Bolsonaro y RRSS
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha prohibido temporalmente que las compañías de redes sociales eliminen cierto contenido, como sus afirmaciones de que la única manera en que perderá las elecciones del próximo año es si la votación es amañada (uno de los pasos más significativos de parte de un líder electo de manera democrática por controlar lo que se puede decir en internet).
Las nuevas reglas para las redes sociales, emitidas esta semana y ya en vigor, parecen marcar la primera vez que un gobierno nacional ha evitado que compañías de internet eliminen contenidos que violan sus reglas, según expertos en leyes de internet y directivos en compañías tecnológicas. Además, surgen en un momento precario para Brasil.
Bolsonaro ha usado las redes sociales como un megáfono para construir su movimiento político y llegar a la presidencia. Ahora, con las encuestas que muestran que perdería las elecciones presidenciales si se realizaran hoy mismo, está utilizando sitios como Facebook, Twitter y YouTube para intentar socavar la legitimidad del voto, con lo que sigue las estrategias de su aliado cercano, el expresidente estadounidense Donald Trump.
Con la nueva política, las compañías tecnológicas pueden eliminar publicaciones solo si éstas tienen que ver con ciertos temas especificados en la medida, tales como desnudez, drogas y violencia, así como si alientan a cometer crímenes o violan los derechos de autor. Para borrar otro tipo de publicación, deben obtener una orden judicial. Eso sugiere que, en Brasil, las compañías podrían con facilidad eliminar una fotografía de desnudos, pero no mentiras sobre el coronavirus.
La pandemia ha sido un tema que ha padecido de mucha desinformación bajo el gobierno de Bolsonaro. Facebook, Twitter y YouTube han retirado videos del mandatario en los que fomentaba el uso de fármacos no aprobados como remedios contra el coronavirus.
Los gigantes de las redes sociales denunciaron las nuevas reglas y dijeron que éstas permitirían que se propagara información dañina. Facebook y YouTube afirmaron que todavía no han modificado cómo manejan el contenido en Brasil. Twitter declinó decirlo.
En un tuit, el gobierno de Bolsonaro dijo que la política “prohíbe la remoción de contenido que podría resultar en cualquier tipo de ‘censura de orden político, ideológico, científico, artístico o religioso’”.
Además de limitar qué tipos de publicaciones las compañías pueden eliminar, las reglas también pueden requerir a las compañías tecnológicas que justifiquen el retiro de cualquier publicación o cuenta, incluso aquella que involucre las excepciones protegidas. El Gobierno puede forzar a las compañías a restaurar la publicación o la cuenta si decide que la eliminación no tuvo fundamento.
Tales medidas expiran en 120 días si el Congreso de Brasil no las hace permanentes. Algunos de los integrantes del Congreso ya se han opuesto de manera pública a la medida y cinco partidos políticos y un senador brasileño han presentado demandas penales ante el Supremo Tribunal Federal de la nación para bloquearla.
No obstante, el martes en un mitin Bolsonaro dijo a sus simpatizantes que ignoraría los fallos de un magistrado del Supremo Tribunal que ha ayudado a conducir investigaciones en el gobierno de Bolsonaro, lo cual ha alarmado a los observadores de todo el mundo por la posibilidad de que el Presidente esté haciendo peligrar la democracia de Brasil.
Bolsonaro ha dado otros pasos para hacer que la desinformación en línea sea más difícil de combatir. Por ejemplo, este mes vetó parte de una ley de seguridad nacional que hubiera establecido sanciones penales para las personas halladas culpables de orquestar campañas masivas de desinformación.
Jack Nicas es columnista de The New York Times.