Icono del sitio La Razón

El amor y la belleza

ABRELATAS

El 28 de julio pasado abrió sus puertas la Casa Museo Inés Córdova-Gil Imaná: una hermosa casita en Sopocachi, donde se guarda y exhibe la vida y las obras de esos dos grandes artistas. El mundo que rodeó la vida de Inés y de Gil fue un mundo de amor y de belleza. Son pocos los que pueden reivindicar esa enorme fortuna.

Encontrar belleza en los objetos cotidianos: la forma de los cerrojos, las manos de las ancianas, la madera de las puertas. Encontrar el amor a una edad temprana, y por cincuenta años compartir tus obsesiones, tus decisiones y tus horas.

El amor entre Gil e Inés es ya leyenda. Eran tan distintos en estilos, en técnicas y en temperamentos, pero a la vez tan complementarios, tan amantes, tan compañeros… Inés era abstracta, ecléctica, franca. Gil era figurativo, constante, dulce. Juntos construyeron una vida plácida y enfocada en el arte, trabajaron juntos y por separado, viajaron, expusieron, publicaron, promovieron, enseñaron, inspiraron. La historia del arte boliviano no se puede contar sin mencionarlos.

En los últimos años de su larga vida su principal preocupación fueron sus hijos de tela, color y textura, su progenie de arte. ¿Qué iba a ser de ellos cuando ya no estén sus padres para protegerlos? ¿A dónde iban a ir a parar centenas de pinturas, cerámicas, collages, tallados, esculturas, tejidos, reliquias?

Inés murió en mayo de 2010, abriendo para Gil una etapa frenética y oscura. Durante una década se afanó en catalogar todas las obras artísticas hechas por Inés, hechas por él, coleccionadas por ambos a lo largo de toda su vida. Se dedicó a sanear la titularidad de la casa en la que trabajaron y vivieron, a buscar la manera de que ese inmenso patrimonio artístico y espiritual los sobreviviera en el tiempo.

Luego de sopesar varias opciones, Gil eligió a la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia para que recibiera en donación su casa familiar y todo su patrimonio artístico, con el compromiso de crear con ellos un Museo.

En abril de 2017 Gil firmó la entrega simbólica de la donación, pero los trámites burocráticos y legales se extendieron hasta agosto de 2019. El mismo día en que se inauguró la exposición Homenaje a un Amor en el Museo Nacional de Arte (la exposición número 103 de la carrera artística de Gil Imaná), se firmó la protocolización final de las donaciones. Ahora solo queda esperar, me dijo en los días siguientes.

Gil partió al encuentro de su amada Inés el 28 de enero de 2021. Se fue sin haber podido ver a sus hijos de arte protegidos y cuidados en la Casa Museo de sus sueños.

Ha tomado un tiempo, pero el sueño ha podido cumplirse. La inmensa obra de Inés Córdova y Gil Imaná ha pasado a manos, ojos y corazón del pueblo boliviano, a través de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, el Centro de la Revolución Cultural y el Museo Nacional de Arte.

La muestra con que se inaugura la Casa Museo Inés Córdova-Gil Imaná, Tránsito en el tiempo, es una muy reducida representación del arte, la vida y el amor de la pareja. Y el museo en su forma actual es también una sola etapa de lo que más adelante será un espacio más amplio. En los meses y años siguientes, cuando el resto de los ambientes de la casa se vayan remodelando, se podrá mostrar una selección mayor de las más de 6.000 obras que forman parte de la donación.

Desde mañana lunes la Casa Museo estará abierta al público. Vayan, vayan todos a ver cómo el amor puede transformarse en belleza: metales, piedra, lana, fuego, arcilla; ponchos, banderas, tormentas, niebla; cuerpos entrelazados, que a fuerza de amarse se convierten en un solo monolito de piedra.

Verónica Córdova es cineasta.