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Sigamos avanzando

/ 10 de enero de 2023 / 01:47

Luego de haber concluido una gestión 2022 con avances en temas económicos como la de haber alcanzado la inflación más baja de América del Sur, crecimiento económico de 4,1% al primer semestre, reducción de la tasa de desempleo, dinamismo en depósitos y créditos del sistema financiero, menor tasa de desempleo; aún debemos seguir avanzando en la industrialización con sustitución de importaciones, mantener la tendencia a reducir el déficit fiscal, mantener la estabilidad de precios y continuar con la reducción de la pobreza.

Como sabemos, la estabilidad de precios es una característica de la gestión del actual gobierno, toda vez que una inflación alta perjudica, principalmente, a la población más vulnerable. Si revisamos noticias de otros países sobre inflación, encontraremos que Francia experimentó protestas contra la subida de precios, que en Reino Unido hay personas que están comiendo alimentos para mascotas y calentando su comida con velas, que en Alemania 7 millones de trabajadores se encuentran en luchas contractuales por los efectos de mayores precios, que las familias en Italia se ven afectadas por los altos precios.

En el caso de nuestro país, la inflación al mes de noviembre fue del 3%, la más baja de América del Sur y una de las más bajas del mundo. Mantener el nivel de precios estables con seguridad implicó muchas acciones por parte del Gobierno, desde la subvención a los hidrocarburos hasta establecer límites a las exportaciones de alimentos bajo la premisa de, primero, abastecer el mercado interno. Gracias a esta estabilidad, muchas familias pueden mantener casi el mismo presupuesto para el gasto de transporte, alimentos, vestimenta y otros.

La actividad económica del país mantuvo un dinamismo importante, registrando un crecimiento del PIB al segundo trimestre del 4,1%. Se dieron variaciones positivas en casi todos los sectores con crecimientos que van desde 10,4% en el sector transporte y almacenamiento, hasta 2,3% en el sector minero. El único sector que registró una tasa de variación negativa fue hidrocarburos. En comparación con otros países de la región, el crecimiento del PIB registrado por Bolivia fue superior al de Perú (3,5%), Ecuador (2,7%), Brasil (2,5%) y Paraguay (-2,2%).

En relación con las finanzas públicas, el déficit fiscal alcanzó a 1,4% del PIB al mes de agosto de 2022, cuando en 2021 en el mismo periodo alcanzaba un déficit de 2,9% del PIB. En este 2023, probablemente, el déficit fiscal será menor al del año pasado, en línea con lo que manifestó la autoridad económica de reducir esta variable gradualmente.

Respecto al desempleo, al tercer trimestre de 2022, el desempleo urbano de Bolivia alcanzó 4,2%, el más bajo de América del Sur, menor al registrado en similar periodo de 2021 (6,3%), e incluso menor a gestiones previas a la pandemia. Al mes de octubre de 2022, el número de personas ocupadas fue de 4,4 millones de personas, que representa un crecimiento de 40,4% respecto al nivel registrado en mayo de 2020 y 3% con relación al número de personas ocupadas en octubre de 2021.

La reducción de la tasa de desempleo es signo de que la economía nacional está creciendo, está reactivándose, que hay movimiento económico, y eso está permitiendo generar más fuentes de empleo. Es decir, para que se creen nuevas fuentes de trabajo tienen que crearse o expandirse las empresas, los negocios de venta y compra, en el sector formal e informal. En cualquier caso, implica que existe mayor movimiento económico. En 2022, la economía fue capaz de absorber mayor mano de obra que la que ocupó en 2021.

En síntesis, la economía tuvo un año interesante porque a pesar de enfrentar un contexto externo complejo y conflictos sociales, se mantuvo estabilidad de precios, los sectores económicos continuaron reactivándose con tasas de crecimiento positivas, excepto hidrocarburos, los hogares y empresas contaron con más recursos que se refleja en mayores depósitos del público en el sistema financiero, 6% mayor al de noviembre de 2021; se generaron nuevas fuentes de empleo que permitió bajar la tasa de desempleo, continuó la reducción del déficit fiscal, entre otros.

