Bolivia y el lado correcto de la historia
La agresividad inhumana y los falsos argumentos ya no son sostenibles para justificar esta masacre
Héctor Arce Zaconeta
El pueblo palestino, a la luz de la razón, la verdad y los hechos, vive una situación humanitaria de proporciones bíblicas y todos los esfuerzos que se han hecho desde las Naciones Unidas han sido insuficientes para otorgarle la paz definitiva y el derecho a la autodeterminación a dicho pueblo, que desde finales del siglo XIX, año tras año, ha sido desplazado de su territorio originario por intereses coloniales.
Bolivia, como Estado pacifista por Constitución, rechaza la pérdida de vidas humanas en cualquier parte del mundo y el sufrimiento de los pueblos sin importar su nacionalidad, en ese entendido para nuestro país las vidas de los palestinos tienen el mismo valor que la vida de todos los ciudadanos del mundo. Esta situación ha sido posesionada desde un inicio por el propio presidente constitucional Luis Arce Catacora, el Ministerio de Relaciones Exteriores, nuestra misión en la Organización de las Naciones Unidas y recientemente ha sido planteada en el seno del Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos.
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En los últimos meses hemos observado el ataque desmedido y el genocidio de civiles palestinos en la Franja de Gaza. De acuerdo con los datos oficiales de Naciones Unidas, a la fecha cerca de 30.000 personas han perdido la vida, más de 70.000 se encuentran heridas y de estas cifras, lamentablemente, la mayoría son mujeres, niñas y niños. Más de 17.000 menores han sido separados de sus padres. Niños y niñas inocentes que no llegan a comprender ni siquiera lo que está pasando, mientras el mundo occidental parece mirar para otro lado.
A más de ello, Israel, como potencia ocupante, ha decidido aplicar un castigo colectivo a los palestinos en Gaza, a quienes no reconoce su existencia, destruye sus viviendas, escuelas, hospitales y los priva de sus derechos más básicos, dejando a la población sin alimentos, sin combustible, sin electricidad, sin tratamientos médicos y lo que es peor, sin agua. Según los últimos datos de Naciones Unidas, el 70% de la infraestructura civil ha sido destruida en Gaza, el 84% de la infraestructura sanitaria, es decir, casi la totalidad de sus hospitales también han sido destruidos.
La agresividad inhumana y los falsos argumentos ya no son sostenibles para justificar esta masacre, no es posible que, aduciendo el derecho a la defensa, se quite la vida de niñas y niños inocentes que no importan ningún peligro para nadie. No es posible ni compatible con la ética, la dignidad y la moral humana que el mundo siga mirando con indiferencia a seres humanos inocentes e indefensos debajo los escombros y arrastrándose entre la devastación, producto de las bombas y las armas genocidas.
Bolivia, respetuosa del Derecho Internacional y los más elementales Derechos Humanos, se ha puesto del lado correcto de la historia. El pueblo y el Gobierno bolivianos han tomado la decisión de romper relaciones diplomáticas con el Estado de Israel el pasado 31 de octubre y adicionalmente, el 17 de noviembre, el país se ha unido a Sudáfrica, Bangladés y otros países para presentar ante el Fiscal de la Corte Penal Internacional una solicitud para indagar la situación de genocidio en el Estado de Palestina. También apoyamos públicamente la demanda de Sudáfrica contra Israel presentada el 29 de diciembre de 2023 ante la Corte Internacional de Justicia, junto con otros países que no quedaron inertes ante lo que está pasando.
La evolución del Derecho Internacional, los Derechos Humanos y la evolución de la propia humanidad en su conjunto no pueden permitir en pleno siglo XXI que esta situación continúe, se necesitan medidas urgentes y efectivas hoy más que nunca en defensa de la vida, la dignidad y la libertad, quizá los tres derechos y valores más importantes que hacen a la condición y la naturaleza humana.
(*) Héctor Arce Zaconeta es embajador de Bolivia ante la OEA