Voces

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Periodismo de revelación

/ 2 de septiembre de 2021 / 01:28

Porque todo indica que el asedio político mediático contra el gobierno del presidente Luis Arce día a día será más frontal e impune, el trabajo de recuperación de la memoria histórica que realiza LA RAZÓN y el periodista Julio Peñaloza Bretel tiene un inestimable valor en la defensa no de un gobierno sino de la democracia, la cual no puede ni debe ser cooptada por nuevas plutocracias, sino seguir como una amplia polifonía de voces, intereses y visiones de la sociedad y el mundo.

Los aportes a la memoria histórica que publica este medio cada domingo, recuperan la esencia del periodismo y fortalecen la unión umbilical que tiene esta actividad frente a la verdad histórica.

LA RAZÓN no está haciendo nada extraordinario, sino algo que debería ser una práctica cotidiana, que es informar y mostrar la realidad con base en datos y fechas sobre situaciones que están consignados en todos los periódicos del país. Con esta vocación por la verdad, LA RAZÓN se desprende —en gran medida— de la sobrecargada subjetividad ideológica que siempre es una tentación en el periodismo.

El último informe que elaboró Peñaloza Bretel, El día que el banzerismo derrocó a Evo Morales, surgió —tal vez sin proponérselo— de la revisión de archivos de periódicos desde el día en que el general Hugo Banzer Suárez se hizo del poder, construyendo desde entonces una casta política y empresarial que rebrota décadas después bajo distintas siglas y rostros.

Cuando sociólogos y politólogos de todas las tendencias se siguen rompiendo el cráneo intentando explicar la caída de Evo Morales con un golpe de Estado estilo Frankenstein, Peñaloza solo ata cabos sueltos en la historia de Bolivia, encontrando que el nudo gordiano del golpe efectivamente son los banzeristas de diferente época como Tuto Quiroga, Óscar Ortiz, Rubén Costas y Luis Fernando Camacho. Cuatro operadores que más que plantear un proyecto alternativo, solo se mueven para recuperar privilegios de clase. Por ahí se explica la catastrófica gestión transitoria de Jeanine Áñez, quien pensó que dirigir un Estado era algo parecido a presidir una comparsa carnavalera.

Los archivos que publica LA RAZÓN constituyen una antorcha que —con renovado fuego— permitirá comprender con mayor claridad las derrotas y victorias de la azarosa historia de nuestro país.

El denodado esfuerzo que implica revisar muchos archivos, también constituye un sano acicate para las nuevas generaciones de periodistas, quienes deben escribir sus crónicas con la linterna encendida, hallando verdades que moderen las ambiciones de los poderosos y fortalezcan la vida digna de la gente.

Grover Cardozo es periodista y abogado.

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Poder mediático y excesos de confianza

Gróver Cardozo

/ 17 de mayo de 2023 / 09:39

Ocurrió desde el 22 de enero de 2006 con la asunción de Evo Morales al gobierno y ocurre ahora frente a la gestión del presidente Luis Arce. Los medios de comunicación proliberales están tremendamente movedizos y renovados, y no pierden ni un solo minuto de sus noticieros y tapas para erosionar la imagen del Gobierno con enfoques tendenciosos, cual termita silenciosa que desgasta un proceso que trabaja y se preocupa por el bien común.

Hoy, que la opción militar con fusiles en mano está desacreditada y archivada, quedó habilitada la opción de la guerra mediática con las fake news y el lawfare, a través de las pantallas grandes en los hogares y las pantallas chicas en los celulares.

El objetivo es debilitar y minar la confianza de la población, de tal modo que en conversaciones callejeras las amas de casa hablen sobre el pequeño incremento del precio del tomate, pero no digan ni una palabra sobre la industrialización del litio y otros recursos naturales valiosísimos.

Lo que preocupa de esto no es solo la estrategia utilizada por los poderes económicos agroindustriales, financieros y comerciales ligados a los capitales transnacionales, sino el exceso de confianza en algunas fortalezas que aún tiene el proyecto nacional y popular boliviano.

Lea también: ¿En serio, Presidente?