No obstante, debemos seguir avanzando este 2023, durante el cual el contexto externo será desfavorable de acuerdo con previsiones de organismos internacionales. En este marco, es importante continuar trabajando por la industrialización con sustitución de importaciones para reducir la salida de divisas y generar nuevas fuentes de empleo. Mantener la tendencia decreciente del déficit fiscal, priorizando la educación, salud y la inversión pública. Mantener la estabilidad de precios que ha dado certidumbre a los agentes económicos y estabilidad al poder adquisitivo de los hogares, y continuar con la reducción de la pobreza moderada y extrema.

Deysi Mamani Tola es economista.

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La economía, pese al entorno complejo

Deysi Mamani Tola

/ 19 de junio de 2023 / 09:33

En 2022, la economía boliviana creció 3,5%. Analizando el comportamiento que tuvo la actividad a lo largo del año, queda claro que esta cifra hubiera sido superior de no haberse dado el paro en el departamento de Santa Cruz por 36 días y, en menor medida, las sequías de fin de año. En efecto, hasta septiembre —mes previo al paro— la economía nacional se expandía a un ritmo de 4,3%. Los datos del Índice Global de Actividad Económica (IGAE) muestran que octubre fue prácticamente un mes sin crecimiento y que en noviembre la actividad agregada se contrajo en 2,4%.

Estimaciones del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, presentadas en su reciente publicación Memoria de la Economía Boliviana 2022, muestran que el crecimiento que se esperaba a noviembre era del 4,1%. En contraste, la cifra observada resultó de 3,2%, implicando en una pérdida aproximada de 0,9 puntos porcentuales en el crecimiento a noviembre.

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Asimismo, todas las actividades económicas que crecieron en 2022 disminuyeron su dinámica en el cuarto trimestre (exceptuando a los servicios de la administración pública). Por ejemplo, la actividad de Transporte y almacenamiento pasó de un crecimiento acumulado de 11,7% en el tercer trimestre, a registrar una cifra de 9,3% anual.

Según actividad económica, entre las que más incidieron en el crecimiento destacan aquellas vinculadas a los servicios y al sector productivo. Los servicios se presentaron dinámicos debido a la recuperación de la demanda de la población, apoyada por un entorno de mayor normalidad para el desempeño de actividades frente a 2021. Desde el frente productivo, la actividad agropecuaria fue la de tercer mayor incidencia en el crecimiento del PIB, debido al buen desempeño de los productos agrícolas industriales y de los productos pecuarios. La industria manufacturera contribuyó con un destacable aporte de 0,4 puntos porcentuales al resultado agregado de 3,5%.

Por tipo de gasto, fue el motor de la demanda interna que nuevamente reportó la mayor incidencia en el crecimiento con 1,8 puntos porcentuales. Sin embargo, el desempeño remarcable de las exportaciones bolivianas en 2022 favoreció a que las exportaciones netas contribuyan con los restantes 1,7 puntos porcentuales.

Los datos del crecimiento económico se complementan con los resultados obtenidos en otras variables importantes: el saldo comercial registró un valor positivo, el déficit fiscal disminuyó con relación a 2021 y el balance corriente prácticamente finalizó en equilibrio, resultado más que importante considerando los mayores costos por la subvención de los combustibles. Asimismo, la cartera de créditos y el ahorro del sistema financiero continuaron expandiéndose, junto a una reducción de la tasa de desempleo. Finalmente, en 2022 la tasa de inflación posicionó a Bolivia como el país con la menor inflación de Sudamérica y una de las más bajas del mundo en un contexto externo caracterizado por inflaciones elevadas y muy por encima de la inflación meta de los bancos centrales.

Todos estos resultados son destacables considerando, además de los problemas internos, el complejo panorama internacional. El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania elevó la incertidumbre global, disparó la inflación y desaceleró la recuperación pospandemia de muchas economías. Que Bolivia haya preservado la estabilidad y haya sido capaz de crecer en este entorno, denota la responsabilidad y el trabajo con los que sus autoridades vienen encarando los temas económicos.

