Will Smith, el sopapo y la sociedad criminógena
Chris Rock hace bullying públicamente a la esposa de Will Smith y éste sopapea también en público a aquél. Resultado: Will es castigado y Chis no.
Días atrás, una víctima de bullying sistemático por su forma de hablar (¿frenillo de lengua?), armado como Rambo ( fascinante imaginario gringo) convierte a niños y profesores en sus víctimas: de víctima pasó a victimario.
Pareciera que solo se da en yanquilandia, donde no faltan los cavernarios que responden ante esta tragedia con una propuesta del populismo penal: hay que armar a toda la sociedad para que se defienda.
¿Nos es ajeno esto? No, para nada. Quizás no en las proporciones, pero sí en la cualidad: también somos una sociedad donde el bullying es pan de cada día; desde poner apodos en razón a una situación, apariencia corporal o de color de piel, posición religiosa, política, regional, social, etc., etc. y etc.
Y, al igual que en yanquilandia, somos una sociedad tolerante con esta cualidad criminógena. Tiene que suceder una catástrofe (sobresaturación, en el lenguaje de Enrico Ferri) para que reaccionemos (granada en una asamblea de estudiantes —con muertes—, derrumbe de baranda en otra —también con muertes—, etc.) y, obviamente, desde el populismo punitivo (Farit Rojas, La Razón 30/05/22), aplicando el esquema del “chivo expiatorio” (se sacrifica al chivo para expiar el mal cuasi generalizado y sentirnos aliviados porque el culpable es otro y no nosotros) a quien “excede”, mientras… somos tolerantes a un diario accionar de agresividad.
Decíamos (La Razón 12/06/21) que la concurrencia (categoría de Birkbeck) viabiliza que el niño-víctima se convierta en adultovictimario. No es determinante (soy crítico de los determinismos positivistas), es condicionante, más aún en sociedades donde el bravucón es personaje público.
Poner a la Policía, a los dinosaurios, etc., en la mesa de discusión y por separados, simplemente es repetir lo dicho anteriormente. La necesidad de tomar desde la complejidad (sociocultural —educativa—, penal reforma integral —descolonizadora y autonómica—, institucional —Policía, Fiscalía, jueces—) es hablar en serio, solo así nos alejaremos de la cultura del populismo punitivo filo-fascista, previa discusión nacional a partir de reconocer que es un problema social (terapia de Alcohólicos Anónimos) y, pasito a pasito (como dice aquel poema erótico que le pusieron ritmo exquisito), de un día a la vez, encarar y transformar en políticas públicas.
Alejandro Colanzi es criminólogo y nonnino de Valentina.