Bendiciones celestiales republicanas
El clima del viejo Estado republicano, confesional y colonial fue la temperatura política que le permitió a la nobleza eclesial agrupada en la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) desenvolverse con la soltura y fortaleza para decidir sobre asuntos del poder.
Desde que el pueblo recuperó la democracia, del secuestro de las dictaduras militares, el rol de la CEB en momentos políticos precisos es fundamental y determinante para el poder político, pues asume —autonombrándose de manera celestial— el rol de liderar la “mediación” en función de la orientación ideológica de los gobiernos.
Entre 1982 y 1985 el país fue dirigido por el frente de izquierda UDP a la cabeza de Siles Zuazo, el gobierno fue acorralado por la derecha que controlaba el Parlamento y la movilización sindical. En noviembre de 1984, la CEB convocó a un “Diálogo Nacional” a los partidos políticos, empresarios y sindicatos; como resultado del encuentro político se resolvió acortar el mandato del Presidente a tres años y la convocatoria a elecciones adelantadas. Se allanó el camino para el triunfo electoral del exdictador Banzer; sin embargo, fue designado presidente Paz Estenssoro, del MNR (1985-1989). A 23 días de asumir el cargo, dictó el DS 21060, inaugurando el periodo neoliberal en el país.
En las elecciones de 1989 se produjo un triple empate: el trípode partidario del sistema político, la CEB convocó a una reunión a los tres partidos para que resuelvan la titularidad del gobierno, por lo que se formó la coalición entre MIR y ADN; a esto salió electo presidente Paz Zamora (1989-1993), siendo el tercero, ya que obtuvo el 21% de los votos.
En febrero de 1991, con el auspicio de la CEB se firmó un acuerdo en la sede de la Nunciatura Apostólica con los partidos políticos para impulsar reformas principalmente en materia electoral.
En la crisis de septiembre-octubre de 2000, la CEB, coordinando con la Defensoría del Pueblo y la APDHB, convocó a una mesa de diálogo en las oficinas de Cáritas —dependiente de la Iglesia— a autoridades del gobierno de Banzer-Tuto Quiroga (1997- 2002) y las organizaciones campesinas movilizadas, para impulsar un acuerdo que ponga fin a las movilizaciones.
En junio de 2001, la CEB promovió el “Acta de Entendimiento” entre oficialismo y oposición, cuyos ejes sobresalientes fueron la elección de las nuevas Cortes Electorales Departamentales y una serie de reformas políticas y económicas.
Durante la crisis estructural del Estado y del neoliberalismo —previa a las movilizaciones sociales de octubre de 2003 durante el gobierno de Sánchez de Lozada-Mesa (2002-2005)—, la CEB impulsó un pacto político y social que concluyó en el documento “Reencuentro Nacional” que recomendó reformas constitucionales, pero que no fue suscrito por el MAS y el MIP.
En el referéndum anti e inconstitucional sobre la autonomía desarrollado el 4 mayo de 2008 en Santa Cruz, que fue convocado por la Prefectura y el Comité Cívico, el cardenal Julio Terrazas celebró una misa en la catedral cruceña convocando a participar en la consulta, donde posteriormente se lo observó emitiendo su voto.
En noviembre de 2019, el arzobispo —y actual— presidente de la CEB, mediante una carta pública le pidió al expresidente Evo Morales que renuncie al cargo por organizar el “fraude”. La CEB, el 10 de noviembre, convocó a la representación diplomática de la UE, España, Brasil, al Comité Cívico pro Santa Cruz y a las representaciones políticas de oposición para garantizar la organización del gobierno de facto.
La CEB fue y es parte del círculo de poder republicano. Su accionar político durante gobiernos de izquierda es para impulsar rupturas y despejar los caminos para que organizaciones políticas de derecha tomen el control del gobierno.
Cuando el sistema político tuvo la constitución de la hegemonía multipartidaria de organizaciones de centro y de derecha, la CEB tuvo un accionar diametralmente diferente; la participación “mediadora” se circunscribe a viabilizar acuerdos políticos que impulsaron reformas institucionales y constitucionales, es decir, darle legitimidad a las decisiones que tomaron el poder.
No obstante, cuando el valor de la autoridad gubernamental estuvo en duda, la CEB intervino para restituir la autoridad política del poder impulsando acuerdos con las organizaciones movilizadas.
La imagen de la nobleza eclesial es el arma “moral” —como un significante vacío, diría Lacan— para la intervención en los momentos precisos de crisis. Los escenarios posteriores a la mediación son los andamiajes reconstruidos en función de la orientación política compartida entre sectores conservadores y los arzobispos de la CEB, allí radica el sentido político de la “mediación”.
César Navarro Miranda es exministro, escritor con el corazón y la cabeza en la izquierda.