(*) Deysi Mamani Tola es economista

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El hipocondríaco

/ 2 de marzo de 2023 / 02:08

La enfermedad es algo que nadie quisiera experimentar, por tal motivo estamos pendientes de nuestra salud y ante cualquier síntoma, por ejemplo, de resfrío, buscamos un antigripal para que el efecto sea menor. Cuando contraemos una infección vamos al médico y éste nos receta algún medicamento para superar el mal lo antes posible, sin mayores sobresaltos. Además, nos toman la temperatura, la presión, el pulso y miden el oxígeno en la sangre, y si todo está dentro de rangos normales nos dicen que nos encontramos bien, no hay de qué preocuparse. Pero también, bajo el consejo de especialistas, es importante una revisión médica general cada año, en la que, con exámenes de orina, sangre, electrocardiograma, radiografías, se revise todo nuestro organismo.

Sin embargo, existen personas, aunque no lo crean, que a pesar de tener buena salud y no presentar síntomas atípicos, se sienten constantemente preocupados porque piensan que tienen una enfermedad grave que los médicos no identifican, a partir de una interpretación personal de alguna sensación corporal o algún otro signo que podría aparecer en su cuerpo, a los que denominan hipocondríacos, quienes mantienen su preocupación pese a que los médicos (especialistas en salud) les señalen su buen estado de salud.

Luego de leer una entrevista a Gonzalo Chávez en Página Siete acerca de la economía, recordé esta enfermedad porque Chávez hace referencia a que los síntomas, la superficie de la economía está bien, que hay buenos signos, sin embargo, en su interior hay un cáncer haciendo metástasis. Al principio me pareció risible, pero luego me dio coraje, porque se agarra de fantasías para denostar una gestión económica importante y positiva.

Partamos como los médicos revisando los síntomas de la economía con indicadores como todos lo hacen (organismos internacionales, gobiernos, inversionistas, etc.) a través del PIB, inflación, balance fiscal, balance comercial y desempleo, solo consideraremos éstos para no extendernos. Antes, remarcar que en el contexto internacional muchos países presentaron inflación elevada, por lo que subieron sus tasas de interés y devaluaron sus monedas, ocasionando la ralentización de sus economías.

Al tercer trimestre de 2022, Bolivia marcó un sólido crecimiento del PIB de 4,3%, reflejado en la evolución de la mayoría de los sectores, donde sobresalen Transporte y Almacenamiento; Servicios, Electricidad, gas y agua; Agropecuaria y Construcción que crecieron por encima de 4,3%.

La inflación, aquella variable a la que tememos porque diluye nuestros ingresos, cerró la gestión con 3,1%, siendo la más baja de la región, en contraste con el 13,1% de inflación de Colombia y 12,8% de Chile. Como sabemos, no hay almuerzo gratis, por lo que esta se mantuvo dentro de las bandas del Banco Central gracias a la subvención a los hidrocarburos, la estabilidad del tipo de cambio y las medidas de apoyo del Gobierno a la producción de alimentos.

El balance fiscal registró un déficit de 7,2% del PIB, criticado por todos, pero nadie reconoce su disminución en 5,5 puntos respecto al déficit de 2020 (12,7% del PIB) y 2,1 menor al déficit de 2021. Esta es una hazaña del Gobierno porque ha controlado el gasto y ha incrementado los ingresos públicos, siendo esto último lo de mayor expansión gracias a una economía en recuperación y creciente. Además, resaltar que el balance corriente cerró 2022 en equilibrio con -0,3% del PIB, por lo cual el déficit fiscal una vez más se explica por la inversión pública, dinamizadora de la demanda interna.

La balanza comercial registró un saldo superavitario de $us 603 millones, un elemento positivo porque las exportaciones superaron las importaciones que se incrementaron a raíz del mayor costo de los combustibles y mayor importación de bienes de capital, esto último para fortalecer el aparato productivo. Otro elemento importante es el desempleo, el cual fue de 4,3% en 2022, menor al de 2021 y el más bajo de la región.

Claramente, pese a un contexto externo adverso y con alta incertidumbre, los síntomas de nuestra economía son positivos: crecimiento económico positivo, baja inflación, menor déficit público, mayor inversión, balance comercial positivo, menor desempleo, y más aún si consideramos que pasamos por una enfermedad en 2020 causada por el COVID-19 y unas políticas públicas desacertadas. Entonces, podemos afirmar que nuestra economía se recupera favorablemente y que gracias a la restauración de sus defensas está superando ese mal episodio y un contexto externo complicado. Por ello el análisis de Chávez sobre la economía es semejante al autodiagnóstico de un hipocondríaco.

Deysi Mamani Tola es economista.

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