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Monday 13 May 2024 | Actualizado a 15:11 PM

Derecho a la Ciudad (I)

La noción jurídica del derecho a la ciudad no solo estará arraigada a un concepto teórico de la carrera de Derecho

C. Melody Jiménez López

/ 20 de diciembre de 2023 / 07:18

A los queridos lectores, las ideas fluyen con un parsimonioso caudal debido al tiempo que debemos sumergirnos en un análisis congruente y es necesario emular a las entregas epistolares para abordar lo que denominamos el Derecho a la Ciudad.

Nos encontramos a dos años de entrar nuevamente en tediosos procesos electorales subnacionales y para nuestras ciudades hacemos énfasis en el costo tortuoso, ya que en estos procesos las urbes se convierten en “basureros urbanos” de propaganda electoral. Es incongruente, porque mientras los candidatos prometen cuidar y trabajar por la ciudad, son los primeros en pintar calles, paredes y pegar afiches.

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Muchas veces creemos que el espacio urbano no es más que tierra, avenidas, concreto, jardín, enjambres de cables o monumentos patrimoniales “grafiteados”, ignorando que existe un derecho a la ciudad visualizado como el derecho colectivo, que, desde el punto de vista jurídico, está constituido por el usufructo de los bienes públicos, el mandato de construcción colectivo y participativo de los asuntos de la ciudad, y el goce efectivo de los derechos humanos en los contextos urbanos.

Bajo esa lógica, el derecho a la ciudad es ejercido por sus titulares que son los ciudadanos y, por otro lado, se encuentra la autoridad pública que, además, ejerce un mandato delegado por los electores que son los ciudadanos y entre ellos deben crear espacios de gobernanza para una ideal convivencia, la planificación, la ejecución de planes y proyectos de desarrollo.

Citando a Borges: “La ciudad nos impone un terrible deber de esperanza, un amor extraño, un amor secreto de porvenir”. O, como diría un paceño enamorado de su Illimani: “Estoy camote de mi La Paz”, y con esperanza sueña con una ciudad que día a día se debería construir con visión sostenible de futuro y desarrollo planificado.

Podemos citar a ONU-Habitat, que ha identificado los elementos del derecho a la ciudad como: “El derecho de todos los habitantes a habitar, utilizar, ocupar, producir, transformar, gobernar y disfrutar ciudades, pueblos y asentamientos urbanos justos, inclusivos, seguros, sostenibles y democráticos definidos como bienes comunes para una vida digna”.

Pero, en realidad la ciudad se entiende como la base física de localización de la ciudadanía, servicios y espacio público, en ese proceso histórico, la ciudad transita por múltiples etapas de cambios positivos y negativos, entre estos últimos tenemos la identificación del desorden territorial, la no planificación de los asentamientos humanos, la falta de prevención de riesgos; el incremento de la contaminación visual y ambiental, la destrucción de patrimonio y otros que pueden conllevar a la muerte de la ciudad o, mejor dicho técnicamente, al “urbicidio”.

Aquí le pregunto al lector: “¿Cree que en nuestra hermosa urbe paceña existe el derecho a la ciudad? ¿Cree que estamos camino al desarrollo económico, humano planificado, en base a una política pública tangible en la actualidad? ¿O solo somos el show efímero de Turboman en Navidad?

¿Estaremos más en el camino al urbicidio? ¿Cuáles son los cambios estructurales en la actualidad que han marcado agenda para la construcción de la ciudad en los últimos 24 meses?

Por último, esta primera parte de la reflexión debe ir enmarcada a si identificamos el derecho a la ciudad y si nos estamos enmarcando a una política pública de desarrollo sostenible, en la cual se resguarden los derechos de la ciudadanía, por lo cual me limito en esta oportunidad a sugerir pararse en el reloj de la Pérez y observar en silencio para hallar las respuestas, no se asuste si identifica un urbicidio, pues a futuro es imperante elegir a una administración municipal eficiente.

Entonces, la noción jurídica del derecho a la ciudad no solo estará arraigada a un concepto teórico de la carrera de Derecho, ya que este derecho debe responder a las necesidades sociales como una herramienta útil que complemente una visión política con elementos de efectividad, como la planificación, la economía, el desarrollo humano, cambios estructurales que estén basados en la ingeniería de la ciudad sostenible y que sirvan para la gestión sociocultural.