La historia, que es gran maestra de la vida, registra lo que fue el comportamiento de los grandes medios en Bolivia hasta el 20 de octubre de 2019 y cómo esa conducta de apariencia democrática se transformó en cuestión de horas en titulares y encabezados que hábilmente pusieron base discursiva al golpismo de los Camacho, los Mesa y los Murillo.

En esos cruciales momentos, a esos grandes medios les correspondía actuar con un “mínimo” de responsabilidad exponiendo con un poquito más de decencia las versiones de uno y otro lado para hacer viable una salida sensata y democrática a esa crisis, pero eso no fue así, porque los intereses de los dueños de esos medios no fueron en aquel momento coincidentes con los de un gobierno nacional y popular, como no lo son hoy mismo.

Este peligro no está controlado y sobre eso expuso alertas el exvicepresidente Alvaro García Linera. Dijo, con su acostumbrada lucidez: «Ganar las elecciones es apenas (ganar) el Ejecutivo que es una especie de poder de vasallaje, supeditado a otros grandes poderes mediáticos, económicos, de bolsas de valores. La cosa es qué haces con el poder primario electoral. ¿Le das base económica? (y entonces) Nacionaliza. ¿Quieres darle base discursiva? (entonces) Crea medio de comunicación”. Y la base discursiva de la que habla Alvaro supone amplificar con los ciudadanos el potente discurso de la lucha por la igualdad y la defensa de los intereses de una nación que por centurias ha sido presa de piratas y saqueadores.

(*) Gróver Cardozo es periodista y abogado

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¿En serio, Presidente?

/ 1 de febrero de 2023 / 01:45

“Nuestras principales políticas apuntan a una educación de calidad y excelencia, porque la educación es la herramienta fundamental para la liberación”, sostuvo el presidente Luis Arce y se torna inevitable preguntarle: ¿En serio, Presidente?

Son plausibles los esfuerzos que realiza el Gobierno en cuanto a gobernabilidad, estabilización de la economía y atención de prioridades para el sector productivo, pero lo que se está haciendo en materia educativa no da aún la talla para hablar de procesos de liberación, porque eso exigiría multiplicar por dos las revoluciones de la maquinaria estatal y social.

Si no, ¿por qué hoy mismo cientos de miles de bolivianos y bolivianas sobreviven con empleos tan precarios, y con tan baja expectativa sobre la mejora de las condiciones materiales de existencia?

Formar a las generaciones que vienen es complejo y lo será más en tanto la educación regular y superior no activen saltos cualitativos para atender bien el desarrollo humano y reforzar, en serio, la noción de que solo “produciendo” mermeladas, combustibles, bicicletas, películas o software saldremos del hueco.

Estamos hablando de la educación en tanto espacio de construcción de capacidades, destrezas y respuestas creativas para generar proyectos productivos privados y estatales que mejoren los ingresos de los bolivianos.

Hoy, miles de mujeres del área rural están vendiendo sus productos en carretillas de todas las ciudades (con la wawa a la espalda) y podrían estar así 10, 20 o más años porque no tienen la escolaridad suficiente y, por tanto, la capacidad para comprender que de esas ventas pueden dar un salto a la elaboración y creación de artesanías.

México, con el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), detectó la raíz de los problemas estructurales de una sociedad que hoy está resolviendo sus conflictos a plan de balazos y asesinatos. En respuesta, AMLO activó con muchos millones una “Estrategia Nacional de Lectura” cuyas premisas son: “leer despierta tu imaginación” y “porque leer te transforma”. Dijo clarito, el locuaz gobernante: Mejor invertir hoy en libros que mañana en más policías y militares.

La UNESCO informó que los países que realizaron esfuerzos para subir los niveles de sus sistemas educativos, están abriendo opciones para industrializar sus materias primas y “generar riqueza desde las destrezas que da una educación de calidad”. La educación será una herramienta liberadora, Presidente, cuando el sector público y privado tomen conciencia de las puertas que se podrían abrir con esa maravillosa herramienta que es clave para el competitivo siglo XXI. Ojalá se avance a ese espacio.

Grover Cardozo es periodista y abogado.

