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Wednesday 11 Dec 2024 | Actualizado a 09:56 AM

Sí, estamos saliendo adelante

/ 30 de septiembre de 2022 / 02:20

En un artículo titulado ¿Estamos saliendo adelante?, Juan Antonio Morales Anaya, expresidente del BCB entre 1995 (septiembre) y 2006 (abril), pone en tela de juicio el comportamiento de distintos indicadores económicos, y defiende a capa y escudo el informe del artículo 4 del FMI, señalando que las recomendaciones de dicho organismo internacional deben ser consideradas para la administración de la economía boliviana.

Al respecto, y con el objeto de informar a la población de manera responsable y dar respuesta a la pregunta, es importante mencionar que el Producto Interno Bruto (PIB) de Bolivia creció en 3,97% al primer trimestre de 2022, con aporte del mercado interno que impulsa esta expansión y contribuye a dinamizar la actividad productiva, con sectores que están creciendo por encima del 5%, como es el sector de transporte y almacenamiento con 11,1%; electricidad agua y gas con 8,8%; construcción con 7,1%; el sector agropecuario con 5,3%; minería con 5,2%; y los establecimientos financieros cercanos, con 5%.

Asimismo, la economía boliviana cerró 2021 con un crecimiento del 6,1% después de un decrecimiento de -8,7% registrado en 2020. Para la presente gestión y de acuerdo con el Programa Fiscal Financiero, se establece como objetivo un crecimiento del 5,1%. Pero extrañamente el expresidente del BCB no recuerda que el crecimiento del PIB en periodos neoliberales no superaba el 3%, por ejemplo, en 1999, 2000 y 2001 se logró 0,4%, 2,5% y 1,7%, respectivamente.

Con relación a la inversión pública (IP) y de acuerdo con las recetas del FMI, la IP ejecutada en el periodo 1992-2005 alcanzaba en promedio $us 590 millones; no obstante, a partir de la implementación del Modelo Económico Social Comunitario Productivo (MESCP), la IP juega un rol fundamental en la economía, mejorando las condiciones para el desarrollo económico, productivo y social del país, sus empresas y habitantes. En este sentido, dicho indicador incrementó a $us 3.037 millones en el periodo 2006-2019, representando un alza del 515%. Se destaca que para la presente gestión se cuenta con $us 5.015 millones, apostando por la producción nacional.

Morales Anaya también no recuerda que en la época neoliberal el ingreso del país estaba prácticamente hipotecado, en 1987 el 99% del PIB estaba endeudado. Con anterioridad a 2006, el índice de deuda externa respecto al PIB superaba el 57% en promedio. Dicho indicador en 2020 registró el 33% y en 2021 el 31,2%, demostrando una clara disminución. Se aclara que los anteriores gobiernos, en obediencia al FMI destinaban los recursos de la deuda externa a gasto corriente como el pago de salarios de los trabajadores, mientras que en la actualidad se consigna los recursos para ejecutar proyectos de IP en infraestructura productiva y contribuir a dinamizar la economía.

En resumidas cuentas, el modelo neoliberal se enfocó al establecimiento del libre mercado; la liberación de exportaciones; la libre contratación laboral; además de medidas como la reducción del déficit fiscal a través del proceso de relocalización de trabajadores mineros, disminución de salarios, reducción de la participación del Estado en la economía a su mínima expresión y beneficiar al capital extranjero mediante la privatización de las empresas públicas y de los recursos naturales.

Finalmente, y ante la duda generada por el expresidente del BCB, la población debe conocer una respuesta fundamentada: “Sí, estamos saliendo adelante”, por cuanto la administración de la economía boliviana es efectuada de manera soberana. La aplicación y continuidad del MESCP está permitiendo retornar a la senda del crecimiento económico sostenido, con reducción de la deuda externa, además de tener una inflación baja y controlada, así como un sistema financiero sólido y bolivianizado. Además, se destaca la alta inversión pública, el incremento del ingreso, la reducción de la pobreza extrema, la disminución del desempleo y de la desigualdad económica.

Fernando Chuquimia es especialista financiero.

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Bolivia no es una isla

/ 19 de octubre de 2024 / 06:01

Actualmente, el mundo se encuentra afrontando problemas económicos, climatológicos, sanitarios, bélicos y sociales, los cuales están ocasionando una desaceleración en las economías de los países y las tensiones geopolíticas ralentizan los volúmenes de comercio exterior, desencadenando en mayores tasas de interés, pobreza y desempleo, acompañado de altas presiones inflacionarias y menor acceso al dinero, generando incertidumbre en la población.

