¿Del rechazo a la concertación traidora?
Es una lectura desde fuera de Chile, a la votación del 62% que no aceptó el borrador de la Constitución Política del Estado (CPE), surgida a través de una Asamblea Constituyente. La pregunta es ¿qué es lo que pasó? Si tanta movilización del pueblo, sobre todo estudiantil, que originó la elección del presidente actual Gabriel Boric, con una votación sin precedentes. Se esperaba desde la lógica que, si Boric ganó recientemente las elecciones, se repita la votación por el sí a la CPE.
Hoy la vida en las sociedades es una maraña entre la producción de la información y el miedo. Es una elaboración que, en gran medida, está liderada por las grandes empresas de información y estas casi siempre son alejadas de la realidad. Para el caso chileno, estuvieron presente estas redes de información y apostaron por el rechazo. Pero también hubo otros factores internos que contribuyeron decisivamente para el fracaso. La herencia de 50 años de la política dictatorial de Pinochet y sus seguidores, que está asentada en la CPE totalmente neoliberal y hoy resulta difícil cambiar mediante una consulta popular. No será muy sencillo barrer de un día para otro esta bandera ultracapitalista. En 50 años existen, al menos, tres generaciones que ven como algo natural la política de la exclusión, la privatización y la pobreza.
La nueva CPE es un peligro para los que privatizaron y sus seguidores, como también lo es la apuesta al retorno a la educación estatal y para el pueblo. Otro factor que ayudó en la pérdida es el miedo, la psicosis de la incertidumbre, de perder privilegios de una clase y ciudadanos que ven la política progresista como peligrosa. Por ejemplo, aferrarse a la centralidad de la capital Santiago. Incluso ¿fue un rechazo a la presencia del presidente Boric, que no es oriundo de la capital? En fin, uno puede seguir enumerando muchos otros componentes.
La definición de la ciudad de Santiago como el gran conglomerado humano y poblacional votante, frente a las periferias regionales y de otras ciudades del país, fue determinante. La presencia indígena en Chile es poco decisiva, a pesar de la lucha histórica del pueblo mapuche, la más combativa en la historia de Chile. Aunque el pueblo mapuche, hoy está diseminado, expulsado y obligado a vivir en ciudades como Santiago, no puede influir más allá de sus posibilidades minoritarias. A esto se suma la división interna entre los mapuches. Una gran muestra es la radicalidad versus el proceso gradual de reivindicaciones. Los más fundamentalistas votaron en contra del sí. Los otros pueblos, como los aymaras, son minorías en población y su influencia es en sus lugares de origen.
El Chile capitalista hoy se vanagloria del triunfo, porque indudablemente invirtieron mucho dinero en la propaganda de la mentira y la desinformación. ¿Cuánto erogó económicamente esta rémora social y política, triunfalista del sistema liberal? El solo mencionar que se convertirían formalmente en un Estado social e incluso plurinacional, les asustó mucho, en una sociedad acostumbrada al neoliberalismo extremo y el de creerse “avanzada” de América del Sur. Aunque las enormes movilizaciones de los últimos años nos han mostrado la profunda pobreza y formas de racismo imperantes, en una sociedad construida sobre gran cantidad de inmigrantes europeos.
¿Ahora, qué hacer? Gabriel Boric convocó a una especie de concertación con los partidos tradicionales. No le queda más que negociar una salida más digna o ¿tal vez traicionera? Creo que habría varias salidas al rechazo que ha generado una crisis. El primero, dejar en status quo hasta que los movimientos sociales se reorganicen e insistan con una nueva constituyente. Segundo, en la negociación se cederá, pero ¿cuál es el límite de esa concesión? Incluso habría una tercera opción, que las fuerzas sociales se reorganicen y que la lucha política siga en las calles. Pero la gran paradoja del presidente Boric es que no puede fomentar las movilizaciones, como lo ha manifestado públicamente, en el aniversario del golpe de Estado de Pinochet de la década de 1970. Entonces ¿cómo serán las acciones políticas hacia adelante?
Chile anqa markanxa, qamirinakawa jan mistuñ munapkiti jach´a irnaqawinakata. Janiwa, sasaw sawayapxatayna, ukhamaraki llunk’unakapaxa yanapapxarakitaynawa una sarawiruxa.
Esteban Ticona Alejo es aymara boliviano, sociólogo y antropólogo.