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Luchonomics

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Jaime Jordán Costantini

El nuevo ministro de Economía que tomaba posesión del cargo el 22 de enero de 2006 debía enfrentar la elevada concentración del ingreso en favor del gran capital comprometido con el orden liberal desde 1985, acentuada por la desapropiación pública que significó la capitalización de empresas públicas. El proyecto político liberal fue combatido y derrotado por el bloque popular organizado y liderado por el MAS-IPSP y el Pacto de Unidad, que culminó con el ascenso al gobierno.

Estar en el gobierno no era sinónimo de conquistar el poder. Se requería aprovechar la correlación de fuerzas para hacer cambios radicales en la organización económica del país a favor del pueblo. No fue una tarea tecnocrática, sino estratégica y de fuerte contenido político.

Desde el comando de la economía, esto representó: 1) ejercer un liderazgo fuerte, con carácter y competencia profesional, y lograr el ascenso de un amplio equipo de trabajadores en el área pública y en las fuerzas populares que estaban en la trinchera política; 2) recuperar los derechos de propiedad del Estado y enfrentarse a los grandes grupos económicos que se beneficiaron de la desapropiación pública; 3) actuar con una política fiscal activa para ejecutar medidas redistributivas; y 4) obtener una clara subordinación de la política monetaria que ejecute el Banco Central.

La nacionalización fue el mecanismo para recuperar el patrimonio público después de la capitalización. El liderazgo de un economista como Luis Arce era importante en este contexto. Recordemos que las empresas capitalizadas fueron liquidadas a un valor inferior a su valor de mercado y se sabía que éste aumentaría; por tanto, recomprarlas al ínfimo valor en que fueron rematadas era un excelente negocio para quienes participaron de éste. Las condiciones políticas le daban al nuevo gobierno la potestad de negociación frente a los intereses extranjeros beneficiados con el espurio negocio de la capitalización. La nacionalización tuvo un efecto positivo en la política fiscal y el involucramiento del ministro de Economía en este proceso fue desde el más importante al menor de los detalles de la recuperación de la propiedad de YPFB, Entel, ENDE y otras compañías públicas.

La ejecución de una política fiscal soberana y de distribución del ingreso a las grandes mayorías que le habían confiado el poder fue permanente. Significó un cambio radical del orden liberal, caracterizado por continuos déficits fiscales y dependiente de la ayuda del FMI para pagar salarios. La política fiscal soberana permitió, entre 2006 y 2019, reducir la pobreza extrema en más de la mitad, de 38,2% de la población en 2005 a 15,2% en 2018; mientras que la pobreza moderada también cayó de 60,6% en 2005 a 34,6% en 2018. Se creó una serie de instrumentos de redistribución como la Renta Dignidad, el Bono Juancito Pinto y el aumento sostenido del salario mínimo, alcanzando una de las tasas de desempleo más bajas de América Latina. Gran parte de estos logros fueron resultado de una alta tasa de crecimiento, con una reactivación económica sustentada en un programa de inversiones. En los siguientes años, el régimen ganaría ampliamente cuatro contiendas electorales que demostraron el claro respaldo ciudadano a sus políticas.

La voz del ministro de Economía retumbaría fuerte y contundente en las reuniones del “grupo macro”. que definía las políticas económicas. Las medidas se orientaron a bolivianizar la economía, con una serie de medidas como tasas impositivas a las transacciones en dólares y el ajuste de las tasas de encaje. Se creó la certidumbre que el gobierno tenía la capacidad de administrar la economía con crecimiento económico. Se debía dar un mensaje fuerte a la comunidad empresarial, que no habría un desborde inflacionario y las realidades de mercado evaluarían sus derechos de propiedad y no operaciones especulativas. La acumulación de reservas internacionales permitiría en 2013 soportar la caída de los términos de intercambio y hacer políticas contracíclicas para no sacrificar los niveles de actividad económica, empleo y salarios.

Queda un largo camino por recorrer en un proyecto político creativo y de múltiples iniciativas, donde la estabilidad de precios seguirá siendo uno de los objetivos no negociables del gobierno popular. Se crearán oportunidades de empleo con una política de sustitución de importaciones, será permanente la tarea de reducir la pobreza y aprovechar las oportunidades que ofrece una nueva inserción internacional en un mundo multipolar.

 Jaime Jordán Costantini es doctor en economía y docente universitario.