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¿Está secuestrada Santa Cruz?

/ 20 de agosto de 2022 / 01:21

No me sentiría autorizado a escribir esta crónica, de no haber estado el 8 y 9 de agosto en el séptimo anillo y avenida Moscú de Santa Cruz, observando perplejo cómo transcurría el debilitado “paro por el Censo” y desde ahí, escuchando azorado las mandonas voces de los cívicos, y del otro lado, moderadas y temerosas declaraciones de representantes de otras instituciones. Unos hablando como propietarios y los otros, como inquilinos. Los primeros como dueños de la hacienda y los otros casi, casi como la servidumbre que solo tiene que poner su trabajo sin elevar mucho el tono de su voz.

Lo que observé en las calles y en los medios de comunicación dominantes en esos días, deja la triste sensación de que muchos cruceños están secuestrados en esta prometedora tierra.

¿Secuestro?, ¿rapto? Tal vez el concepto es exagerado, pero ocurre que en Santa Cruz, cuando todo discurre con normalidad, se viven sensaciones muy positivas por el dinamismo de esa urbe y la alta laboriosidad de la gente, pero en días de paros o eventos político-electorales se respira una atmósfera enrarecida con sentimientos verdaderamente desoladores por la actitud temerosa de amplios sectores social-populares que no la tienen nada fácil a la hora de intentar hacer respetar su voz en los medios y en las calles. La debilidad para hablar termina socavando la dignidad de la Santa Cruz que está fuera del tercer anillo y el riesgo es grande porque esa debilidad está pasando de generación en generación.

Es como para decir: “Oiga pariente, hable pues fuerte? ¿Por qué se queda callado como opa? ¿Acaso se comió su lengua? ¿Usted aceptará que haya cruceños de primera y segunda?

La trampa radica en que los cruceños más blanconcitos saben que pueden mantener ciertos privilegios pregonando y repitiendo que “defienden los intereses de Santa Cruz” y quitando a los otros “no tan dueños” de la región ese discurso, pese a que estos últimos “igualingo” tienen que trabajar de sol a sol para tener algo.

La atmósfera de privilegios y derechos menores también está debilitando aún más el tejido social de la gran Santa Cruz, impidiendo mayores encuentros para avanzar al desarrollo humano, social y cultural del departamento.

Alguien dijo: “Cuando una situación de encierro se da por mucho tiempo, uno ni siquiera ya puede ver las rejas que tiene por delante”. Eso lo digo solo como advertencia y preocupación, por si acaso sirva para algo.

Gróver Cardozo es periodista y abogado.

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Otro agosto en libertad

/ 6 de agosto de 2022 / 03:02

En este nuevo agosto de la Patria se siente un renovado aire de libertad que permite comprender que, como en su tiempo lo planteara Simón Bolívar, “la esclavitud ha sido siempre la hija de las tinieblas”.

Este nuevo aire se traduce en mejores condiciones materiales y espirituales para el país. Gran parte de la niñez campesina ahora hace sus tareas sobre pupitres. En las ciudades solo una parte de la clase media es “distraída” con la pobre oferta de la Tv y, la otra parte, sigue reflexionando sobre los frutos que puede dar el árbol de la libertad.

El renovado aire de libertad se siente hoy, sobre todo, con la diversa clase dirigencial. Indígenas, mestizos, blancos, afros y minorías casi “revueltos” en una nueva Asamblea Plurinacional más confrontada, pero altamente incluyente.

Difícil olvidar que hasta 1825 el país era manejado desde las Cortes de España por chapetones prepotentes que hicieron tabla rasa en estos territorios, no solo saqueando la riqueza, sino también abusando impunemente a las tatatarabuelas.

Casi 190 años después empieza a fraguar un segundo proceso de emancipación, que si bien marcha con altas y bajas, permite a Bolivia enfrentar dos demonios mayores que décadas antes pusieron al país al borde de la guerra civil: la extrema pobreza y la exclusión social, y política de las grandes mayorías.

Para este segundo periodo colonial ya no hacía falta llegar en carabelas y entrar victoriosos montados sobre caballos. La dominación era más sutil y se daba mediante la permisiva y sumisa conducta de una casta señorial que nunca se conectó del todo a lo que ofrecían estas tierras.