Por ello, el derecho a la ciudad implica ampliar el enfoque tradicional orientado a mejorar la calidad de vida de las personas, para trascender a una escala más amplia y dentro de la cual podamos identificar una planificación estratégica que se asocie con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

(*) C. Melody Jiménez López es abogada constitucionalistay experta en gestión de política pública y desarrollo sostenible

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La politización del espíritu de la ciudad

Es fácil y demagógico criticar desde la comodidad de un escritorio, utilizando el nombre de los afectados

C. Melody Jiménez López

/ 1 de marzo de 2024 / 10:39

Dada la coyuntura actual debemos reflexionar sobre las emergencias en el municipio y es por esa línea que partimos, ya que en una línea objetiva este momento nos obliga a ver el contexto de forma íntegra. Si bien en la actualidad hay situaciones que con seguridad pudieron preverse, a futuro se avizoran procesos y procedimientos establecidos en la Ley 1178, sobre posibles responsabilidades en el ejercicio de la función pública y corresponderá en ese ámbito la defensa y el descargo de los involucrados.

Pero estas líneas van dirigidas a recordar que la ciudad sufrió varios golpes por emergencias, sin ir lejos, recordamos la “riada” de 2002, la cual nos enseñó la necesidad de planificar una ciudad que esté preparada para la época de lluvias, que tenga la capacidad de responder a las situaciones hidrogeológicas, desbordes de ríos, riadas; por otro lado, sabemos que la ciudad tiene la necesidad de responder inmediatamente a los movimientos geodinámicos, como los que causaron cicatrices profundas. Recordemos el megadeslizamiento de 2011, por ello tenemos una ley, un mapa de riesgos de la ciudad y protocolos para la atención de las familias afectadas por estos hechos.

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Hoy en día aparentemente hemos olvidado que el paceño es empático, solidario, que tiene la cultura de saber ponerse en los zapatos de los demás, habiendo sido esto el espíritu de la ciudad durante muchos años.

En la actualidad, nos está cegando la politiquería, estamos a diario observando en redes sociales las críticas hechas a nombre de los afectados, quienes están dejando sus hogares, siendo los verdaderamente perjudicados.

Hay que ponerse en los zapatos de los afectados, la impotencia de ver que el trabajo de toda su vida, sus deudas bancarias están expuestas al peligro de un derrumbe, un deslizamiento o incluso un robo.

En ese momento me pregunto: ¿En qué momento la ciudad cambió la solidaridad por la politización? Lastimosamente en la actualidad somos testigos de la promoción de la politiquería, sin principios, valores, ni solidaridad, día a día únicamente vemos la censura de aquello que no se hizo, pero carece de propuesta.

De forma frívola se publican videos de TikTok abrazando a los afectados, criticando las gestiones, prometiendo fiscalización, revocatorios… sin mayor acción, exagerando la necesidad de aprovechar el momento, promoviendo indolentemente acciones políticas que no tienen mayor repercusión que intereses personales, lejanos al interés actual de la ciudad. ¿Será que el cambio de autoridades hará aparecer gaviones y muros de contención en menos de 24 horas? ¿Será una solución real para enfrentar la emergencia de forma inmediata?

Analizando tanta crítica sin propuesta nos preguntamos si esas personas han estado en campo, operativamente atendiendo damnificados, si han presenciado el desborde del Huayñajahuira, si saben qué es tener un handy en la mano; irónicamente, los profesionales que sí lo saben son los que menos han vertido un juicio de valor.

Es fácil y demagógico criticar desde la comodidad de un escritorio, utilizando el nombre de los afectados, pero qué difícil es que salgan de su área de confort para efectivizar la asistencia integral a los damnificados y sus familias.

La frivolidad de la politiquería, la impotencia y la tristeza se reflejan en quienes han perdido esperanza al momento de dejar sus hogares, sin saber si podrán volver algún día o si solamente deben resignarse a perder todo el trabajo de su vida y encima, son utilizados para fines políticos.  Hoy en día, el espíritu de la ciudad está herido, perdido, los valores de empatía se han desplomado, la falta de ética es latente. Al parecer, la politización de la desgracia de la hoyada paceña es presentada como una solución que de la nada haría resilientes a los afectados, dándoles falsas y demagógicas esperanzas para tomar la selfi del momento.

Aquí, señor lector, preguntamos: ¿Hasta cuándo la ciudad va a seguir teniendo mensajes superficiales de alto contenido político y nula empatía, bajo un manual maquiavélico, a nombre de los afectados de la actual emergencia en el municipio?

(*) C. Melody Jiménez López es abogada constitucionalista, experta en gestión de política pública y desarrollo sostenible (una ciudadana que ama a su La Paz y hoy escribe con el corazón)

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