El ‘cambio de época’, hilo conductor
Los 14 informes-discurso de los 22 de enero tienen el sustrato común de distanciarse del pasado.
Claro que no es nuevo, pero si hay algo que es transversal a los discursos-informe del presidente Evo Morales cada 22 de enero, aniversario de su primera posesión en 2006, es su sistemática insistencia, bajo diferentes formas, del cambio de época con relación al pasado.
Así, con la enorme legitimidad que le dio el haber ganado la elección de diciembre de 2005 con el 54%, en el discurso del 22 de enero de 2006 apunta hacia reformas de fondo: la Asamblea Constituyente que se perfilaba debía ser “fundacional”, no una simple reforma constitucional, “alfabetización total”, el mismo anuncio de que se rebajaría el sueldo; en ese mismo discurso ya había dicho que se buscará implementar un “seguro universal de salud…”.
El 22 de enero de 2007, aparte de recordar que su gobierno iba a su consolidación (“nos daban 4 o 5 meses, ahora están diciendo que no está fácil que el indiecito se vaya”), y tras lo que se llamó la “nacionalización contemporánea” de los hidrocarburos, deja entrever más medidas radicales: 50% más 1 de las acciones de las capitalizadas, apuntar a la Organización Mundial de la Salud (OMS) para una campaña de despenalización internacional de la hoja de coca; queja de que la burocracia no deja avanzar; y empiezan las primeras comparaciones: en un año se saneó 3 millones de hectáreas de tierra, cuando en los 10 años anteriores se llegó a 9 millones de hectáreas.
Como parte del cambio de época, en 2008 hizo un anuncio sindical radical: se creaba la Coordinadora Nacional para el Cambio (Conalcam), organismo de mando político nacional: “Quisiera que sea la máxima instancia de decisiones políticas, que esté por encima del gabinete, para profundizar el cambio”.
Es en este informe que anunció la creación de las primeras empresas estatales: procesadoras de leche, quinua y naranja; una fábrica de papel y otra de cartón, una nueva empresa aérea.
Tras la confrontación con la media luna en 2008, el discurso del 22 de enero de 2009 lo que más destacó fue su abierto enfrentamiento con las embajadas de la Unión Europea y de Estados Unidos: acusando a la primera de tratar de dividir a la Comunidad Andina por tratados comerciales bilaterales con Perú y Colombia; y a la segunda de conspirar, de, entre otras cosas, estar tras la expulsión del Congreso del diputado Evo Morales en 2002.
Pero si hubo un momento del saldar cuentas con el pasado, al menos en el plano discursivo, fue el 22 de enero de 2010. Tras haber ganado la elección de diciembre de 2009 nada menos que con el 62% de los votos, ahora sí se anunciaba que el país avanzaba hacia el socialismo comunitario; el paso, en concepción del vicepresidente Álvaro García, del “Estado aparente” al “Estado integral”; y, algo central: se lograba la hegemonía por parte del MAS, que no es la “dominación”, aclaraba García, sino el “liderazgo”. Fue aquí cuando el Presidente criticó que en algunos institutos militares se tuviera como enemigo al socialismo, “hay que cambiar eso, el enemigo es el capitalismo”.
Enero de 2011, en cambio, fue el discurso del anuncio de las megaobras en hidrocarburos, electricidad, aeropuertos, mecanización del agro y carreteras. Entre otras, se adelantó el camino Rurrenabaque-El Choro, la polémica carretera por el TIPNIS, entre Villa Tunari y San Ignacio de Moxos; gestiones con China para el tren bioceánico; la licitación del diseño final de los trenes urbanos de Cochabamba y Santa Cruz.
Lo peculiar del discurso del 22 de 2012 es que ahora sí hay una sistemática comparación entre el “pasado neoliberal” inmediato y el nuevo tiempo del Estado Plurinacional. Se comparan los periodos 2000-2005 y 2006-2011, tanto por años como en sus promedios: es cuando se señala, por ejemplo, que si en el periodo 2000-2005 se tuvo una recaudación por la venta de hidrocarburos de $us 526 millones, en 2006-2011 subió a $us 2.286 millones.
El 22 de enero de 2013, el Presidente retoma la iniciativa y aparte de la tradicional comparación con el pasado inmediato, lanza la denominada Agenda Patriótica 2025, los 13 pilares-objetivo que debería alcanzarse en el año del bicentenario de la república: erradicación de la extrema pobreza, universalización de los servicios básicos, diversidad de soberanías, alimentaria, científica, financiera, productiva, en gestión pública, entre otras. En el informe de 2014 se perfecciona el método de comparación: ahora las cifras se las ordena bajo tres parámetros: la “Bolivia que nos dejaron (2005); la que tenemos (2013), y la que queremos (2025)”.
Año electoral (nueve meses después del informe iban a realizarse las elecciones presidenciales), empieza a tomar vuelo la comparación de las reservas internacionales, que de $us 1.714 millones en 2005, subieron a $us 14.430 millones en 2013, el 19 y 51% del Producto Interno Bruto (PIB), respectivamente.
El informe del 22 de 2015, que también fue el discurso del tercer inicio de mandato, apuntó a la reforma judicial. El Mandatario habló de una imperiosa “revolución de la justicia”, con un reconocimiento clave de que la elección ciudadana de los más altos jueces no era lo adecuado: “Fue uno de los errores de la Asamblea y del partido (MAS), la exagerada democracia nos limita, nos perjudica, para llegar a resultados y metas”, afirmó en entrevista con La Razón.
El mensaje de 2016, aparte de ser el informe de los 10 años y de destacar los logros de la década, tuvo la particularidad de ser apenas un mes antes del referéndum parteaguas del 21 de febrero, cuando la opción por el No a la repostulación ganó por 51 a 49. En 2017, en los 11 años del proceso, una de las ideas fuerza del discurso presidencial fue que los “11 años del MAS superan los 180 años de la República”. 2018 se volvió sobre los “cinco grandes desafíos: convertirnos en un país industrial, garantizar salud gratuita, elevar la calidad y tecnificación de la educación, mejorar el empleo para los jóvenes; una justicia ágil”. Para finalmente recalar en el 22 de enero de 2019, cuando lo central del mensaje fueron los 21 logros: 7 de cada 10 ya tienen “ingresos medios”, de 2005 a 2018 el salario mínimo se quintuplicó, baja de la tasa de desempleo, entre otros.