En los últimos años, la inflación mundial ha incrementado abruptamente, de 2,9% en 2020 a 8,9% en 2022. En 2023, disminuyó a 6,2%, y se proyecta que se cierre la presente gestión con una tasa superior al 5%. Un claro ejemplo del aumento de precios a nivel internacional se deriva en el servicio de fletes de transporte, donde el costo de un contenedor de 40 pies ascendió en más de 290%, de $us 1.521 (diciembre 2023) a $us 5.937 (julio 2024). Si bien el costo disminuyó a $us 3.489 a principios de este mes, continúa por encima del promedio anual de $us 1.674 de 2023.

Producto de la aplicación del Modelo Económico Social Comunitario Productivo, en los últimos años Bolivia ha presentado tasas de inflación bajas a nivel regional. Recordar al lector que, en las gestiones 2021, 2022 y 2023, las tasas registraron 0,9%; 3,1%; y 2,1%; respectivamente. Este aspecto se traduce en estabilidad y control de precios de la canasta familiar, precautelando los bolsillos de la población.

No obstante, el país tiene una economía abierta, es decir que exporta e importa una variedad de bienes; en este sentido, Bolivia no es una isla, tiene shocks externos y es pasible a sufrir los coletazos de lo que puede estar sucediendo a nivel internacional, efectos que principalmente se van traspasando a la economía nacional en términos de precios, lo cual se conoce en materia económica como inflación importada.

Bolivia presenta una inflación acumulada a septiembre del presente de 5,5%, el cual supera al dato proyectado en el Programa Fiscal Financiero 2024, de 3,6% al cierre de gestión. Lo mencionado se explica por el aumento de los productos importados, entre los cuales se encuentran la pasta dental (52%); crema para la piel (36%); televisor (23%); pañales desechables para bebé (24%), champú en frasco (15,24%), entre otros. Asimismo, se suma el contrabando a la inversa, derivado de los precios elevados en países vecinos, lo que provoca la salida ilegal de productos nacionales, sobre todo alimentos, hacia mercados de países vecinos afectados por la crisis climática.

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También existen factores internos que presionaron al alza la tasa de inflación, como las condiciones climáticas adversas, sequías y heladas, que afectaron la producción agrícola; así como los bloqueos de carreteras, que impactaron la producción nacional de alimentos; y la especulación generada por gente inescrupulosa que acumula bienes y los vende a precios elevados en el mercado interno, buscando mayores márgenes de ganancia.

Finalmente, es importante resaltar la política de protección económica para las familias bolivianas mediante estrategias que está realizando el Gobierno del presidente Luis Arce, que tienen por objeto estabilizar los precios, las cuales son: 1) Exención temporal del gravamen arancelario para productos clave; 2) Controles en los mercados realizados por el Viceministerio de Defensa del Consumidor en colaboración con las alcaldías; 3) Centro de Monitoreo de Seguridad Alimentaria para garantizar el abastecimiento de productos de primera necesidad para la población; 4) Ferias “Del campo a la olla” que permiten la venta directa de alimentos a precios justos; y, 5) Controles y militarización de fronteras para evitar el contrabando a la inversa.

Fernando Chuquimia es especialista financiero.

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Problemas y soluciones

El descuido de la nacionalización emerge por la falta de inversión en la cadena hidrocarburífera

Fernando Chuquimia

/ 15 de septiembre de 2024 / 10:48

La escasez es un concepto fundamental en economía, se refiere a la situación en la que los recursos disponibles son insuficientes para satisfacer todas las necesidades y deseos humanos. En otras palabras, siempre hay más demanda de bienes y servicios de lo que se puede ofrecer con los recursos limitados. Existen varias formas en las que la escasez se manifiesta en la economía, por ejemplo, los recursos naturales, como el agua, los minerales y el petróleo. Aunque la tecnología puede mejorar las técnicas de producción y uso de estos recursos, su disponibilidad seguirá siendo finita.

En este sentido, la escasez es lo que da origen a la economía, es decir que, en un mundo utópico con abundancia de recursos, no habrían problemas sobre cómo asignar los mismos, por cuanto, al tener recursos restringidos y deseos infinitos, las personas y las sociedades deben tomar decisiones sobre cómo distribuir esos recursos de manera que maximicen el bienestar general.

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El domingo 8 de septiembre del presente, el presidente Luis Arce de manera didáctica explicó a la población, los problemas por los cuales está atravesando la economía boliviana, referidos a la falta de dólares y combustibles, siendo el origen y causa, el descuido de la nacionalización de los hidrocarburos. Es importante recordar al lector que, en 2014, Bolivia producía 18,6 millones de barriles de petróleo (mbp) y 21.766 millones de metros cúbicos de gas natural (mmcgn).

