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La IA y sus bemoles

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Jorge Lizárraga

Este artículo nace a raíz de lo que todos los días apreciamos en los medios, la vida real y los comentarios de todo el mundo, y aunque todavía no se ha desarrollado a su máximo potencial, la inteligencia artificial (IA) está cambiando el rumbo de la vida humana, la toma de decisiones e incluso la confianza que debe existir frente a los desafíos que se presentan cotidianamente, y sin darnos cuenta está absorbiendo la mente humana y sus pensamientos, ideas y construcciones mentales, dejándose a un lado al humano y acrecentándose la confianza en robots y no en las personas.

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Sin duda, nadie desconoce los avances en esta área de la informática y la tecnología, y lo que se puede lograr a partir de ello, no obstante, existen respuestas que ni la misma IA puede resolver, como: ¿será niña o niño? ¿cuál es el secreto de la vida eterna? ¿cómo ganar una guerra? ¿cómo se pueden curar enfermedades como el sida, el cáncer o encefalopatías? ¿Dios existe?… para responder ello es necesario explorar, investigar, leer y reconocer que unos pueden estar en lo cierto y otros, ni cerca de resolver acertijos. Sin embargo, frente a las decisiones y los debates que surgen, los mismos poco a poco no son resueltos por los humanos, a pesar de ser problemas sensibles de la vida humana, por lo que ¿un robot podrá algún día reemplazarnos a ese nivel?

Debemos destacar que no es lo mismo una búsqueda en internet sobre información que uno requiere versus preguntar a la IA cómo resolver un problema sobre la base de información con la que uno no cuenta, y lamentablemente mucha gente se deja llevar por lo que la IA dice, pero no valora el esfuerzo humano aun con sus deficiencias, y juzga más acertado inclinarse por la respuesta remota.

Sin duda, muchos aspectos serán resueltos por la IA y la tomaremos como última determinación sin dudar de su criterio, empero, cuando queramos aplicar su determinación es probable que nos surjan otras dudas e inquietudes para su aplicación, y ahí el nudo gordiano: ¿nosotros o la máquina?

Sabemos que existen muchas ventajas a partir del uso de la IA, como en materia agraria, médica, control aduanero, ciencia y tecnología, innovaciones de todo tipo (militar, seguridad nacional), elimina el error humano y reduce el riesgo, y otras muy ventajosas para el Estado, empresarios y cualquier persona (para lo bueno y lo malo); sin embargo, cuando aplicamos esta IA para tratar trabajos requeridos e inmediatos donde se exige iniciativa, creatividad, conocimiento del área a explorar o explotar, tesis planteadas o investigaciones de cualquier índole, creo que debemos tener mucho cuidado porque ello no solo obligará a los jóvenes e incluso profesionales a no pensar, sino buscar la vía fácil para aprobar o responder a una inquietud, incluso plagiando trabajos; no obstante, quizá el resultado o la calificación sea de aprobación, pero el aprendizaje real y el nivel de creatividad ninguno, y éticamente reprobados.

Si bien nadie duda de las bondades de la IA, los bemoles frente a las iniciativas humanas demostrarán, tarde o temprano, que unos están hechos para ser parte de la vida humana en un futuro no muy lejano y los otros deberán acostumbrarse a vivir con el primero y tratar de no someterse al mismo, por lo que es necesario decir que “Dios y la humanidad iluminen a los iluminados”.

(*) Jorge Lizárraga es abogado