La Declaración del G77 y la emergencia del sur
El reto es que la agenda del sur no sea solo una agenda de desarrollo, sino también que dé un salto que apunte a resolver la desigualdad interna, a superar la sobreexplotación de recursos naturales, la industrialización con contaminación, entre otros.
A mediados de junio se desarrolló en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) una cumbre del G77+China convocada por el presidente Evo Morales en ejercicio de la presidencia del grupo, celebrando los 50 años de vida del mismo. El extenso y complejo documento aprobado en la cumbre fue titulado “Declaración de Santa Cruz”.
Las Agendas Post 2015. Dos agendas están en debate y han sido sin duda parte de la construcción de la Declaración de Santa Cruz:
1. Agenda de las Metas del Milenio y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La primera terminando ya su plazo de vigencia (2015) y expresándonos que aún queda pendiente la erradicación de la pobreza y el hambre, que tan duramente golpeó por la crisis financiera. La segunda aún se escribe en papel en el marco de Naciones Unidas y espera contribuciones de los países en desarrollo y en particular del G77+China.
2. La Agenda de Cambios Estructurales, vamos a llamarla así, que va más allá de un horizonte temporal de 2030 (fijado para los ODS), y es parte de una agenda política con la que nace el G77+China, apuntando a una serie de objetivos, entre los que podemos destacar: la construcción de una nueva arquitectura financiera internacional, que incluye entre otros la regulación (la Declaración de Santa Cruz propone crear un organismo de la ONU para este fin) y la transformación de la gobernanza del sistema financiero; el respeto a la soberanía de los Estados en la definición de sus propios modelos y visiones de desarrollo y en la implementación de los mismos, así como en el control de los recursos naturales; la consolidación de un sistema de comercio justo, la eliminación de barreras comerciales y los subsidios de los países desarrollados a su agricultura, la construcción de un sistema de regulación de precios de alimentos; el desarrollo y transferencia de tecnología, entre otros.
TIERRA. La Madre Tierra y el Vivir Bien en el debate del G77+China. La Declaración pone también en evidencia la apertura de una reflexión sobre armonía con la naturaleza, Madre Tierra y Vivir Bien, que está pasando a ser parte del debate en el grupo, difícilmente sin duda, por el carácter político de la agenda del G77+China, marcada más bien por temas vinculados al derecho al desarrollo.
Fue el G77+China que logró introducir varios párrafos relativos al desarrollo holístico, integral en armonía con la naturaleza, en la declaración de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible de 2012 (Río+20) llamada “El Futuro que Queremos”, así como el mandato de que el desarrollo debe darse en el marco de la restauración y regeneración de los ecosistemas.
El reto es que la agenda del sur no sea solamente una agenda de desarrollo, tecnología, industrialización, crecimiento y erradicación de la pobreza por ingreso, sino también que dé un salto notable, incluyendo desafíos a ser implementados al interior de los países en desarrollo, que apunten a resolver la desigualdad interna, a superar los modelos de sobreexplotación de recursos naturales, de industrialización con contaminación, y a seguir la senda de la construcción de economías bajas en carbono y de procesos productivos que fortalezcan los ecosistemas en lugar de destruirlos.
Es notable que el concepto de regeneración de los ecosistemas aparezca en el documento varias veces y, en particular, estableciendo que un límite en la definición de visiones y modelos de desarrollo diversos es la conservación, la regeneración, el restablecimiento y la resiliencia de los ecosistemas en el marco de su gestión sostenible.
COOPERACIÓN. Desarrollo de tecnología en el marco de la cooperación sur-sur. Por otro lado, es resaltable que se establezca como una prioridad la construcción de mecanismos de desarrollo e innovación tecnológica, en el marco del diálogo de saberes y que éste sea intercientífico, recuperando y fortaleciendo los saberes indígenas y ancestrales.
La propuesta del presidente Evo Morales de constituir un Instituto de Descolonización y de Cooperación Sur-Sur contribuye sin duda a pensar en instrumentos operativos que impulsen la implementación de una estrategia en este sentido.
Descolonización y soberanía de los pueblos y Estados. El tono de preocupación que se evidencia en la Declaración de Santa Cruz sobre el intervencionismo y las agresiones a la soberanía de los pueblos y los Estados de los países en desarrollo por parte de potencias internacionales, nos dice que el colonialismo y sus nuevas expresiones modernas siguen siendo factores centrales en el escenario político.
El colonialismo remozado de estos tiempos se viste de acuerdos de libre comercio que favorecen a países desarrollados, de subordinación a sistemas financieros orientados al lucro y a la exacción (una de sus expresiones son los “fondos buitre” denunciados por la Presidenta de Argentina), a la constitución de marcos institucionales y normativos favorables al control de empresas transnacionales sobre nuestros recursos naturales, energéticos y riquezas en general. Así como en los años 60 y 70, hoy cobra vigencia la denuncia que se hace del intervencionismo militar y el espionaje de parte de potencias del norte. Estos métodos violentos siguen siendo parte de las relaciones de dominación que hacen hoy a prácticas neocoloniales.
DESIGUALDADES. Superar las desigualdades internas y los modelos de desarrollo. La Declaración de Santa Cruz construye una agenda que ciertamente recupera las bases fundacionales del G77+China de los años 60 y 70, y las proyecta expresando la voluntad de soberanía y liberación de los pueblos y la eliminación de formas y modelos coloniales; pero a la vez, la Declaración contribuye a interpelar las estructuras políticas económicas y sociales, así como los modelos de desarrollo de los propios países en vías de desarrollo y les demanda superar las desigualdades e injusticias internas y los modelos de producción destructores de la Madre Tierra.
La Declaración de Santa Cruz constituye un instrumento de reflexión y debate, pero también una fuente valiosa para la construcción de propuestas específicas del G77+China en los distintos ámbitos de influencia y de negociación formal en los que participa este grupo.