Día Internacional de la Alfabetización
¿Comprendemos que hay que profundizar su sentido liberador y su valor social y cultural?
Noel Aguirre
En su página oficial, la Unesco señala que el 8 de septiembre “desde 1967, el Día Internacional de la Alfabetización se celebra cada año en todo el mundo para recordar al público la importancia de la alfabetización como factor de dignidad y de derechos humanos, así como para lograr avances en la agenda de alfabetización con miras a una sociedad más instruida y sostenible.”
Como generalmente ocurre se podría recurrir a cifras e indicadores que muestran avances y desafíos referidos a esta problemática. Sin embargo, considerando que la alfabetización es tan humana y social, hoy decidí recurrir a testimonios de vida que “grafican» a plenitud su trascendencia y sentido.
Lea también: La educación alternativa en Bolivia
Testimonio de vida 1. Juana, una señora que vive en un barrio suburbano de la ciudad, relata: “Cuando niña, en casa, mi padre decidió que solo mis hermanos deberían estudiar. Yo debería ayudar a mi mamá. Crecí analfabeta hasta jovencita, a pesar que siempre quería aprender a leer y escribir. Luego me enviaron a trabajar ayudando en las labores de casa donde una familia rica, les pedí que me hagan estudiar, tampoco aceptaron. Yo tenía que trabajar y no estudiar, me dijeron. Luego me casé y pedí a mi esposo que permita que vaya a estudiar, tampoco quiso; ‘¿para qué?’, me dijo. Al final, solita decidí ir a alfabetizarme, luego seguí en educación de adultos y ahora soy bachiller. Mi esposo se sorprendió y me dijo, ‘¿cómo es esto, ahora tú eres bachiller y yo apenas estudié hasta terminar la primaria…’” El Día Internacional de la Alfabetización nos invita a preguntarnos, ¿cuántas personas habrán dejado de estudiar por equivocados prejuicios y actitudes discriminatorias y machistas? No en vano las estadísticas indican que la mayoría de las analfabetas son mujeres. También nos muestra que no basta crear y poner en funcionamiento un “programa” de alfabetización que, mientras abarca un periodo corto de tiempo, es signo de asistencialismo porque no asegura el derecho a la educación a plenitud. Está claro que la alfabetización tiene que ser parte de la estructura de los sistemas educativos nacionales. Además, nos enseña que la alfabetización es una expresión de la fortaleza, persistencia, convicción y coraje, propio de las mujeres.
Testimonio de vida 2. Pedro, un preso de una cárcel del país relata: “Estando en la cárcel, llegó un equipo de alfabetizadores que nos invitaron a aprender a leer y escribir. A medida que pasaba el tiempo y mis estudios avanzaban descubrí que me gusta declamar poesías. Un día de esos, llegó un canal de televisión buscando talentos, me pidieron interpretar una poesía, me filmaron y esa noche pasaron mi declamación por su noticioso. Por casualidad, mi mami me vio en la televisión interpretando la poesía. Le gustó tanto, que al día siguiente me vino a visitar a la cárcel, estaba alegre, cosa que no había pasado en los últimos meses, me comentó: ‘hijo, me sentí orgullosa de haberte visto en la televisión’. Le respondí: ‘gracias mami, me hace feliz verte así, de haber sabido leer antes, seguro que no habría cometido el delito por el que entré a esta cárcel’». La alfabetización es una forma de liberación, no se equivoque, no me refiero a que uno deja de estar en la cárcel, es la expresión de un hecho de mayor significado ético y político. Es la liberación de uno mismo ante nuestras propias ataduras, es la liberación ante su comunidad, es la liberación en la vida misma. Con razón se dice que es una de las mejores expresiones de la educación como derecho fundamental, es decir, base del ejercicio ciudadano, de la dignidad de las personas, de las reivindicaciones laborales y de emprendimientos productivos, de la realización personal y social.
Como se expresa en los siguientes testimonios de vida 3 y 4, la alfabetización también expresa una mirada para adelante. “Gracias porque me enseñaron a leer, pero ahora quiero saber cómo se maneja una computadora, ¿me ayudan?”. “Agradezco que me hayan apoyado en que aprenda a leer y a escribir, pero ahora quiero que me enseñen en mi idioma materno». A la vez que valoramos nuestros avances queda por plantearnos cuáles son las perspectivas de la alfabetización en tiempos del siglo XXI. Las propuestas de alfabetización tienen que ser repensadas y replanteadas, las nuevas experiencias tienen que incorporar necesariamente la alfabetización digital, la valorización del idioma materno, la perspectiva productiva, la continuidad de estudios en el marco del sistema educativo estatal. Queda por preguntarse, ¿estamos dispuestos a construir esos nuevos horizontes?, ¿comprendemos que hay que profundizar su sentido liberador y su valor social y cultural? De otra manera, ¿de qué sirve seguir rememorando el Día Internacional de la Alfabetización?
(*) Noel Aguirre Ledezma es educador popular, maestro y pedagogo. Director de la oficina de la Organización de Estados Iberoamericanos en Bolivia