El miedo
Desde hace muchos años siento una fascinación por el lugar que ocupa el miedo en la obra de Thomas Hobbes. En el texto autobiográfico, escrito en 1672, titulado Vida de Thomas Hobbes de Malmesbury escrita en verso por el autor, señala que “al difundirse por nuestras plazas el rumor de que con la flota española se acercaba el último día para nuestro pueblo, tanto miedo concibió mi madre que parió gemelos: a mí y al miedo al mismo tiempo”. Los biógrafos de Hobbes señalan que repetía muchas veces esa idea: El miedo y yo somos hermanos.
Elías Canetti, uno de los pensadores más importantes del siglo XX, en sus notas biográficas reunidas bajo el título La provincia del hombre. Notas 1942-1972, escribe lo siguiente: “Entre los pensadores no vinculados a una religión, sólo los que piensan con suficiente radicalidad pueden impresionarme. Hobbes es uno de ellos; en la actualidad lo considero el más importante”. Y continúa Canetti dando sus razones: “Él sabe qué es el miedo; su cálculo lo revela”. Y es que, para Hobbes, el miedo no tiene solo una carga destructiva, sino también constructiva, pues genera el impulso a evitar el peligro y, por ello, no está del lado irracional. Para Hobbes, el miedo es el lugar fundacional del derecho y del Estado. En su obra titulada De Cive señala que “debemos concluir que el origen de todas las sociedades grandes y duraderas no consistió en la mutua buena voluntad entre los hombres, sino en el miedo mutuo”. En este sentido, el Estado moderno, del cual Hobbes es uno de sus primeros teóricos, no elimina el miedo, sino que se funda en él, siendo la amenaza coercitiva del derecho y el monopolio de la violencia por parte del Estado, el motor, justificación y garantía de su entendimiento y funcionamiento. Como lo resume hábilmente Carl Schmitt en sus Escritos sobre Hobbes: “el terror del estado de naturaleza reúne a los individuos llenos de miedo, su miedo sube al extremo, arranca una chispa de la razón, e imprevistamente delante de nosotros se yergue el nuevo Dios”.
La conocida frase: el hombre es lobo del hombre, que no se encuentra en el Leviatán, sino en la dedicatoria de la obra De Cive al Conde de Devonshire, es la que fundamenta la particular visión que tiene Hobbes del estado de naturaleza; que además justifica uno de los lugares comunes de su pensamiento: la guerra de todos contra todos; una guerra en la que se teme tanto a la muerte que se busca sobrevivir. Es con base en este miedo, a este temor, que se funda el derecho y el Estado.
Roberto Espósito, en sus reflexiones filosóficas sobre el miedo que las encontramos en su hermoso libro titulado Communitas, señala que el miedo nunca está solo, pues lo acompaña siempre la esperanza, pero Espósito se pregunta: ¿No es acaso la esperanza una especie de miedo cabeza abajo?
Farit Rojas T. es abogado y filósofo.