Bosques para la salud y bienestar
El 21 de marzo se celebra el Día Internacional de los Bosques. Este año, la Organización de Naciones Unidas (ONU) eligió el tema “Bosques y salud” como un llamado a cuidar los bosques y conservarlos para mantener la salud de la gente.
Los bosques son clave para combatir el cambio climático. Cumplen funciones fundamentales de producción de agua dulce, controlan inundaciones, regulan el microclima y la fertilidad del suelo, entre otras. Nos proporcionan alimentos y medicinas. Están amenazados por la deforestación, los incendios forestales, sequías y plagas.
De manera directa o indirecta está comprobado que contribuyen a la salud física y mental de poblaciones rurales y urbanas. Diversas investigaciones sobre estos beneficios están relacionadas con su función para combatir enfermedades no transmisibles como afecciones respiratorias y cardiovasculares, cáncer y enfermedades crónicas como diabetes, asociadas, entre otras causas, al estrés.
En 2011, Hasnki et al. planteó la “hipótesis de la biodiversidad”, que propone que el reducido contacto con la naturaleza y la biodiversidad lleva a una insuficiente estimulación de los circuitos que regulan el sistema inmune, aumentando la aparición de enfermedades inflamatorias crónicas.
Los baños de bosque o Shinrin-yoku es una práctica tradicional japonesa que trata de pasar tiempo rodeado de árboles para conectar con la naturaleza y desintoxicarse del estrés de la vida moderna. Yoshifumi Miyazaki fue el pionero en explicar la ciencia detrás de los baños de bosque y describir sus beneficios como la reducción del estrés, la regulación de la presión arterial, la mejora del estado de ánimo y el aumento de la energía y concentración de las personas.
Miyazaki señala que el contacto con la naturaleza nos ayuda a entrar a un estado de relajación que puede traernos de vuelta a nuestro “estado humano”, en un mundo moderno que nos desafía a condiciones de estrés y ansiedad. El concepto científico detrás de esta idea es que, a medida que se incrementa el estado de relajación fisiológica, esta actúa como una medicina preventiva que aumenta la resistencia natural del cuerpo a enfermedades, condición que no es posible bajo estrés.
Las fitoncidas son sustancias volátiles o aceites esenciales que emiten los árboles y otras plantas. Tienen la función de defenderlos y protegerlos de hongos, bacterias e insectos. El doctor Qing Li, experto mundial en baños de bosque, demostró científicamente que dos horas de caminata por el bosque son suficientes para “absorber su atmósfera” cargada de fitoncidas. A través de nuestra respiración, estas pasan a la sangre, contribuyendo al aumento de células NK (Natural Killer en inglés), un tipo de glóbulos blancos que combaten infecciones y reducen las hormonas del estrés y la excesiva actividad del sistema nervioso.
Pasar tiempo en la naturaleza fortalece nuestra salud. Algo tan sencillo como caminar en el bosque y respirar, desconectarse y disfrutar la naturaleza nos mantiene saludables y felices. Que estos beneficios que recibimos del bosque y la biodiversidad nos despierten una mayor conciencia y compromiso para apreciarlos y conservarlos.
Heidy Resnikowski es gerente de Proyecto de la FAN.