¿Puede surgir un Milei en Bolivia?
El histriónico Javier Milei empezó su carrera política como un analista con fuertísimos cuestionamientos al modelo y a los políticos, él les llama “la casta”. Entre gritos e insultos a quien se le ocurriese, se abrió paso primero en la mediática argentina y después en los oídos y en los odios de los corazones de algunos argentinos.
Miilei insultó al que quiso, no se salvó ni Francisco, ni Juan Román, no dejó piedra sobre piedra. Desde su tribuna de derecha extrema, anunció que permitirá el tráfico de armas, el comercio de niños, el tráfico de órganos, acabará con una gran parte de los ministerios y dinamitará (sic) el Banco Central, terminará con el peso argentino para dolarizar la economía, acabará con las subvenciones y los planes (aquí y en Europa les llamamos bonos, porque en Europa también hay bonos y en grandes cantidades), privatizará las empresas públicas, y si eso no fuera poco, piensa privatizar la salud y la educación. Es decir, quiere acabar con todo.
¿Qué está pasando en la sociedad argentina, para que ideas de ese extremismo demente y psicótico empiecen a echar raíces entre la gente?
La respuesta a esta pregunta también responderá el cuestionamiento del título de esta columna, puesto que fervorosos simpatizantes y fans de Milei surgieron también aquí en Bolivia, y con mucho entusiasmo esperan/desean la llegada de un mesías de derecha que irrumpa en el escenario político boliviano.
Un discurso y una personalidad como la de Milei solo pueden surgir en un Estado que ha fallado, en un Estado que ha dejado de dar respuestas a las demandas de la sociedad, en un Estado donde cuatro de cada 10 argentinos son pobres, un Estado que no puede regular precios, donde las grandes corporaciones fijan los precios pensando en sus ingresos y en el cual el Estado no puede hacer absolutamente nada, convirtiendo a la Argentina en un Estado incapaz de ejercer su soberanía.
Esa radiografía, claramente, no se asemeja en nada a nuestro país, las condiciones en Bolivia son diametralmente diferentes. Bolivia es un Estado que brinda soluciones a las demandas sociales, ha existido un importante proceso de ciudadanización de sectores históricamente excluidos, una reducción de la línea de la pobreza. Una economía que no obstante las dificultades (con sequía de dólares), se mantiene estable: no existe una inflación descontrolada, tampoco escasez de productos en los mercados. En el campo de los conflictos sociales, las demandas son sectoriales y no cuestionan el modelo o al Gobierno, basta observar que las marchas y protestas en los últimos meses son casi inexistentes.
En resumen, los fanáticos que profetizan la llegada de un Milei boliviano lo hacen desde un profundo desconocimiento de nuestro país y desde sus más íntimos y concupiscentes deseos de retornar al entreguismo neoliberal. Cuando dicen que las condiciones para la llegada de un outsider de extrema derecha están dadas, hablan desde sus deseos y no desde un análisis racional de la situación del país.
Las buenas noticias son que no hay opciones para la aparición de un Milei en nuestro país y que la derecha sigue sin entender al país.
Peter Maldonado Bakovic es profesor universitario.