¡El fuego está en nuestras manos!
En el departamento de Santa Cruz, según datos generados por la Fundación Amigos de la Naturaleza, en los últimos 10 años se quemaron aproximadamente 17,5 millones de hectáreas, de las cuales el 34% fueron bosque y el 66% formaciones sabánicas y campestres. El desafío actual está en transitar desde una mirada de atención a emergencias a una mirada de gestión integral, que consiste en acciones orientadas hacia la prevención, el uso del fuego, el control y comprender el rol ecológico, social y cultural que significa el fuego. La gestión integral del fuego antes que únicamente apagar incendios requiere una mirada de largo plazo, que en Bolivia estamos enfrentando y lo seguiremos haciendo los próximos años.
“Nosotros vivimos de lo que producimos, el incendio nos ha quemado todo lo que teníamos el 2019…” “Nosotros tenemos que realizar la práctica de los chaqueos como hacían nuestros ancestros”, son declaraciones que escuchamos de comunarios de la Chiquitanía que sienten en la piel el calor del fuego y tienen los conocimientos de sus ancestros para realizar estas prácticas. Ellos son conscientes del rol que tiene el fuego en sus vidas.
El uso del fuego es una práctica ancestral; sin embargo, su mal uso genera que cerca del 99% de los incendios forestales sean causados por la mano del hombre y, por supuesto, las condiciones climáticas potencian mucho más esta situación, ante escenarios cada vez más secos, más calientes, que sumados a la deforestación acelerada provocan más incendios forestales.
Hay que entender que enfrentar los incendios forestales no significa salir a apagar el fuego, sino crear agendas coordinadas entre los niveles de gobierno que coadyuven en brindar acciones de capacitación en prevención, uso y control del fuego para justamente no tener que salir a apagar incendios. Comprender el rol del fuego desde una perspectiva ecológica, reconociendo que forma parte de la dinámica de muchos ecosistemas, significa reconocer tanto sus beneficios como sus perjuicios a fin de desarrollar estrategias adecuadas que permitan aprovecharlo y minimizar los daños.
Contar con sistemas de monitoreo y alerta temprana de incendios forestales, mecanismos de coordinación y cooperación interinstitucional para la preparación y respuesta ante emergencias, personal organizado y capacitado para el combate, incluyendo bomberos profesionales y brigadas comunitarias, además de equipamiento e infraestructura de respuesta, son fundamentales en torno al enfoque de manejo integral del fuego.
Debemos entender la necesidad de integrar la realidad cultural-ancestral de las comunidades para manejar el fuego, que lleva intrínseca un enfoque holístico, ecológico y social junto con la visión del “manejo integral del fuego”, que consiste en reducir las amenazas a través del uso, prevención y control. Nosotros, juntos, podemos evitar los incendios forestales. ¡El fuego está en nuestras manos!
Karina Sauma es directora de Comunicación de la FAN.