Los océanos son una parte fundamental de nuestro planeta. No solo porque proporcionan una gran variedad de recursos esenciales, como alimentos y medicinas, sino que también desempeñan un papel crucial en la regulación del clima y la biodiversidad global. Sin embargo, a pesar de su importancia, los océanos han estado bajo una creciente presión debido a la sobreexplotación de recursos, la contaminación y el cambio climático.

En respuesta a estos desafíos, los países miembros de las Naciones Unidas, consensuaron un tratado histórico, conocido como «Acuerdo sobre la Diversidad Biológica más allá de las Áreas de Jurisdicción Nacional» (BBNJ, por sus siglas en inglés), que fue adoptada el 4 de marzo de 2023, en la Conferencia Intergubernamental de las Naciones Unidas en Nueva York.

El acuerdo, también conocido como Tratado de Alta Mar, consta de 76 artículos, su objetivo principal es garantizar la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad marina en áreas más allá de la jurisdicción nacional, es decir, en aguas internacionales que no están bajo la soberanía de ningún país en particular. Estas áreas incluyen el océano abierto y las regiones marítimas que están fuera de las fronteras nacionales, pero que son de interés global debido a su importancia para la biodiversidad y la salud de los océanos.

Este acuerdo, por primera vez, busca establecer un marco legal que regule la conservación y el uso sostenible de los recursos marinos en estas áreas, así como promover la transferencia de tecnología y la cooperación científica para abordar los desafíos ambientales y la preservación de la biodiversidad en el océano global.

Durante el proceso de negociación, que inicio en 2004, se realizaron esfuerzos importantes donde los países cedieron a sus prioridades nacionales para abordar la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad marina en áreas fuera de la jurisdicción nacional, es decir, más allá de las zonas económicas exclusivas de los países costeros, más allá de las 200 millas náuticas (370 km). Estas áreas, que cubren aproximadamente dos tercios de los océanos del mundo, han estado relativamente desprotegidas y sujetas a una explotación insostenible.

El BBNJ busca llenar este vacío legal y promover la conservación de la biodiversidad marina en estas regiones críticas.

En la etapa final del acuerdo, se debe destacar el rol de Bolivia, que fue uno de los países activos en la negociación, junto al Grupo de Países en Desarrollo sin Litoral, promoviendo puntos de interés específicos:

— Promovió el principio de que los mares y océanos son patrimonio común de la humanidad.

— Apoyó la incorporación, a lo largo del texto, del reconocimiento de los intereses y necesidades especiales de los Países en Desarrollo sin Litoral y la diferenciación que requieren por su condición.

— Propuso la incorporación, de la mención específica a los pueblos indígenas y el uso de los conocimientos tradicionales pertinentes en asuntos relacionados a los mares y océanos.

Bolivia, a pesar de ser un país enclaustrado a causa de la invasión a su litoral marítimo, respaldada por la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar del 10 de diciembre de 1982 y fortalecido por el presente acuerdo, puede tener importantes ventajas, ya que el mismo está regulando los espacios marinos fuera de la jurisdicción de los Estados costeros, por lo cual es también una oportunidad para el aprovechamiento de los recursos marinos a través de la investigación, la pesca u otras actividades en estos lugares. A pesar de no tener acceso al mar coyunturalmente, puede explotar y aprovechar los recursos que ofrecen los océanos y los mares.

En consecuencia, la firma del acuerdo por parte del Estado Plurinacional de Bolivia, el 20 de septiembre de 2023, junto a otros 81 Estados, es una muestra del compromiso del país con el tema y al mismo tiempo abre oportunidades sin precedentes en un área poco trabajada como es el aprovechamiento de los recursos marinos.

Si bien en el último año se dieron pasos gigantescos, la entrada en vigor del Tratado de Alta Mar todavía depende del número de ratificaciones que deben alcanzar a 60 países como mínimo. Considerando el número de firmas en septiembre, durante la Semana de Alto Nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas, se prevé que las ratificaciones irán llegando en un tiempo breve.

(*) Carmen Rosa Ríos es abogada y diplomática