Se tenían considerables reservas de gas en los campos: Margarita, Incahuasi, Sábalo, San Alberto y Yapacaní. El volumen y valor de exportación de gas natural ascendían a 17.608 millones de metros cúbicos (mmc), por los cuales se generaban ingresos de $us 6.011 millones. El volumen de importación de combustibles alcanzaba a 8 millones de barriles, con un costo de $us 1.110 millones y un precio promedio de $us 50.

Para la gestión 2023, la producción de petróleo y gas natural se redujo a 8,6 mbp y 13.122 mmcgn, las reservas de gas de los campos mencionados han disminuido. El volumen y valor de exportación de gas natural se contrajeron a 8.062 mmc, incidiendo directamente a los ingresos por $us 2.050 millones. El volumen de importación de combustibles se elevó a 18,2 millones de barriles, con un costo incremental de $us 2.881 millones y un precio promedio de $us 80.

Evidentemente, la coyuntura actual no es la misma que hace 10 años. Vivimos en un contexto, donde la inflación mundial se ha incrementado, encareciendo el precio del petróleo y del servicio de contenedores internacionales, adicionando la intensidad severa de los efectos climatológicos, además del aumento descontrolado de las tasas de interés. No obstante, más allá de los factores externos, el descuido de la nacionalización emerge por la falta de inversión en la cadena hidrocarburífera, disminución de producción de combustibles, dependencia de la importación y el incremento de su consumo.

Ante esta problemática, el presidente Arce propuso la solución, que tiene carácter estructural y es de mediano plazo, mediante la producción nacional de combustibles, que consiste en la inversión en exploración, aspecto que se realizó desde el 2021, logrando 16 pozos en exploración, 6 exitosos y 1 megacampo; además de la producción de biocombustibles a través de 2 plantas que operan desde este año y 1 planta HVO que se encuentra en proceso; y, la generación de incentivos al sector privado para incrementar su oferta. Se aclara que dicha solución cuenta con medidas de corto de plazo, que permitirán provisionar de combustible a la población y generar mayores divisas.

Finalmente, un tema que corresponde ser resuelto por el Gobierno Nacional conjuntamente la población boliviana, es la continuidad o no de la subvención a los hidrocarburos, por cuanto, dicha política genera un gran costo económico y que al tener un precio mucho más bajo que el internacional, se genera contrabando, daño económico al Estado, escasez de dólares y desabastecimiento de combustibles.

(*) Fernando Chuquimia es especialista financiero

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El arte de especular

Fernando Chuquimia

/ 10 de agosto de 2024 / 01:27

La historia de la especulación es amplia y se remonta a tiempos remotos, abarcando diversas áreas como la economía, las finanzas y la filosofía. En sus formas más primitivas, puede rastrearse hasta las civilizaciones antiguas, donde los comerciantes intercambiaban bienes y servicios. En Mesopotamia, por ejemplo, se utilizaban contratos para asegurar el precio de productos agrícolas. Los filósofos griegos, como Aristóteles, discutieron sobre el valor y el intercambio, sentando las bases para el pensamiento económico. En Roma, la especulación se intensificó con el desarrollo del comercio y la banca.

La Revolución Industrial trajo consigo un aumento en la inversión y en acciones de empresas emergentes, aspecto facilitado con la creación de bolsas de valores. La especulación alcanzó nuevas alturas con la aparición de instrumentos financieros complejos y mercados globales. La Gran Depresión de 1929 puso de relieve los riesgos asociados a la especulación excesiva. En las últimas décadas, la especulación ha sido objeto de críticas debido a su papel en crisis financieras, como la reciente caída de los mercados bursátiles internacionales por temores de recesión en Estados Unidos.

Actualmente, el mundo se encuentra afrontando problemas sanitarios, climatológicos, económicos y sociales, los cuales están ocasionando una desaceleración en las economías de los países y las tensiones geopolíticas ralentizan los volúmenes de comercio exterior, desencadenando en mayores tasas de interés, pobreza y desempleo, lo que va acompañado de altas presiones inflacionarias y menor acceso al dinero, generando incertidumbre e inseguridad en la población mundial.

Bolivia, al presentar una economía abierta (exporta e importa), ha sido doblemente afectada, tanto por el contexto internacional adverso como interno. El país atraviesa por una situación coyuntural compleja, producto de la escasez de dólares, impulsada principalmente por la especulación generada por personas inescrupulosas, además del actuar irresponsable de exautoridades, opinadores y medios de comunicación, insistiendo en que el país está en una crisis económica, lo cual ha generado incertidumbre en la población, y se suma el falso incremento descontrolado de precios de la canasta familiar, así como del tipo de cambio del dólar.