Y hoy es fuerte el legado de la libertad por tres hechos fundamentales: 1) los recursos que posee el país pueden ser la base de un modelo de desarrollo a la boliviana; 2) existe mayor conciencia política (últimas elecciones generales), lo que habilita al país para verse a sí mismo más fuerte, independiente y soberano; 3) hoy Bolivia puede alzar su voz internacionalmente y utilizarla en favor de causas que considera justas y convenientes para los Estados.

El uruguayo Bartolomé Hidalgo, que nació en 1788 y murió en 1822 sin saborear la independencia, dejó para las nuevas generaciones una bella poesía que en su final canta: Cielo, cielito, cantemos/cielito de la unidad/unidos seremos libres/sin unión no hay libertad./Todo fiel americano/hace a la Patria traición/si fomenta la discordia/y no propende a la unión./Cielo, cielito, cantemos/que en el cielo está la paz/y el que la busque en discordia/ jamás la podrá encontrar./Oprobio eterno al que tenga/la depravada intención/de que la Patria se vea/esclava de otra nación.

Grover Cardozo es periodista y abogado.

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Revolución en Colombia

/ 26 de marzo de 2022 / 01:18

Los resultados de las elecciones legislativas colombianas ratificaron en ese país —¡en buena hora!— una tendencia al cambio que podría poner fin a 70 años de conservadurismo y el uribismo que apadrinó el narcotráfico, el paramilitarismo y se llevó por delante más de 280.000 muertos y miles de familias destruidas.

Con razón, con mucha razón, y tras conocer estos resultados y el ascenso del líder de la izquierda colombiana Gustavo Petro, el señor de la guerra que es Álvaro Uribe dijo en pasados días: “Estas elecciones dejan toda la desconfianza. No se puede aceptar este resultado”, y lo expresó quien siendo presidente por ocho años perdió la oportunidad de mejorar Colombia.

El pueblo colombiano reacciona, la Colombia humana se rebela con aire renovado y por fin acaricia la posibilidad de sacudirse de la noche larga de la violencia y muerte en las elecciones que en mayo de este año elegirán al nuevo gobierno y en las que Petro, como líder de una coalición que aboga por la democracia y la paz, podría surgir como el nuevo presidente de ese atribulado país.

Colombia incuba el conflicto más antiguo de todo el hemisferio occidental y en sus más de 56 años no hay ningún colombiano cuya vida no haya sido golpeada. Las cifras lo dicen todo: más de 280.000 muertos, decenas de miles de desaparecidos, casi siete millones de desplazados, violaciones, secuestros e incontables tragedias personales.

Es que a Colombia hay que verla en su integridad y no solo a través del marketing de Shakira o Maluma, cuya labor distractiva más bien disimula hechos oscuros que son el pan de cada día en la política y el ámbito social de ese país.

Para entender a la tierra de García Márquez es preciso recordar que el 9 de abril de 1948 fue asesinado de tres disparos el caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, un hombre de izquierda —que al igual que Marcelo Quiroga Santa Cruz en nuestro país— se perfilaba como el futuro presidente de Colombia.

Antes de ser asesinado, Gaitán había sentenciado un duro mensaje para la oligarquía colombiana: “Cercano está el momento en que veremos si el pueblo manda, si el pueblo ordena, si el pueblo es el pueblo y no una multitud anónima de siervos”. Quienes eran dueños de Colombia en ese momento le respondieron con tres balazos.

El retorno de la esperanza a Colombia indica que los Acuerdos de Paz firmados con el decidido impulso del expresidente Juan Manuel Santos y la mediación de Cuba están dando frutos. El pueblo se cansó de la violencia y de la larga noche que aún ahoga en un pozo de sangre y dolor a millones de colombianos.

Tomando en cuenta que durante décadas el conservadurismo y el uribismo gobernaron Colombia a plan de manipulación mediática, amedrentamiento y balas, lo que allá acontece es una verdadera revolución.

Grover Cardozo es periodista y abogado.

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