, y esta estrategia orientada a las exportaciones no estaba ya abierta para Latinoamérica. En la medida que el modelo hacia afuera dejó de cumplir el papel protagónico, se crearon impulsos en función de “nuevas” fuerzas económicas, sociales y políticas que presionaron para que el Estado adopte políticas que activen el crecimiento mediante la industrialización.
El modelo de sustitución de importaciones es un proceso que sustituye las importaciones que serán producidas por la industria nacional, también llamado “industrialización por sustitución de importaciones” (ISI). En su primera versión estuvo basada en un secular deterioro de la relación de precios de intercambio, que luego se reemplazó por una versión basada en el diferencial de elasticidades-ingreso y elasticidadesprecio, que consiste que en cada etapa, las mediciones de ambas elasticidades indican cómo avanza el proceso y las acciones de política que se deben implementar (la elasticidad es una medida que muestra el grado de respuesta, o elasticidad, de la cantidad demandada de un bien a los cambios en el precio —o ingreso— de dicho bien).
La ISI es un proceso sistemático no exento de problemas y pugnas políticas y sociales, que tiene su base en lo económico. Se distinguen dos etapas (aunque cuando se aplicó a diferentes países fueron más de dos). La inicial fue la sustitución de bienes de consumo masivo no duraderos e insumos básicos con protección aduanera y abastecimiento externo permanente de bienes de consumo duradero, insumos complejos y bienes de capital. La segunda es la sustitución de bienes de consumo duraderos, insumos complejos y bienes de capital, basada en las exportaciones más que en la demanda interna. Cuando avanza el proceso de industrialización surge la necesidad de instalar determinadas industrias básicas, como la siderurgia. Estas dos etapas no son inmodificables, “(e)sto depende de tres elementos: 1) del tamaño del mercado interno; 2) la capacidad de las industrias establecidas inicialmente de absorber aranceles en insumos y maquinaria importados; y, 3) el éxito en el cambio a la exportación de mercancías”. La CEPAL argumentó que la única forma de acelerar el crecimiento en América Latina era reduciendo el contenido de importaciones de la oferta total (que está compuesta por la producción nacional y las importaciones).
Una vez definida y caracterizada la ISI, un aspecto que es preciso reflexionar se refiere a la ausencia de una ideología industrialista, que es una debilidad en América Latina y en Bolivia, y que lo apreciamos cuando la ISI, inicialmente, fue puesta en práctica y, luego, se construyó la teoría o, si se quiere, la ideología industrialista; si bien son muchos los factores que influyen en el desarrollo económico y en la industrialización es indispensable contar con el deseo de ganar y no solo la obtención de ganancia y menos, aún, la búsqueda de renta.
Para una teoría del desarrollo es necesario la existencia de una clase social con poderío económico. Por lo que la teoría se constituye en el elemento ideológico que, diseminada en toda la sociedad, se constituya en el elemento que guíe las acciones de un proceso de desarrollo. Una clase social, como en Francia, que “armada” de una teoría arrastre a la sociedad en su conjunto. Para iniciar una teorización del desarrollo económico es indispensable tener presentes las condiciones nacionales singulares de la forma cómo interactúan la producción, la distribución, el intercambio y el consumo.
Efraín Huanca Quisbert es economista.