Al respecto, nuestro país tiene un tipo de cambio fijo de Bs 6,96 para la venta y Bs 6,86 para la compra de dólares. Lamentablemente, y como consecuencia del arte de especular ante la escasez de esta moneda, se ha creado el mercado paralelo, donde existen distintas brechas entre el tipo de cambio oficial y el cambio paralelo, las cuales son manejadas al antojo de los acumuladores de divisas, según la necesidad del comprador y el aprovechamiento del vendedor.

Ante la problemática del tipo cambiario, así como de las exportaciones e importaciones, el presidente Luis Arce ha convocado a un “Diálogo Nacional por la Economía y la Producción”, con el sector empresarial y productivo, y un “Gabinete Social de la Revolución Democrática y Cultural”, con las organizaciones sociales obreras, campesinas e indígenas originarias, donde se abordarán propuestas económicas para dar soluciones importantes para Bolivia. Asimismo, para responder a la coyuntura adversa global se implementarán acciones inmediatas para dinamizar el flujo de dólares.

Finalmente, considerando que dichas medidas son acertadas y permitirán resolver gradualmente la escasez de divisas, al 7 de agosto, el mercado paralelo del dólar ha disminuido su tipo cambiario de Bs 15 a Bs 10, aspecto que permite evidenciar que el mismo se maneja por la especulación y acumuladores de dólares, donde la principal víctima es la población; en este sentido, es labor de todas las familias bolivianas luchar contra los kamikazes de la información.

Fernando Chuquimia es especialista financiero.

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¿Crisis económica en Bolivia?

Es importante recordar que Bolivia sufrió una contracción de su economía de 8,2% en 2020

Fernando Chuquimia

/ 15 de abril de 2024 / 06:58

La economía mundial se encuentra afrontando un problema encima de otro. Primero, la pandemia que perturbó a la humanidad, con su propagación y producción de variantes aún más contagiosas y letales, causando nuevos trastornos y profundizando la divergencia entre los países ricos y pobres. Segundo, la guerra entre Rusia y Ucrania, que ha devastado a distintos países, con repercusión en el mundo entero.

Las consecuencias económicas de la guerra se propagaron a los países vecinos y más allá, golpeando con especial dureza a los segmentos más vulnerables de la población mundial. Millones de familias ya estaban luchando con un bajo nivel de ingresos y el encarecimiento de la energía y los alimentos, amenazando con profundizar la desigualdad.

Consulte: Bonos bolivianos en Wall Street

Tercero, el conflicto constante en Ucrania y Palestina ha seguido generando repercusiones negativas en materia económica. Cuarto, las turbulencias en el sistema bancario de los Estados Unidos, que tensionaron el sistema financiero mundial, así como el aumento histórico de tasas de interés, restringieron las condiciones de financiamiento.

Estos cuatro aspectos principalmente ocasionaron una desaceleración en las economías de los países y las tensiones geopolíticas ralentizaron los volúmenes de comercio exterior, desencadenando en mayores tasas de pobreza y desempleo, esto acompañado de altas presiones inflacionarias, generando hasta la actualidad incertidumbre e inseguridad en la población mundial.

Por otra parte, opinadores económicos y exautoridades han estado generando zozobra en la ciudadanía, señalando de manera irresponsable que nuestro país está en crisis económica. Al respecto, este tipo de crisis se caracteriza por el decrecimiento constante y considerable de una economía, reflejando inestabilidad de precios, por los cambios bruscos en la oferta y demanda de bienes/servicios, además de afectar negativamente a los indicadores económicos.

Es importante recordar que Bolivia sufrió una contracción de su economía de 8,2% en 2020, con terribles impactos en la economía y en la calidad de vida de la población. No obstante, a partir del restablecimiento de los pilares basados en el Modelo Económico Social Comunitario Productivo (MESCP) y, a la cabeza del presidente Luis Arce, el Gobierno viene implementando políticas económicas y sociales para la reconstrucción y la reactivación de la economía, conjuntamente el trabajo y esfuerzo del pueblo.

En este sentido, manifestar que Bolivia está en crisis económica es una falacia. Esto se sustenta a que el Producto Interno Bruto en 2023 creció alrededor del 3%. Con este nivel de crecimiento registrado, Bolivia se mantendría entre las economías con mejor desempeño a nivel de la región.

