Estrella solitaria
El titular no podía ser más amargo: “Ninavia desclasificado en los 10.000 mp”. Trajo a la memoria un suceso del siglo pasado cuando un mate de coca fue motivo de sanción a uno de nuestros mundialistas de fútbol. Hoy se trataba de zapatillas equivocadas, suela más gruesa se aclara, así Ninavia y Bolivia se ven despojados de una presea de plata, porque en la cámara de llamadas fue revisado sin observaciones. Surge la interrogante sobre el carácter de estos eventos, en este caso la discriminación.
David Ninavia (18 años) anteriormente había ganado la prueba de 5.000 m en los Juegos Panamericanos Junior, con ese triunfo Bolivia logró su única presea de oro en el evento, otra nos hubiera elevado en el medallero y Ninavia sería nuestro héroe y no el mal alumno que tiene que aprender, como rezan algunos comentaristas. Otro antecedente importante es que Ninavia ganó otra medalla de oro en el Sudamericano de Atletismo llevado a cabo en Lima este año en la prueba de los 3.000 m.
David emergió en las lides deportivas en los últimos Juegos Plurinacionales Evo Morales realizados en Villa Tunari en 2019. Allí este joven de 15 años, siendo estudiante del Colegio Llallagua, dio a conocer a su comunidad Chocapatilla, cabildo Janq’o Kalani del Ayllu Chullpas, perteneciente al municipio de Llallagua del departamento de Potosí; con entusiasmo estudiantil enfrentó este desafío que lo impulsaría a las lides internacionales. Otra niña, llamémosla Rosaura, también llallagüeña, ganó su medalla en la prueba de 100 m en los juegos infantiles de Cobija, y cuando se le preguntó sobre su aspiración, expresó que desearía que en su municipio hubiera una pista de tartán. En verdad, solo disponiendo de los medios modernos se puede aspirar a entrar a estas competencias, en las que compiten no solo seres humanos sino también los poderosos de la tecnología deportiva y económica para profesionalizar a los deportistas: la afición amateur al deporte ha desaparecido.
En este sentido, el batallar de David es un ejemplo de tenacidad. Consciente de sus condiciones, enfrentó el fenómeno de la pandemia solo; cerrados los colegios, desapareció su único apoyo, su profesor de educación física, sus esfuerzos individuales no le bastaban. En Llallagua no hay un club de atletismo y la asociación departamental está a 300 kilómetros, así que optó por radicar en la ciudad de Oruro, dejando atrás la identidad que le vio nacer; emprendió otro desafío lleno de incertidumbre, hoy los resultados muestran que fue acertada su decisión. Mientras Rosaura espera con ilusión los próximos juegos estudiantiles, sin que su sueño todavía se haya realizado.
El caso de David no es el único, otros deportistas también hicieron sus primeras armas en los Plurinacionales; a fuerza de batallar, continuaron su carrera deportiva, pero son las excepciones. Las becas “tunkas” no son muchas y son dedicadas a deportistas consagrados. La masificación deportiva es positiva, demuestra las potencialidades, pero no basta, no existe una política que, identificados los talentos, les guíe, les oriente y —por qué no— el Estado tome para sí la responsabilidad de su formación integral, en institutos especializados donde se tenga personal técnico para alta competencia y en todas las áreas que hacen al rendimiento deportivo: entrenadores, médicos, nutricionistas, psicólogos, etc., con todo el equipamiento necesario; ni qué decir de la indumentaria, que cada vez se muestra más exigente, como las zapatillas que hay que cambiar en cada prueba.
Una política pública recuperaría esos talentos que existen en los sectores más diversos de la nacionalidad; con la mercantilización cada vez mayor del deporte, en sus planas deportivas los medios de comunicación solo nos muestran los deportes que requieren de grandes inversiones; casi siempre, se ignora los que se mantienen con el sacrificio individual, que merecen ser reconocidos.
Llallagua tiene una amplia historia deportiva, desde su contribución con jugadores en el mundial de fútbol en el Uruguay y como semillero de jugadores para los clubes 31 de Octubre de La Paz y Oruro; su equipo ganó un campeonato nacional de basquetbol femenino, varios años fueron campeones en golf y ni qué decir los 14 años consecutivos de gloria del equipo de natación Ranas. El contexto social, la comunidad minera del campamento y las condiciones naturales, como las aguas termales, hicieron realidad lo imposible. Llallagua también va cambiando, hoy las autoridades son de las naciones originarias, y bello, que también de su seno salgan deportistas de primera. Bravo, David, tu esfuerzo es reconocido con orgullo por todo el pueblo boliviano.
José Pimentel Castillo fue dirigente sindical minero.