Los mínimos del proceso de cambio
Después de 10 años del proceso de cambio, el debate político-ideológico en lugar de ser rico e imaginativo es un páramo y es señal inequívoca de una sociedad despolitizada.
Estar a la altura del proceso de cambio implica asumir errores, realizar una autocrítica y, sobre todo, proponer formas de seguir adelante de manera coherente para profundizar el cambio; y cuando hablamos de los mínimos nos referimos a las bases de un proyecto político que el pueblo estará dispuesto a luchar y a defender, porque es suyo y se concreta en aspectos que le ayuden a la búsqueda de su felicidad y la construcción de su identidad.
UNO. Institucionalidad con identidad. La democracia intercultural como forma de gobierno plantea la necesidad de fortalecer instituciones con identidad que sean coherentes con las políticas del proceso de cambio, en este caso ¿la visión tecnocrática es suficiente? Un Estado no falla solo por un problema técnico de construcción o carencia de capacidades burocráticas, un factor fundamental es el poder y su distribución, e incorporar en sus decisiones y en sus acciones las dinámicas de conflicto social.
En relación al poder y su distribución en las instituciones, hasta qué punto la identidad de las instituciones es producto de la descentralización desde abajo que facilite a los actores locales, en este caso indígenas, la participación en el diseño de sus propias instituciones (justicia, economías productivas, educación, etc.), para crear una pluralidad de espacios políticos y la pluralidad de sus conflictos sociales que son medios para transformar a la burocracia y al país.
La construcción de instituciones con identidad, también implica unas Fuerzas Armadas sin discriminaciones, una Policía y una Justicia Ordinaria incorruptibles, unos ministerios con participación de la población en el diseño de proyectos.
También hay que fortalecer las instituciones con una gestión eficaz y transparente que rinda cuentas, donde se limite los mandatos mediante la rotación de cargo, solo así dejamos sentadas las bases de un proyecto social, político, cultural, económico, que se mantenga en el tiempo porque funciona y posibilita que las futuras generaciones estén más cerca de poder Vivir Bien.
DOS. Autonomías indígenas trabajadas de manera: territorial, política, económica e ideológica. Los movimientos indígenas son el sostén político y estratégico del proceso de cambio, por tanto las autonomías indígenas son la base de la construcción del Estado Plurinacional en el marco de la democracia intercultural entendida como forma de gobierno, y, por otro lado, las autonomías indígenas también son la base de la construcción de identidades plurinacionales planteando la democracia intercultural como una forma de vida comunitaria cuyo ethos es el Vivir Bien.
Si el área económica del Gobierno asume que los bonos, a la larga, no son sostenibles, y que el mejor medio para reducir estructuralmente la pobreza en el área rural es asumir la tarea en cuatro niveles:
En lo territorial: El territorio es construido por nuestra forma de “habitar” que se configura mediante la cultura y la identidad, una identidad reflexiva y política.
En lo político: Articular varias formas de autogobierno en condiciones de igualdad (autonomías en lo político)
En lo económico: Impulsar formas productivas comunitarias, orientadas a la soberanía alimentaria y a la generación de nuevas prácticas culturales basadas en el apoyo mutuo, la cooperación, bases para construir un proyecto de convivencia poscapitalista porque estamos cambiando las relaciones sociales.
En lo ideológico: Recuperar las visiones, imágenes del mundo indígena que alimenten la democracia intercultural, además de construir un diálogo como iguales reconociendo la singularidad de las 36 nacionalidades.
TRES. Acciones de reconocimiento político y cultural y de redistribución económica para las mujeres. La sociedad boliviana no está preparada para “recibir” a una mujer que quiere cambiar de modo de vida rompiendo con las prácticas patriarcales. Por ello la democracia como “estilo de vida” conlleva tener un papel activo en la lucha por el reconocimiento, siendo necesarias acciones que fortalezcan la democracia desde la experiencia de las mujeres. Pero también es importante la mediación del Estado que reconozca y atienda las reivindicaciones llevadas a cabo por las colectividades de las mujeres.
Así entendemos el camino hacia el logro de la estima social, es decir, cuando la sociedad devuelve a las mujeres una imagen de reconocimiento. Que las mujeres, a partir de su lucha, tengan una capacidad real de vivir la vida que ellas escojan (educación, derechos reproductivos, política de oportunidades, cero tolerancia al machismo, etc.), que tengan su lugar en la sociedad boliviana no como colectivo problema, sino ejerciendo sus derechos en pie de igualdad tanto en lo político como en lo cultural o lo económico.
Las normas existentes en relación a los derechos de las mujeres son condición necesaria pero no suficiente para un adecuado funcionamiento de un mecanismo institucional que favorezca procesos democráticos. Por tanto, hay que pasar del terreno normativo al terreno creativo y propositivo. Por ello las políticas públicas deben pasar de un enfoque más técnico a otro que combine política y cultura.
CUATRO. Salud y educación de calidad. Una diferencia económica acaba con la convivencia social porque determina la desigualdad material creando una distancia entre el “sentimiento” de las desigualdades de la gente de a pie y la “razón” de las desigualdades que perciben las autoridades. El proceso de cambio no puede seguir tolerando que la educación y la salud de calidad sigan siendo un privilegio para personas con recursos económicos.
Las madres sin recursos saben que sus hijos no van a tener las mismas oportunidades al no poder acceder a una educación de calidad y esta situación provoca el sufrimiento de no poder dar a sus hijos la oportunidad de un futuro mejor que el que ellas tuvieron. En la problemática de la salud, las personas más pobres apenas utilizan los servicios de salud privados, porque los servicios privados benefician a familias con mayores recursos económicos y no a quienes más los necesitan, incrementando así la desigualdad económica. Con cada nuevo problema de salud que surge, las familias con menos recursos cada vez se hunden más en el endeudamiento y la pobreza.
Para evitar estas desigualdades es importante impulsar políticas que fomenten la igualdad de oportunidades desde el Estado Plurinacional en los temas de educación y salud de calidad.
CINCO. Formar la primera generación de hombres y mujeres politizados y con principios, con moral. Después de 10 años del proceso de cambio el debate político-ideológico en lugar de ser rico e imaginativo es un páramo y es señal inequívoca de una sociedad despolitizada.
Formar la primera generación de hombres y mujeres politizados y con principios, con moral se consigue una formación política y cultural, con la apertura de espacios de debate en todo espacio, editando publicaciones con una alta dosis de debate político… porque si no lo hacemos no habrá fuerzas humanas que defiendan el proceso de cambio en 2019 en las urnas y en las calles, no tendremos nuevas creencias que se vinculen con nuevas prácticas sociales poscapitalistas, no avanzaremos en un nuevo horizonte civilizatorio…en fin, habremos perdido una oportunidad histórica que no la tendremos en mucho tiempo porque el imperialismo habrá vencido sin ninguna oposición digna y revolucionaria.