Asimismo, con relación a la inflación, el Gobierno garantizó la estabilidad de precios, manteniendo el poder adquisitivo y cuidando los bolsillos de las familias, logrando una tasa de inflación de 2,12% al cierre de 2023 y, a marzo de 2024, el indicador registró un porcentaje del 0,74%, uno de los más bajos del continente. Respecto a la pobreza moderada, disminuyó de 39% en 2020 a 36,4% en 2023. Respecto al mercado laboral, se recuperó en la pospandemia, destacando a nivel regional con una baja tasa de desempleo, con 3,6% al tercer trimestre de la gestión pasada.

Finalmente, las familias pueden descartar la falsa crisis económica, por cuanto el MESCP permite tener una economía resiliente ante shocks externos e internos, por lo que para 2024 se prevé crecimiento económico con una inflación baja y controlada, profundizando el proceso de industrialización con sustitución de importaciones, a fin de dar continuidad a las políticas de redistribución de excedentes que coadyuvarán al incremento del ingreso, reduciendo la pobreza, el desempleo y la desigualdad económica.

(*) Fernando Chuquimia es especialista financiero

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Bonos bolivianos en Wall Street

Fernando Chuquimia

/ 23 de marzo de 2024 / 08:12

Wall Street (WS) es una de las calles más famosas de los últimos siglos, está ubicada en Manhattan de la ciudad de Nueva York de los Estados Unidos. En WS se encuentran entidades financieras, firmas de inversión, aseguradoras y un conjunto de empresas internacionales, donde resalta la Bolsa de Valores de Nueva York, que es una de las más importantes del mundo, en términos de volumen de transacciones en el mercado financiero global.

En WS, las instituciones financieras ofrecen distintos servicios, como la gestión de carteras de inversión, emisión y negociación de bonos, entre otros instrumentos de financiamiento. Su funcionamiento está regulado por entidades como la Comisión de Bolsa y Valores de los EEUU. En sí, el mercado financiero de WS está impulsado por la oferta y la demanda de títulos valores, así como las expectativas de los inversionistas respecto al desempeño futuro de las empresas y las economías de los países, entre otros factores.

Actualmente, es noticia mundial que están repuntando los rendimientos de los bonos de deuda soberana de Bolivia, razón por la cual los párrafos precedentes son necesarios para una mejor comprensión del lector. En gestiones pasadas, nuestro país efectuó distintas emisiones de bonos soberanos que están vigentes. Es así que los $us 1.000 millones en bonos de Bolivia con vencimiento en 2028, aumentaron 12 centavos, a 59 centavos por dólar este año, mientras que los $us 850 millones en instrumentos financieros al 2030, subieron 5 centavos, a 61 centavos por dólar.

Pero, a qué se debe el ascenso de los rendimientos de los bonos. Esto se debe principalmente al acuerdo económico, productivo y empresarial entre el Gobierno y el empresariado boliviano, que tiene el objetivo de normalizar el escenario transitorio de escasez de dólares, además de abrir el diálogo y escenarios de concertación para que se generen expectativas positivas que permitan mayor producción e ingreso en beneficio de la población.

Asimismo, dicho incremento también se explica por el crecimiento económico en la gestión pasada; la reducción de la pobreza moderada mediante la redistribución de los ingresos en beneficio de la población más vulnerable; la estabilidad de precios; la solidez en el sistema financiero, que es uno de los pilares fundamentales en el funcionamiento de la economía; la administración responsable de la deuda pública externa; y la reducción del desempleo. La posible emisión de bonos de entre $us 500 millones y $us 1.000 millones, ligados a la generación de energía limpia y cambio de la matriz energética, también son factores preponderantes.

No obstante, es necesario recordar que en 2023 los bonos sufrieron un declive en su cotización debido a los conflictos internos en el país, cuando la población vivió un sabotaje a la economía por parte de la Asamblea Legislativa, que frenó la aprobación de leyes, bloqueando el acceso a financiamiento externo. Adicionalmente, se presentaron fenómenos naturales como sequías e incendios forestales, que también tuvieron efectos en el desempeño económico.

En este sentido, el repunte de los rendimientos de los bonos en la actualidad se debe a que el Gobierno liderado por el presidente Luis Arce viene ejecutando políticas sociales y económicas con base en el Modelo Económico Social Comunitario Productivo, permitiendo resultados positivos para el país. Finalmente, mantener la estabilidad promoviendo el crecimiento económico y el proceso de industrialización con sustitución de importaciones son factores determinantes para el buen desempeño de los bonos bolivianos en Wall Street.  

Fernando Chuquimia es especialista financiero.

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